The Loveliest Boy I've Ever Fucked (L&Lightxtú)

En el que Lovett despierta en un lugar extraño

Narra ____:

Algo estaba muy mal cuando abrí los ojos.

El lugar en el que estaba parecía un calabozo... y no uno de los bonitos, con paredes rojas y juguetes sexuales nuevos colgando de los muebles.

Este era un calabozo frío, húmedo, de paredes rocosas, con una puerta metálica blindada y sin una sola ventana por la cual pudiera asomar la cabeza y tratar de averiguar donde estaba. Prácticamente una prisión.

Y yo ya comenzaba a ahogarme por la falta de espacio.

Al inicio, me pregunté si quien me trajo aquí sería alguno de mis antiguos clientes, pero luego tiré esa idea por la basura. No había sido un cliente, tomando en cuenta que desde que había vuelto del cuartel (hacía casi dos meses) no había puesto un pie en mi antiguo callejón.

Además, a mis clientes no les importaba tanto.

¿Y que tal L? Imposible.

Lo que más quería el detective era olvidarse de mi existencia, y de la docena de veces que le llamé en la noche desesperada por oír su voz solo había contestado una vez... Para decirme que por favor, si no se trataba de algo verdaderamente importante, no lo llamara.

¡Venga! ¡Pues esto SI me parecía verdaderamente importante! Aunque gracias a mi suerte, aquí no hay ningún teléfono.

¿Y ahora que?

Al hacer memoria, lo ultimo que recuerdo es que llegaba el muchacho de las pizzas a entregarme la mía. Le pague con dinero y no con sexo, (como quizás habría hecho antes de volverme rica) y luego me fui a comérmela a mi nido de almohadas mientras veía películas de amor y lloraba con ganas.

No era que estuviese deprimida, no. Todo lo contrario. Me daba igual que el imbécil de L me hubiese echado como a un perro sin una sola palabra amigable. ¡Mejor así! ¡Asi dejaba de engañarme a mi misma!

También te amo, ____-san...

¡Mentiroso!

En fin, estaba en lo de la pizza... ¡Claro! De pronto comencé a ponerme soñolienta, y me recosté un rato, y al despertar... Bueno... Estaba aquí. Del resto sabes tanto como yo.

Me hago un ovillo en una esquina y abrazo mis piernas, pues no se qué diablos quieren de mi ahora, y además, como no se trata del detective sé que no me dejaran salir de este sitio solo por que se los pida, así que tengo que controlarme para no perder la cabeza otra vez y concentrarme solo en que estoy encerrada.

En un sótano... Con decenas de hombres peludos y sudorosos...

No es verdad, ____. No hay nadie más aquí.

-¿Que quieres?- gruño al fin, cuando me canso de esperar que ellos hablen primero.

Sé que habrá cámaras en algún lugar, aunque esta demasiado oscuro para verlas. Continúo hablando a ningun punto en específico.

-He dicho, ¿que quieres? ¿Por que me has traído hasta aquí?-

Hay un silencio tan largo que casi imagino que les intereso tan poco que solo me han botado aquí para siempre, no obstante, una voz robótica y deformada me responde.

-Queremos que nos digas la identidad de L.-

Claro, debí de imaginarlo.

-¿Que L? ¿L, el detective?- me hago la tonta. -Si es así, ¿por que iba yo a saber nada? Soy solo una puta de los barrios bajos.-

-Tenemos información que nos lleva a pensar que trabajaste con él. Que sabes en donde reside y como contactarle. También, de que quizás seas la única persona del mundo que conozca su nombre.-

-Pues Buh... Les mintieron. Mi vida no es tan interesante como les hicieron creer. ¿Ya puedo irme?-

La voz, al volver a hablar, me causa un escalofrío.

-No te iras hasta que no nos digas la información que necesitamos-

Me muerdo los labios de forma involuntaria, y ni siquiera se por qué quiero guardar lo que sé con tal recelo, si L me ha tratado con tal indiferencia que ni siquiera se merece mi fidelidad. Pero aquí estoy.

-¿Quienes son ustedes? ¿Que les hizo ese detective?-

-No ha pasado tanto, ____ Lovett. Aun quedamos muchos seguidores de Kira en el mundo. Kira, o Light Yagami, también le conociste ¿eh?-

Me remuevo en mi lugar y sacudo la cabeza con vehemencia.

Oh... Tengo tanto miedo...

-No le conozco mas de lo que ustedes le conocieron.- afirmo, fingiendo ser mas valiente de lo que en realidad me siento. -Les soy completamente inútil. ¿Ya pueden soltarme?-

-Tenemos pruebas de que fuiste con él a la preparatoria, y tiempo después a la universidad.- murmura mi captor, y se me ponen los pelos en punta.

Por supuesto que te tiene investigada...
¡Estupida!

-Tuviste una temporada muy interesante ¿eh? Jugando a la doble cara para que Light Yagami perdiera. Dime, ¿valió la pena el dinero?-

Mierda...

L... ¿En donde diablos estás?

-Bien.- suspiro como dandome por vencida. -Tienen razón. Conocí a Kira, pero solo creí que era otro estudiante más. Me daba tutorías. Eso era todo. Nunca me enteré de nada extraño.-

Por favor... Creetelo...

-¿Y di, exactamente como pasaste de ser una prostituta a tener todos tus papeles al día para ingresar a la preparatoria, y posteriormente a la universidad? ¿De donde sacaste ese dinero?-

-Un cliente me lo dio.- balbuceo temblorosa.

-¿L? ¿Ese cliente?-

-No. ¡No! ¡Ya les he dicho que no conozco a ese L!-

Escucho un suspiró al otro lado del micrófono.

Por favor... Por favor dejenme en paz... Tenía planeado ver "Diario de una pasión" hoy y llorar hasta que no tuviera mas lágrimas... No arruinen mi itinerario...

-No estas haciendo esto fácil, niñita. Y si no hablas por las buenas, entonces, seguro, tendrá que ser por las malas.-

Me tenso de arriba a abajo, y lo único que consigo suspirar es:

-¿Para que necesitan esto? ¿Por que no solo dejar las cosas como están...-

-Por pensamientos como el tuyo, el mundo volverá a como era antes de que Kira comenzara a purgarlo de los corruptos... Pero, si L muere, seguro que un nuevo Kira no tardará en surgir, y hacer sin esfuerzo lo que Light Yagami no pudo por culpa de tu amiguito el detective.-

-Light Yagami perdió la cabeza. Se desvió de su objetivo bajo el peso del poder que se le fue dado... Y lo mismo pasará con cualquier otro que lo intente.-

-Light Yagami estuvo a punto de convertirse en un dios...-

-Se convirtió en un criminal. Solo eso.-

La voz calla por un buen rato, lo que solo aumenta mi ansiedad y el pánico que trepa como dedos fríos por mi espalda.

-Veamos si para cuando acabemos contigo sigues pensando lo mismo, ¿si, zorrita?- dice al fin.

Y ¡oh! Ojala se hubiera quedado sin decir nada.