Chapter 5

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Dando vueltas por el largo de su recibidor, con el teléfono en mano y con un enojo bastante notable, así estaba YoonHa. Jisung solo podía alzar su vista cada cinco minutos, comprobando si acaso la chica no había perdido el control.

Su novio no le había contestado ningún mensaje y tampoco había llamado para dar señales de vida, la noche anterior no se presentó en su casa, por lo que le contó su demonio. Jisung fue quien permaneció despierto, debido a que él no dormía, y afirma no haber recibido visitas durante la calmada noche.

Harta de estar esperando alguna noticia de ese idiota, lanzó el teléfono a un sofá, obvio este rebotó cayendo en el piso, más bien en la cabeza del chico.

–¡Hey! –dejó sus lápices de lado para tomar el teléfono y, con cuidado, dejarlo sobre la mesa frente al gran sofá.

–¡Cállate! –le gritó para desordenar sus cabellos ¿Cómo era tan desgraciado de no contestar sus llamadas? Solo una llamada, ¡Con una se conformaba!

–Vale, no me mates tampoco –hizo un ademán con su mano para volver a acostarse sobre la suave alfombra y volver a dibujar en la hoja.

–No estás vivo –recalcó, rodando sus ojos y bufando.

–Era un decir, tonta –rodó los ojos y continuó con su dibujo.

–Cállate, anormal –tomó la caja de cigarros que estaba sobre el mueble y encendió uno, tomó todo el humo haciendo que sus pulmones vuelvan a lastimarse. Jisung sonrió por aquello.

El tono de llamada del teléfono de la chica sonó, la mano de Jisung fue más rápida y tomó el aparato. Los ojos de la muchacha se abrieron en clara molestia por ello.

–Dice mi amor –apunto la pantalla– ¿Contesto? –sonrió acercando el dedo a la pantalla– ¿O le corto? –la chica dejó el cigarro en el cenicero y se abalanzó a el chico.

Hubo una pequeña guerrilla para tomar el teléfono, finalmente una patada en la entrepierna del chico bastó para volver a tener el teléfono en sus manos. Este cayó de inmediato al suelo para ahogar un grito.

–¿Hola? –trató de sonar calmada– Sí, ¿Por? –su ceño fue frunciéndose por cada palabra de parte del chico– Ajá –se apoyó en la pared con sus brazos cruzados– ¿Tanto te costaba tomar el puto teléfono y decirme?! –le gritó– ¡No me vengas con mierdas baratas James, sabes bien que debes hacer! –esto estaba tomando un rumbo bastante bueno, y eso Jisung lo tenía claro. Se recarga en la pared de la cocina, cerca de donde ella y él discutían por teléfono, solo para tener el problema para sus oídos– ¡¿Como que no tenías pila? ¡Ayer te conectaste minutos después de que te llamara! –la voz del otro lado contestó– ¡No soy psicópata! ¡No me digas así! –Jisung sonreía cada vez más amplio por cada cosa que salía de los labios del chico– ¡Cállate! ¡No me busques! –con eso dicho, cortó la llamada.

Lanzó el teléfono a la frente del chico haciendo que este cayera de bruces al piso, fue mala idea estar en su forma humana.

La chica se fue desvaneciendo de a poco por la pared, terminando sentada en el borde con su cara entre sus rodillas. Pronto se vio abrazada a estas, con sus mejillas abultándose debido a que había metido su barbilla entre sus rodillas, y viendo un punto fijo.

No lloraba, obvio que no, era algo que odiaba hacer. Ella solo trataba de controlar sus ganas de ir donde su novio y matarlo.

–Tranquila, es solo un idiota más –la mano de Jisung acaricio lentamente el hombro de la menor.

–Sí, como tú –su cabeza seguía baja.

–Encima que te doy apoyo –bufó volviendo a ponerse de pie. La chica mordió su labio, viéndole irse. Negó, estirando su mano y tomándole de la muñeca.

–No. Ven –le detuvo e hizo que el chico se sentara en el suelo, frente a ella.

–Esto es... Raro –confesó, cuando escucho el suspiró quebrado de la chica supo que ella no estaba bien– Oh, pequeña –¿Desde cuándo le decía así? – Ven –le tomó de los hombros haciendo que cayera en sus piernas, con su cabeza en sus muslos y sus manos en sus piernas, cubriendo sus ojos, él acarició los cabellos de la menor para tratar de que se calmara, había comenzado a llorar.

–Es un idiota –soltó

–Pero ese idiota tiene tu corazón –explicó, tratando de ser suave.

–¿Puedo matarlo? –preguntó mirándole a la cara.

–Wow –hizo un movimiento de calma con su mano– Solo es momentáneo ese deseo, cálmate –pidió– Mira que después no lo podrás revivir.

–Lo sé... –suspiró– ¿Quieres comer helado? –preguntó tan repentinamente que hasta Jisung se sorprendió.

–¿En pleno invierno? –alzó una ceja.

–Sí, ¿Que tiene?

–Tiene que no quiero volver a morir de hipotermia –el tono que usó fue como si dijera lo más obvio.

–Te lo pierdes –bufó para ponerse de pie, sacar el helado y ponerse a comer helado sentada en la barra de la cocina, en mini shorts y con una camiseta a tirantes negra, en pleno invierno.

Si bien ella tenía claro todo lo que pasó hace tan sólo unas horas, aún no podía explicar cómo no sentía ningún dolor después de que todos sus huesos se rompieran.

Cuando despertó de su desmayo, luego de la iniciación que había hecho con Jisung, no dudó en ir al espejo de su habitación y ver si todo había quedado con marcas.

Increíblemente, nada dolía. Solo que en su clavícula había quedado una cicatriz, una que parecía vieja pero que era nueva. Esta formaba una línea sobre sus huesos. En sus brazos también se podían ver pequeñas y cicatrizadas líneas, con algunos moretones donde recuerda haber visto la mano de Jisung.

Y en su espalda, como si fuera un tatuaje, estaba escrito en la zona derecha baja de su cintura el nombre de su nuevo dueño. Con claras letras oscurecidas, cursivas y con ese toque antiguo. Una perfecta caligrafía y un pulso perfecto. Se leía a la perfección el nombre de; 

Jisung

Su piel se eriza, y no puede evitar sentir protección inmediata cuando lo ve sentado en el suelo, tan serio y masculino. Algo se remueve dentro de ella, y solo quiere pensar que es parte del proceso.

A dos cartas |Park JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora