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Hero

Quedé en completo shock ante sus palabras, no logré decir nada más mucho menos impedir que se fuera, todo ésto había sido mi maldito culpa, soy un completo imbecil. Patee una de las sillas como si eso me fuera a ayudar a recuperarla, frote rápidamente mi cara con mis manos en forma de desesperación ¿qué mierda hago ahora?

Empecé a caminar con la intención de encontrarla por algún pasillo o por último en el estacionamiento, al no ver rastro de ella en ningún lado me subí a mi auto y golpee el volante. Coño, tengo que dejar de golpear todo parezco un maldito loco, escuché un par de golpes en la ventanilla del copiloto así que voltee inmediatamente con la esperanza de que fuera ella.

Pero no.

Bajé el vidrio y Mafer sonreía triunfante ¿y cómo no? Había logrado lo que quería Y YO LA HABÍA AYUDADO, no sé en qué estaba pensando cuando me metí con ella.

Es más, no creo ni que estuviera pensando.

—¿Qué quieres ahora?—Giré los ojos.

—¿Me llevas a mi casa?—Hizo un puchero y yo negué con la cabeza.—No querrás exponer la vida de tu hijo yendome con un taxista desconocido ¿o si?—

Respire profundo y le quité el seguro a la puerta para que pudiera subirse.

No podía ser tan estupido con ella, apesar de todo sería la mamá de mi bebé.

Repire profundamente al pensar en aquella criatura que crecía dentro de ella, no podía negarlo me sentía feliz por ello pero no era con ella con quien esperaba tenerlo.

—¿Ves que podemos llevarnos bien si ambos colaboramos?—Sonrió exageradamente.

—Te dejaré algo claro María Fernanda, que vayamos a tener un bebé no significa que estaré contigo ¿lo sabes, verdad?—Ella me levantó una ceja sorprendida.—No pienso estar con alguien a quien no amo, no me sentiría bien conmigo mismo y tampoco seria lo correcto ni un buen ejemplo para el bebé, sólo llevemos la fiesta en paz por él.—

Ella me fulminó con la mirada y dirigió su vista a la ventana, decidí ignorarla y empezar a manejar en dirección a su casa. ¿En qué momento todo ésto se me salió de las manos? Probablemente ya había perdido a Andrea y me sentía la peor persona del mundo por haberla traicionado así.

Claro, ella recién despierta del coma con una amnesia temporal y yo me voy a beber hasta perder la conciencia y termino acostandome con una de las personas que más detesta, felicidades Hero, pareces chavista.

En cuestión de unos cuantos minutos ya nos encontrábamos frente al edificio donde vivía Mafer, me estacione y el incómodo silencio reinó hasta que ella decidió hablar.

—La próxima semana tengo una ecografía por si quieres ir.—Dijo sonriendo sin mostrar los dientes.—Hasta luego, Hero.—

—Allí estaré, gracias por entender.—

Y sin más se bajó del carro. Eso fue realmente raro, negué para mi mismo y volví a poner en marcha el auto en dirección al departamento que había comprado mi madre hace un mes donde se estaba quedando Alex con los perritos, una vez allí busqué a Alex pero probablemente estaría durmiendo o habrá salido, jugué un poco con ambos perritos, recogí las cosas que había comprado, cargué a la perrita y me fui ésta vez a casa de Paulina, lo más probable es que Andrea ésta ahí odiandome y necesitaba hablar con ella  cuanto antes.

Bajé con la pequeña perrita en mis brazos y una vez frente a una puerta de la gran mansión toque la puerta, no pasó mucho tiempo cuando Daniela me recibió con una sonrisa. Ésto realmente era raro, a no ser que estuvieran planeado un atentado contra mí. Ella estiro los brazos hacia mí y como instinto retrocedi un par de pasos, ella me miró con el ceño fruncido.

MI VENEZOLANA || Hero Fiennes-Tiffin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora