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— ¿Te encuentras bien?

ChangBin saltó del susto cuando el australiano apareció repentinamente en el autobús sentándose a su lado.

— ¡Diabos, Felix!— Llevó su mano al pecho respirando agitado— ¿Qué haces aquí?— preguntó pasmado.

— Te estuve esperando afuera de la academia de la que saliste corriendo y te seguí— respondió despreocupado mirando al peli negro.

"Ah" fue lo último que emitió ChangBin. En el trascurso del camino no se pronuncio ni una sola palabra, Seo apoyaba su cabeza en la ventana del autobús mientras tenía su mente en las nubes. Felix por su parte se mantenía entretenido en su teléfono.

Al llegar a su paradero Felix imitó la misma acción del mas bajo y comenzó a caminar detrás suyo, supuso que lo que le había dicho aquel chico de cabellera azabache en la academia no era nada bueno lo que ocasiono tal comportamiento en el coreano.

Cuando ChangBin sacó la llave de su casa una mujer salió a pasos apresurados de esta, topándose con el más bajo.

—¡Hijo!— exclamó la mujer de cabellos rizados,— Iré a recoger un paquete de tu padre, ahora vuelvo— Antes de seguir su camino vio de pies a cabeza al pecoso quien le dedicó una sonrisa junto con una reverencia— ¿Quién es él, Bin?— preguntó curiosa y con una sonrisa en el rostro.

— Felix— respondió bajo—Un amigo...

— Que alegría, un nuevo amigo— hablo la señora extendiendo sus brazos hacia el cielo— Es un milagro—

— Omma, basta—Rodó sus ojos — Creí que tenías un paquete pendiente de papá.

— Oh, es verdad— La señora Seo bajó sus brazos  y corrió hasta su auto— Hijo, haz pasar a Felix a casa— ordenó con una sonrisa ladina— No tardare mucho— Dicho esto encendió el automóvil y emprendió camino hacia la empresa en la que trabajaba el padre del menor.

— Genial — Seo se encogió de hombros y entro a su casa seguido de Félix.

La casa del coreano era pequeña a comparación de la suya en Australia, sin embargo era acogedora. Su sala era espaciosa y esta al igual que la cocina tenían un estilo rústico y sobrio. ChangBin fue directo a la nevera de la que sacó un par de refrescos en lata ofreciéndole uno al peli naranja el cual aceptó.

— ¿No hay nadie más en tu casa?— preguntó el australiano al no oír más que sus voces en toda la casa.

— No, sólo yo y mi madre— respondió tomando un sorbo de su refresco— Mis hermanos trabajan fuera del país y sólo vienen en navidad.

Felix asintió levemente y tomó de su refresco— ¿y tú?— interrogó esta vez el peli negro.

— Yo, ahora vivo sólo— dijo orgulloso de sí mismo— Mi apartamento no esta muy lejos de tu casa, de hecho sólo esta a una calles de aquí— Añadió, tomando otro sorbo de su refresco.

El silencio no tardo en invadir de nuevo el lugar, Seo tomó su mochila y se fue a su habitación que estaba en la segunda planta dejando sólo al pecoso.

Mientras ChangBin se cambiaba de ropa a una más cómoda Félix paseaba por su sala viendo alguno de los retratos que colgaban en las paredes, pero había algo que le inquietaba al ver estas.

En ninguno sonreía ChangBin.

—Mi madre dice que demorara, hay mucha congestión y...—El peli negro se detuvo al ver al australiano tan concentrado observando los retratos de la sala. Acercándose sigilosamente le dio un leve empujón por la espalda provocando que este despertara de su burbuja— ¿Qué tanto ves?

— Estoy buscando algo— respondió aún con la mirada en las fotos.

— ¿Qué cosa?

— Tu sonrisa.

"Ah..." ChangBin caminó de nuevo hacia la cocina dejando solo a Félix. Luego de unos minutos la señora Seo apareció por la puerta principal con una caja en manos. El australiano se acercó a ayudarle dejando aquella caja sobre la encimera de la cocina. La señora Seo parecía estar encantada con el australiano por la manera tan atenta en la que se comportaba.

Ya casi era hora de cenar cuando la madre del menor terminó invitando al pecoso a que los acompañara y este aceptó. Mientras ChangBin se mantenía ocupado devorando su tarta de manzana que su madre había horneado, esta última conversaba tan amena con Felix. Increíble, incluso su madre era mejor entablando conversación con las personas que su propio hijo.

— Iré a mi habitación— anunció el mas bajo, llevando su plato al fregadero.

— Binnie, ¿Porqué no llevas a Felix a que conozca tu habitación?— preguntó su madre animada.

— Oh, no señora Seo, no quisiera incomodar—

— Ay, pero si no lo haces hijo, corre ve— ordenó dedicándole una sonrisa.

Felix asintió y subió las escaleras junto al peli negro quien no dijo absolutamente nada. Supuso que estaba enojado o incómodo por la situación en la que le había puesto su propia madre. Al llegar a su habitación se dejo caer sobre su cama soltando un largo suspiro, estaba cansado.

—¿Y bien?— preguntó ChangBin, el australiano enarcó una ceja sin entender a lo que se refería— ¿Te quedaras ahí parado?

Lee soltó una risa, aliviado. Caminó en dirección a la cama del mas bajo y se recostó a su lado provocando que este se sentara al instante.

— ¡¿Qué haces?!— cuestionó sorprendido por lo que acababa de hacer el pecoso.

— Pensé que querías que me acostara a tu lado.

— ¡NO! 

— ¿Qué sucede, ChangBin? ¿Nervioso?— preguntó con sorna, apoyando su mandíbula sobre su mano.

Esa noche sería una tortura ya que a la madre de ChangBin se le había ocurrido la gran idea de invitar a Félix a dormir y obviamente no aceptaría un no como respuesta. 



𝘾𝙧𝙪𝙨𝙝 𝘾𝙪𝙡𝙩𝙪𝙧𝙚 ➻ [Scв ; Hнj]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora