Ella, no él ▪Juliantina▪

43# •"7 meses después"•

VALENTINA

7 MESES MAS TARDE...

Comencé a caminar por un enorme pasillo, por sus características parecía un hospital. Eleve un poco la vista pero ese pasillo parecía no tener fin...

—"Valentina"...."Valentina" — Esa voz ¿Cómo podía olvidarme de esa voz?.

—"¿Juliana?" — Respondí. Miraba para todos lados buscando el lugar de donde provenía esa voz— "¡JULIANA!"...

Todo a mí alrededor comenzó a girar mientras el "Valentina" se seguía escuchando con un eco cada vez más lejano. De un momento a otro aparecí en una especie de bosque, habían arboles por todos lados y la niebla me impedía ver con mucha claridad.

—"¿Juliana dónde estás?" — Seguí insistiendo— ¡JULIANA! — Grite con todas las fuerzas que saque de adentro.

Mis ojos se abrieron rápidamente, me acomode sobre mi cama y mire todo lo que me rodeaba, no había nada más que la luz que entraba desde la ventana.

Hacían ya tres semanas que me había mudado a un pequeño departamento ubicado a unos pocos minutos del centro. Cuando digo que era pequeño es porque realmente lo era. Tenía una habitación, que por cierto solamente tenía una cama y un mueble de ropa en el que no cabía todo así que lo demás estaba en cajas, pero por suerte tenía una terraza. El comedor, con un sillón y mi computadora como televisor, estaba junto con la cocina, digamos que los separaba un escalón. Finalmente, apenas entrabas al departamento, a mano izquierda, estaba la puerta del baño.

Saque la prenda más casera que tenía entre mi ropa, hoy era domingo y no pensaba salir de mi casa, me dirigí al baño para bañarme. Cuando salí rodeé mi pelo y forme un despeinado rodete. Abrí una de las puertas de la alacena y me di cuenta que no había más que una pobre caja de cereales azucarados y un paquete de galletitas, no había mucho pero hacer las compras tampoco era razón para salir de mi casa. Me senté en el sillón con mi bol de cereal con leche, que por cierto no me gustaba mucho, y me quede en silencio.

Volví a mirar la puerta de la heladera y ahí se encontraba la foto que nos habíamos tomado con Juliana ese día que fuimos todos al parque. El mismo día en el que tomó valentía, la que yo no tengo, para decirme "Me gustas".

Otra vez había soñado con Juliana llamándome desde quien sabe dónde. Sinceramente ya no sabía qué hacer, ya no lloraba, ya no reía, ya no había razón para salir de mi casa y regalarle mi mejor cara al mundo. Lo único que hacía que yo pusiera un pie en la calle era el hecho de ir a la universidad, de ahí me pasaba a mi nuevo trabajo por cinco horas y salía a las 8 para después volver a casa.

El timbre sonó, cosa que me llamó la atención porque no sabía quién podía ser, yo no había invitado a nadie. Abrí la puerta y me encontré con una chica, su aspecto era distinguido, su pelo negro y ondulado, piel extremadamente blanca y sus ojos eran increíblemente de un color miel poca veces visto..

—Buen día— Incline mi cabeza hacia la derecha y mire la hora, el reloj marcaba exactamente las 11:30.

—Buen día— Lamente mi aspecto en ese momento. Parecía un muerto viviente que recién se levantaba de su tumba— No quiero comprar nada...— Dije de mala gana e intente cerrar la puerta pero la chica detuvo mi acción.

—Y yo tampoco estoy vendiendo nada— Soltó una carcajada y volví a mirarla. Su acento era una mezcla de inglés con español— No sabía que tenía aspecto de vendedora ambulante.

Mire el cómo iba vestida y la verdad que tenía razón. Llevaba un jean negro bastante ajustado, una camisa blanca y sobre ella un saco negro.

—Una vendedora ambulante con estilo— Conteste forzando una leve sonrisa— No tengo mucho tiempo— Mentí.