Llegó a su departamento y nada más cruzar se siente con una carga menos sobre su espalda, sintiendo su cuerpo levitar con el aroma de Jisung impregnado en la casa, no quería, pero lo tenía que admitir.
Lo necesita
–¡Jisung? –susurró bajo para que mejor amiga no la escuchara. Nadie respondió– Jisung –llamó nuevamente, la respuesta fue la misma.
Bajó su cabeza e ingresó a la sala para esperar a su amiga, quien llegó con un vestido color negro ajustado a su pequeña cintura, esponjado en la parte inferior. Su cabello atado en un pequeño chonguito en lo alto de su cabeza con mechones de pelo suelto por algunas partes dejaba ver su cuello, resaltando su collar que recordaba le había dado su ex novio. Se le veía tan bien a ella.
–Tomé esto de tu armario –dice dando una vuelta– ¿Qué tal se ve?
–Me gusta, te vez bien –dice poniéndose de pie, ya estaban listas.
–Bien, ¿Vamos?
–Claro, andando.
Mientras que su amiga vestía un hermoso vestido, ella usaba unos jeans negros y una blusa blanca desabrochada dejando ver su pecho, pero siendo cubierto por la chaqueta, una corbata color negra sin armar, su chaqueta de color negro y sus tacones negros. Contraria en todo a su amiga.
Salieron juntas del departamento, subieron al auto de la mayor y condujo en silencio hasta el restaurante.
Una vez ahí fueron en busca de la mesa que se les había asignado en la zona vip, al ser ídolas no podían exponerse.
Se sentaron sus respectivos asientos, una frente a la otra y pidieron comida a la mesa apenas llegaron, había una de las dos que moría por un poco de buena comida. Y no era de menor, si es que habían estado casi tres semanas comiendo ramen, la menor no quiere ni imaginarse cuantos kilos subió.
–¿Y bien? –Comenzó a hablar la mayor– ¿Qué era eso de lo que querías hablar?
La chica frente a ella tomó un trago de agua antes de proseguir.
–Hace poco presenté una canción a la empresa, ya sabes, como me la habían estado exigiendo al estar todo el tiempo en casa y por el tema de las próximas presentaciones que vendrán –explicó, su amiga asintió dándole a entender que prosiguiera– Bien, pues esa canción tiene mucho sentimiento para mí, y me gustaría tener una colaboración con alguien muy especial –tomó otro trago– Con ello me refiero a que me gustaría cantarla contigo –concluye.
–¿Tienes la letra?
–En el departamento tengo una copia.
–¿Cómo se llama?
–Let Go –contestó, viendo como las mejillas de la chica se teñían de rojo– ¿Qué hiciste? –preguntó con una sonrisa, ya sabía la respuesta.
–Ya la leí –confiesa soltando una tierna risa.
–Lo suponía –dice bebiendo más agua.
–Bueno, me pareció muy bonita –confiesa moviendo el agua en el vaso.
–Sí, me gustó bastante como quedó, además que jamás había escrito con tanto sentimiento –sonrió apenada.
–Bueno, es una buena canción, y claro que me gustaría cantarla contigo –la chica le sonrió, como solo ella sabía hacerlo, dejando que el hermoso eyesmile se le hiciera notar, amaba esas sonrisas.
–Sus órdenes, señoritas –el camarero entró con la bandeja de la comida, dejándola frente al plato de cada una.
Comieron en silencio, disfrutando de la buena comida.
(...)
Era el quinto mes, no había rastros de Jisung y ya la menor se había resignado a esperar a su amigo, le hubiera gustado siquiera interactuar con él al menos una última vez, poder darle las explicaciones de lo que había pasado la noche anterior y hablar sobre estupideces, dormir juntos y ver películas, pelear por cosas sin sentido y jugar a las atrapadas en su departamento. De verdad echaba de menos a su amigo, el único qué le daba paz a la casa, porque, aunque su amiga estuviera ahí, no era igual.
Ahora iba en el ascensor de camino a la empresa, vestía completamente de negro, incluyendo su mascarilla. La gorra le daba un toque misterioso cuando salió por las puertas y caminó a la empresa, las miradas buscaban verle la cara más nadie la detuvo. Agradecía eso.
Subió al estudio de grabación y tocó la puerta para recibir un pronto "Adelante" de sus amigos. Naeh estaba sentada en el regazo de su amigo, jugando en el computador del último.
–No coman pan frente a los pobres –dijo mientras colgaba su abrigo en el perchero de la sala.
–No pesamos que llegarías antes de la hora –dijo el mayor de los tres.
–Me aburría en casa, Woonie ya no está paseando o haciéndome pasar rabias –dice acercándose a ellos, sentados en un sofá a un costado.
–¿Cómo va tu tatuaje? –preguntó la mayor, tratando de cambiar el tema.
–Mejor, ya está casi sano –dice alzando su brazo, subiendo la manga de su suéter y deja ver la marca en su brazo.
–Se ve bien, me gusta cómo va –dice el mayor.
–Bueno, empecemos ya con las grabaciones, ya pasan de las siete –dice la chica sacándose su gorra y atando su cabello en una coleta, le molestaba enormemente tener su cabello en la cara al momento de cantar.
–Claro, entren –señala la cambia y se pone los cascos para escuchar, la menor entra a la sala y se acomoda los propios junto a su amiga, bebe un poco de agua antes de que la banda sonora comience.
Separada con solo un cristal de su amigo, comienza a cantar minutos después de que la canción comience.
La tonada suave del piano, sus ojos son cerrados escuchan la tonada con calma, disfrutando cada sonido, melodía. Abre sus ojos para ver al otro lado de la cabina a su amiga, quien canta con sus ojos cerrados la primera parte de la canción, haciendo gestos y muecas, llevando su mano al auricular que tiene en su oído para tener un mejor acercamiento a la canción.
Su turno llega y lo hace con toda la pasión, que siente, debe llevar esa hermosa canción. Deja salir su aire cuando su rap comienza, una lágrima resbala.
Nuevamente es intercalado el cambio, volviendo con Naeh cambiando con ella unas cuantas veces más, cantando a partes iguales en alguna tonada o haciendo tonos altos cuando la otra canta. Sin darse cuenta, sus mejillas estaban mojadas. Grandes cascadas caían por sus ojos.
No podía evitar no pensar en Jisung, en la falta que le estaba haciendo, sus palabras de apoyo aquella noche que terminó con su novio, aquellas noches juntos en su cama, los abrazos y la calidez que este le daba, el placer de estar en sus brazos las noches más oscuras, dándole seguridad, cuidando sus sueños.
¿Quién diría que se había enamorado de un demonio?
A simple vista todos lo suponían, pero ella no. La barrera invisible que estaba creando, poco a poco iba cayéndose, sin ver cuánto daño traería.
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A dos cartas |Park Jisung
FanfictionCuando pronto se ve arrinconada, con manos tratando de quitar la corona que tanto le costó conseguir, sus medidas deben ser igual o más desesperadas que la situación. Porque nada está yendo como a ella le gustaría, y probar un poco del otro lado no...