Ella, no él ▪Juliantina▪

18# •Reencuentro•

JULIANA

Mi mamá había estado por lo menos media hora peleando con uno de los que supongo yo es policía. El hombre canoso le repetía una y mil veces que mi padre no tenía visitas autorizadas, ni tampoco se le había asignado un abogado. Es ahora que entiendo cuando papá decía que mi madre tenía un carácter fuerte.

—¡Le estoy diciendo que el señor Valdés es mi cliente! ¿Qué es lo que no entiende? — Decía molesta, estaba realmente enojada como pocas veces la había visto— Tengo derecho a verlo y él tiene derecho a tener un abogado que responda por los cargos que se le imputan.

—Ya le dije que el señor Valdés no tiene ningún abogado asignado— El hombre no tenía pensado cambiar su postura.

—¿Cómo es su nombre? — Mi mamá se cruzó de brazos y lo miró desafiante.

Le hubiera dado un consejo al hombre, cuando mamá te mira así, es porque no es para nada bueno.

—Gonzales— Respondió— Saúl Gonzales.

—Escúchame Gonzales— Se podía decir que se dirigió de una forma bastante tranquila— ¿Tu sabes que si yo presento una queja sobre tu muy mal trabajo, podría traerte muchos problemas? — Amenazó— ¿Lo sabes?

—Yo solo hago mi trabajo— Y la discusión seguía.

—Pregunte por última vez y esta vez que se fijen bien en la lista— Le ordenó— Por favor...y me doy por vencida si la respuesta es la misma.

—Suarez— Habló por un pequeño micrófono— Revisa por décima vez, la lista de el señor Valdés.

El tal Suarez tardo un par de segundos en responder.

—Me acaban de avisar que su abogada venia en camino— Se escuchó.

La cara de victoria de mi madre, era de lo mejor.

—Permiso, Gonzales— Lo quito del camino y se dirigió a un área en la cual no podía pasar cualquier persona.

Me moría de ganas por entrar con ella, pero sabía muy bien que no podía. Así que opte por ir junto a Thomas.

—¿Hace mucho que estas aquí? — Me senté en el suelo, a su lado.

La chica pelirroja que no sabía quién era, me sonrió y luego volvió la mirada a Thomas.

—Me vine por la mañana— Respondió sin ganas— Estos...— Tomó aire para tranquilizarse— Estas personas no me dejan verlo.

—Tomi, es su trabajo— La pelirroja acaricio su cabello.

—Disculpa ¿Tu quien eres? — La curiosidad me estaba matando.

—Luz— Estrechó su mano y correspondí su saludo— Soy la novia de Thomas.

¿Novia? Thomas no había comentado nada de esto.

—Que sorpresa— Dije— Soy Juliana, la hermana.

—Es una pena que nos conozcamos en estas circunstancias— Asentí.

—¿Cómo pasaste la noche? — Thomas parecía realmente como si no prestara atención a mis palabras. Lo único que hacía era mirar un punto fijo— Thomas— Apreté su mano.

—No muy bien— Ni siquiera me miró— Pase la noche donde Val, no querían que me quede solo.

Me parecía un buen gesto de su parte.

—Deberías descansar— Le aconseje— Papá te necesita con energías.

—No puedo— Negó— Ni tampoco quiero.