VALENTINA
Las semanas comenzaron a pasar y todo volvía poco a poco a la normalidad. El año volvió a terminar, un año que para mi habían sido como diez años juntos. Juliana ya estaba dada de alta aunque el medico le había recomendado que haga reposo, así que mi tía se encargaba de cuidarla las 24 horas del día y todo los días de la semana. Por suerte de vez en cuando me la robaba un poco y se quedaba conmigo en mi departamento.
Respecto a Gabriel, de el no se sabia nada, era como si la tierra se lo hubiera tragado. No había rastros que indicaran sobre su paradero, pero Amber nos había prometido encontrarlo y ponerlo tras la rejas. La verdad que al final termine confiando en ella, por primera vez, un oficial no me había mentido y estaba cumpliendo sus promesas.
—¡Me llegó! — Salte sobre mi cama. Juliana me miró asustada mientras se sentaba — ¡Por fin me llegó! — Le robe un beso de la felicidad, ella soltó una risita y me miró preocupada otra vez.
—Valentina — Exclamó — ¿Qué te pasa? — Preguntó curiosa — Amor, deberías tranquilizarte un poco — Me aconsejo.
—ES QUE NO LO ENTIENDES — Le hablaba mientras le avisaba a Coti sobre la noticia por el celular — Me llegaron los resultados del examen.
—¿Cómo? — Frunció el entrecejo — ¿Tan tarde?
—Si, digamos que hubo un problemas...pero eso no importa — Negué — Pase mi amor, pase el examen ¿entiendes que solo me queda un año? ¡Estoy tan feliz!.
Abrí mis brazos, mi respiración estaba acelerada.
—Te felicito — El techo se vio interpuesto por la cara de Juliana, tomó de mis mejillas y se acercó para besarme — Tengo hambre, deberíamos desayunar algo.
—Supongo que si — Le respondí dudosa.
Me puse de pie y corrí hasta la cocina, como siempre, no tenia nada en el mueble y tampoco en la heladera.
—¿Qué pasa? — Juliana apareció de repente, me causo ternura su pijama blanco con lineas negras.
—Digamos que... — Coloque la palma de mi mano sobre mi cuello — No hay mucho... — Me senté sobre la pequeña mesada — Pero enseguida voy a comprar...
Antes de poder bajarme, Juliana me detuvo, colocó sus manos sobre la mesada a mis laterales. Sin duda tenerla cerca nunca iba a dejar de ser una situación que hacia que todo mi cuerpo se tensara, Juliana siempre lograba ponerme nerviosa.
—¿Ya tenes que ir a comprar? — Preguntó con una voz seductora. Estoy segura que estaba en puntas de pie para poder estar a mi misma altura.
—Podría pensarlo — Intente zafarme pero no me dejo — ¿No me dejaras ir? — Mis labios rosaron los suyos.
—¿Tu que crees? — Tomó mi labio inferior entre sus dientes, acción que logro que soltara un leve gemido de mi boca.
Me salí de la posición en la que estaba y me coloqué de pie. Una de mis manos se ubicó en su cintura y la otra tomó de su nuca. Me acerqué con una sonrisa y esta vez fui yo quien la besó. Torpemente comenzamos a caminar chocando con todo lo que se interponía en el camino, finalmente caímos sobre el pequeño sillón, yo había quedado sobre Juliana y ya me disponía a desabrochar los botones de su pijama.
Todo iba bien hasta que la puerta sonó...
—No puede ser — Me queje.
—Ve abrir — Me ordenó, no sin antes darme un besito.
Me asegure que abrochara su camisa y abrí la puerta. Me olvide por completo que era yo quien estaba también de pijama.
—Amber — Saludé avergonzada y después bajé la vista para ver mis fachas — Perdón, estoy...
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Ella, no él ▪Juliantina▪
Hayran Kurgu"Quizás hasta ahora puse mis ojos en la persona equivocada"