Con paso firme se encaminó a la gran sala a la que la habían citado, su mejor amigo y amante al mismo tiempo iba a su lado. Su mano enlazada le daba ese calor que jamás esperó encontrar en alguien muerto.
Después de duras semanas trabajando en una manera de que tuviera un cuerpo físico, lo consiguieron. A su parecer, era similar al que usaba cuando estaba en forma espectro.
Debía admitir que amaba que su mayor hiciera pucheros, sinceramente parecía un pollito.
–¿Falta mucho? –preguntó a sus espaldas Jisung, quién se había mantenido en silencio gran parte del camino.
–No del todo, un piso más y llegamos –afirmó, sólo recibió un sonido afirmativo de parte de su amigo.
En el ascensor iban en silencio, Jisung tratando de reflejarse en el espejo y su amiga viendo sus redes sociales a la par que veía a su amigo, se le hacía gracioso ver en el espejo un completo conjunto volando.
Las puertas se abrieron.
–Es aquí.
Los dos salieron del ascensor y caminaron en silencio por el largo pasillo del quinto piso. Los cuadros tenían los ojos de Jisung embobados, arte contemporánea, la favorita de Jisung a lo largo de los años.
–¿Ya vienes? –preguntó su amiga bastante más adelante, frente a una puerta de madera oscura barnizada.
–Sí, voy –caminó a paso rápido hasta dar con su amiga, tomando su mano cuando ésta la estiró a su lado.
Tocó la puerta y un "Adelante" les hizo entrar, haciendo a Jisung maravillarse una vez más. Las paredes color beige, las cortinas que llegaban hasta el piso color gris y diversas plantas de grandes hojas, y en mitad de todo, un escritorio con quién supuso era el CEO del lugar.
–Buenos días, señor Son –sonrió su amiga, quién se había soltado de su mano para abrazar al nombrado.
–YoonHa, que gusto verte –correspondió el abrazo con gran afecto, ver a una de tus mayores potencias en la mañana en tu oficina no era frecuente.
–Igualmente, señor Son.
–Deja las formalidades, niña –rió y tomó asiento en su silla giratoria color negro– Siéntense, no sean tímidos.
Ambos hicieron caso, el señor Son miró con una sonrisa a Jisung, estirando su mano siendo estrechada gratamente. El muchacho estaba encantado con lo amable y pura que era la mente del hombre frente a él.
–Soy Han Lee Son, un gusto –sonrió, extrañado por el frío en la mano contraria.
–Jisung –devolviendo el gesto, apartó su mano.
Han puso la calefacción. Preocupado por su invitado.
–Y cuéntame, YoonHa ¿Qué te trae por estos lares a tan temprana hora? –preguntó mientras acomodaba algunos papeles y cerraba su laptop.
–Verá, Son-nim –aclaró su garganta– Mi amigo acá –señaló a Jisung, quién trató de no reír por ver a su amiga tan formal– Viene a ver el puesto de trabajo de coreógrafo.
–¿Así...? –miró a Jisung, quién asintió algo tímido– ¿Podríamos ver tu talento?
Jisung asintió, se puso de pie y recitó dos palabras antes de que algo de música sonara. Una de las tantas canciones de Tharey sonó por los parlantes del escritorio, donde estaban su amiga y el jefe.
Jisung bailó como si lo hiciera todo el tiempo, dejándose llevar por la música y por sus pies, cerrando sus ojos sin siquiera preocuparse de donde estaba, al final de cuentas había grabado cada espacio del lugar en su perversa mente.
La música se detuvo.
–No lo hace mal –confesó el hombre.
–Le dije que era bueno, pero no tan bueno... –susurró Tharey a un costado de su jefe, quien rió por lo bajo.
–Te llamaré en dos días para saber si Jisung tiene el puesto ¿Si? Ya habían venido dos chicas antes y también hacían bien el trabajo –los dos chicos asintieron.
–Una última cosa.
–Adelante, te escucho.
–Las fotografía... Las sesiones... ¿Siguen en pie?
–Sí, tú y Chaewoon deben estar el jueves a las diez en el edificio de las empresas Myongdo, ahí las estarán esperando.
–Está bien, muchas gracias –sonrió y se puso de pie– Nos vemos otro día, Son-nim –movió su mano a pocos pasos de la salida, Jisung repitió la acción y salieron.
–Hasta pronto.
–Hasta pronto, no olvides lo del jueves.
Tharey asintió y cerró la puerta. Volvió a caminar al ascensor, subiendo con Jisung y marcando el primer piso, para volver a su hogar.
–Por cierto ¿No dijiste que debíamos hacer la compra? –recordó Jisung.
–Cierto ¿Quieres acompañarme?
–Sí, vamos –y como si un niño pequeño fuera, una sonrisa apareció en sus labios a la par que aplaudía. Sin duda, tierno.
Al llegar se despidieron de la recepcionista y caminaron hasta el supermercado más cercano, lugar donde hicieron todo lo que debían.
Al cabo de una media hora ya estaban en el departamento.
Mientras que Tharey ordenaba las cosas en su lugar, Jisung se dedicó a hacer el conjuro respectivo en la lista de canciones que tenía anotadas en su libreta.
Había al menos unas tres canciones, bastante buenas la verdad.
Tharey no fue consciente del fuego azul que rodeó el piso, de cómo levitó por al menos dos segundos y mucho menos de cómo Jisung se dio la vuelta como la niña del exorcista por las paredes mientras escupía sangre en la hoja. No, para nada lo notó.
–¿Está todo listo?
–Sí, ya puedes mostrarlas al mundo –sonrió, dejando el objeto en la barra de la cocina.
–Muchas gracias.
–Para eso estamos.
Tharey se dio la vuelta y caminó al sillón del salón con un bol de palomitas para ver una película, así habían aclarado con Jisung que pasarían la noche. De películas.
Jisung no pasó por alto los bellos cambios que se había hecho su amiga, los tatuajes en sus brazos, uno en su hombro y uno en el vientre bajo. Además de lo bien que lucía con su nuevo look en el pelo.
–¿Te hiciste esto cuando no estaba? –preguntó volviendo la vista al televisor y comiendo palomitas, quitándole importancia.
–¿Uh? ¿Esto? –señaló sus tatuajes y el cabello– Ah, sí –sonrió– Hay uno en dedicación a ti –le volteó a ver.
–¿Enserio?
–Sí, mira –dejando el bol a un lado se puso de pie y le dio la espalda, el lugar donde había estado la marca de Jisung ahora estaba de color negro remarcada y el nombre del mismo bajo la misma– ¿Te gusta?
–Me encanta –sonrió de medio lado y pasó su mano por la zona, deteniéndose en la cintura de su amiga, dándola vuelta– Me encanta todo lo que te haces.
La chica solo sonrió antes de caer en el regazo de Jisung a horcajadas, con ambas piernas a los costados de las contrarias y con sus brazos en sus hombros.
–Me alegra escuchar eso, porque aún faltan muchos cambios por delante... –susurró cerca de sus labios, cerrando lentamente sus ojos.
–Pues los espero con ansias... –Jisung acabó con el espacio entre ambos, besando a la chica, moviendo su cabeza hasta un costado para profundizar el beso, jugando con su lengua y pasando sus manos por su cintura, jamás había sentido esto.
Jamás se había sentido tan cerca de la tentación...
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A dos cartas |Park Jisung
FanfictionCuando pronto se ve arrinconada, con manos tratando de quitar la corona que tanto le costó conseguir, sus medidas deben ser igual o más desesperadas que la situación. Porque nada está yendo como a ella le gustaría, y probar un poco del otro lado no...