22.

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El auto empezó a dar vueltas para ser exactos dos vueltas, quedando ambos de cabeza.

Podía ver como Andrea luchaba para mantener sus ojos abiertos, mi primera acción fue apretar su mano con la poca fuerza que me quedaba.

—Andy, mírame, por favor.—Le susurraba.

No tenía la fuerza suficiente para gritar, mucho menos para moverme.

Empecé a escuchar muchos gritos, el sonido de las ambulancias acercándose.

—Andrea, no te duermas, despierta.—Hablé un poco más fuerte.

—Andrea, despierta.—Logré gritar pero sus ojos ya se habían cerrado.

Ésto no puede estar pasando, no a ella, no a mi, no a nosotros.

Solté su mano para poder tomar su pulso, estaba muy débil, se me dificultaba sentirlo.

—AYUDA.—Empecé a gritar lo más fuerte que podía.

Logré ver como unas piernas se acercaban a nosotros.

Era un señor.

—Joven, ya la ambulancia viene llegando, por favor calmese.—

—Mi novia, tiene el pulso muy débil, ayudenla primero a ella, por favor.—

El señor pareció dudarlo pero al ver que estaba totalmente inconsciente llamó a otros dos señores e intentaron sacarla primero a ella.

Justo en ese momento llegaron los paramedicos para ayudarlos.

Cuando vi que lograron sacarla mis ojos se empezaron a sentir pesados, me costaba mucho mantenerlos abiertos, la cabeza me dolía infernamente, las piernas no podía moverlas, sólo me dejé caer en el sueño profundo que me invadía.

Escuchaba todo a mi alrededor, sentía todo lo que me hacían pero por alguna extraña razón no podía abrir mis ojos.

No podía dejar de pensar en Andrea ¿cómo estaba ella? Necesitaba sacar fuerzas para preguntar por ella.

Sentí me estaban inyectando, no sé que cosa era pero de repente dejé de escuchar todo a mi alrededor y ya no sentí más dolor.

...

Abrí poco a poco mis ojos, no lograba reconocer el lugar, estoy seguro de que no era mi habitación.

Me costaba mucho mantenerlos abiertos pero necesitaba hacerlo.

Justo allí todos los momentos del accidente volvieron a mi mente.

La camioneta que nos perseguía.

Cuando el auto empezó a dar vueltas.

El dolor que recorría todo mi cuerpo.

Cuando tomé la mano de Andrea pidiéndole que no cerrara los ojos.

ANDREA.

Me desperté de golpe y pude ver mi madre acostada en el sofá al lado de mi camilla.

—Mamá.—Dije y ella de inmediato se levantó.

—Cariño, no te muevas, gracias al cielo despertaste, llamaré al doctor.—Iba a empezar a caminar.

—¿Dónde está Andrea?—Pregunté rápidamente pero hizo caso omiso a mi pregunta y salió de la habitación.

Tenia varios cables conectados así que empecé a quitarlos poco a poco.

También tenía un collarín intente quitarlo pero el dolor fue infernal.

MI VENEZOLANA || Hero Fiennes-Tiffin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora