Chapter 18

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–Al mes siguiente, pude ir a ver cómo iban las cosas ahí –suspiró– Lo único que vi fue a mi amada HoMin cortando sus hermosas piernas y su vientre con una navaja, la sangre salía a mares de ahí –mordió su labio, guardó silencio por un momento, ella esperó por él– Me sentí... Tan impotente...

–Me imagino... –contestó YoonHa, con su mirada en su amigo. Sus piernas contra su pecho y su cara apoyada en sus rodillas.

–Y cuando ella dejó ese mudo, se fue al otro lado. Satán me dejó verla una vez más, pero ella no me reconoció... Dijo que no me conocía... –suspiró.

–¿Cambiaste? –preguntó, bebiendo un poco más de su café.

–No. Pero él me dijo que la gente que sufrió en vida, olvida la razón de su dolor más profundo... –secó la lagrima que venía por su mejilla.

–Lo siento. –fue lo único que dijo. No podía comprender el dolor de lo que Jisung vivió, pero quería hacerle saber que ella lo estaba apoyando.

Jisung hizo una línea con sus labios, asintiendo en silencio. YoonHa no supo cómo, ni la razón, pero Jisung, aun estando en su forma fantasma, pudo recibir su abrazo.

Agradeció en silencio la acción, necesitaba un abrazo. Le destrozaba en el alma todo lo que pasó con ella, le prometió verle seguido y no pudo hacerlo. Las cosas no funcionaron como él pensaba. Por la única persona por la que veló día y noche se había quitado la vida con solo un mes de su ida.

No pudo verla como él deseaba, no pudo pues sus "poderes" no iban así, debía tener al menos dos meses ahí para que funcionara eso. Pero ella no aguantó la pena en su corazón y acabó con la vida de dos personas.

Ella estaba esperando un hermoso bebé, y se mató junto a él.

Se aferró más a los brazos de su amiga, llorando con amargura en su pecho, sintiendo el leve subir y bajar de este. Ella se dejó caer lentamente en el sofá, quedando con Jisung aún en su pecho, llorando con amargura y ella dispuesta a consolarlo.

–Ya... –susurró, acarició los cabellos ajenos, besando de vez en cuando la cabeza.

–La amaba, ella lo sabía... –murmuró.

–Nadie piensa con claridad las cosas con la mente en azul... –comentó. Un silencio se hizo presente.

Jisung abrió sus ojos lentamente, mirando detenidamente a la chica. Finalmente habló.

–Me lamento aún por todo... –suspiró.

YoonHa mantuvo silencio, no entendió aquello al primer momento, debió pensarlo dos veces para comprender. Entonces suspiró, creía que debía decir algo como consejo, y solo pudo pensar en lo que su amigo le dijo hace unos cuantos días.

–¿Sabes? Hay alguien que me dijo que había que dejar las penas en el pasado y seguir adelante aun sin quien tú crees vital... –dijo, recordando la noche en que peleó con su novio. Hace unas semanas.

–Ha de ser alguien muy fuerte...

–Lo es, es una persona genial –sonrió– Me anima cuando nadie lo hace, me da el amor que necesito y me alegra todos mis días... Aunque a veces él dude lo que estoy diciendo –rió. Las mejillas de Jisung se tiñeron de color rosado.

–¿Enserio?

–Jamás lo dudes –sonrió.

–Tú causas lo mismo en mi... –y con eso, ambos quedaron en silencio.

Aquella noche pasó en silencio, caricias suaves de su amiga sobre su cabeza, besos tratando de apaciguar las lágrimas. Jisung buscaba la manera de olvidar tan amargos recuerdos de su mente, no soportaba tener en su mente y corazón el peso de lo que pudo haber sido otro final.

Pero si había algo que lo atormentara era...

–Te pareces a ella. –soltó de repente. La chica le miró unos segundos.

–Con la diferencia que yo sé lo que pasó realmente y... Que si tú me hubieras pedido esperar... –cayó un momento, pensando en su siguiente acción– Yo hubiera esperado por ti el tiempo que fuera necesario.

El silencio en el espacio se hizo eterno, solo sus miradas tan intensas que nadie podría separarlas. Jisung cambió de pose, esta vez quedando él bajo la chica y ella sobre él.

Y pasó. Ninguno lo esperó, pero ambos lo disfrutaron, sintiendo lo que no habían sentido hace mucho.

Las manos de Jisung acunaron las mejillas de ella en sus manos, besando tiernamente las mejillas de la chica que estaba sentada en su regazo.

Ella puso sus manos en los hombros de Jisung, moviendo lentamente sus labios sobre los ajenos, correspondiendo el beso. Poco a poco Jisung se sintió diferente, un calor que se apoderaba de su cuerpo y le hacía sentir muy bien.

Tomó la confianza suficiente para posar sus manos tímidamente en la cintura contraria y continuar el beso, ella posó sus brazos por el cuello.

Esa noche fue especial para ambos, compartiendo un tierno momento que se quedará en el corazón de ambos, bajo una sonrisa y protegido con mil muros.

Esa noche durmieron juntos, compartiendo más recuerdos y haciéndose más unidos. Jamás pensó que detrás de ese idiota amante de molestarla, hubiera una historia tan bella y, al mismo tiempo, tan triste.

Hablaron hasta que los ojos de la chica se cerraron, él la vio dormir mientras acariciaba su cara con delicadeza. Besó la mejilla antes de desaparecer.

(...)

El calor abrumador del infierno le recibió, caminó por el lugar hasta dar con la base del mal, quedando cara a cara a la puerta. Entró con sus manos en los bolsillos, tarareando la nueva canción de Tharey en un silbido.

SaeHun le recibió, entregando un caballo bayo, con una montura de cuerina malgastada y una espada en su costado, como si estuviera listo para pelear. Recibió con una sonrisa a su animal. Suyo.

–El momento está cerca, Jisung –habló ella.

–Correcto ¿Cuánto nos queda? –preguntó.

–No mucho, tenemos que prepararnos, la traición no era tan pequeña como lo imaginamos –comentó, llevando a su caballo propio al pequeño lugar donde vivían los caballos.

–¿Hambruna dónde está? –preguntó al no ver al caballo negro, tan negro como el manto de la noche más oscura.

–Salió con HanBaek –respondió– Ya sabes cómo son esos dos. –Jisung solo asiente.

–¿Te parece salir con Guerra? –preguntó él.

–Me parece, deja lo ensillo y salgo –comentó la chica, llevando a su caballo rojo, color sangre, al fondo del establo.

Jisung miró a los ojos a aquel bello animal que tenía frente a él, este cerró los suyos y bajó la cabeza. Jisung acarició a su corcel y sonrió. El fuego del infierno apareció en sus ojos.

Ansiaba tanto el encu

A dos cartas |Park JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora