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Fergal Devitt;

Los meses han vuelto a pasar. El tiempo ha pasado rápido, pero a pesar de haber pasado tantos meses no he conseguido nada de lo que he querido.

Con eso me refiero a Támara.

Han pasado alrededor de tres meses. Sigo saliendo con ella, seguimos viéndonos, nos visitamos y también salimos con los chicos. Ha sido un buen tiempo, pero ya comienzo a desesperarme porque no haya logrado nada hasta el momento. No hemos pasado de besos en la mejilla como saludó o despedida, no han habido besos en los labios, no han habido toques ni nada de nada. Eso me desespera mucho, antes no porque apenas comenzábamos a re comenzar. Pero, ahora que llevamos varios meses saliendo si.

Soy hombre y tengo mis necesidades, pero como quiero estar con Támara y ella no quiere llevar las cosas tan rápido debo aguantarme, eso no me gusta. Al principio era fácil hacerlo, pero ya no. Me es muy difícil estar frente a Támara y no poder tocarla de la forma en la que quisiera hacerlo, no soy ese tipo de hombre que es pervertido. Pero soy hombre, todos los hombres necesitan hacer sus cosas, tienen sus necesidades que incluyen a una mujer. Sin embargo, no puedo hacer nada por Támara, estoy muy desesperado. No sé qué hacer.

He esperado mucho tiempo por ella. Creo que es demasiado tiempo y ahora creo que ya es el momento para que finalmente se decida en que si se hará eso o no.

Ahorita estoy en mi departamento, estoy solo. Quede de verme con Támara esta noche en su casa, iremos a cenar. Casi todas las noches salimos a lugares diferentes. Ella sigue siendo la misma, es linda, tierna, ruda, divertida y amigable.

Tocaron el timbre de mi departamento y con mucha hueva tuve que ponerme de pie, abandone mi cama y me apresuré a abrir la puerta.

Al abrirla me encontré con ella, con la chica que me había mentido. Ella me había hecho sufrir como ninguna mujer antes, ni con Támara sufrí tanto como con ella. Ella estaba frente a mí, lucía bien. No lo niego; se veía muy linda, vestía de un vestido blanco, era floreado, zapatos blancos y una pequeña bolsa colgaba de su hombro. Su apariencia parecía fresca, pero todo cambio cuando mire su cara, sus ojos estaban centrados en los míos. Parecía como si no hubiese algo aparte de mí que no pudiera ver.

- ¿Que haces aquí? -apenas vi su sonrisa me amargue.

- No te enfades. -suplicó con tristeza, la sonrisa en su rostro había desaparecido por completo.- Quería verte.. -susurro.

- Romina. -la hice pasar, ella paso al departamento y cerré la puerta detrás de mí.- No puedes estar viniendo aquí. -dije al estar frente a ella de nuevo.

- ¿Por qué no? -pregunto con interés.- Hace mucho tiempo que no te veía, no te miraba desde qu..

- Basta. -la interrumpí.- Ese día me causaste problemas, ahora no quiero que hagas lo mismo.

- Oh, vamos. -se encaminó hacia mi y paso sus brazos por mi cuello.- Sé que debes estar molesto conmigo por lo que pasó la última vez que nos vimos, pero lo que pasó no fue sólo mi culpa, yo había venido para verte, Fergal.. -susurraba muy cerca de mi cara.- No debería pedirte esto, pero.. -hizo una pausa y se puso de puntitas alcanzando mi altura.- Quiero estar contigo. -susurro.

Entonces fue cuando mi instinto de hombre me traicionó, al escucharla decir eso. Mi cuerpo comenzó a reaccionar, la excitación estaba a nada de llegar a mí, y no quería que pasara eso. No podría detenerme después.

Por Una Mujer ✔️ [#1 Trilogía: The Shield]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora