En el que hay una propuesta nada tentadora

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Sucedió una tarde, cuando ____ acababa con las clases de ruso.

L había estado esperándole cada día de las ultimas semanas fuera del aula, pues hacía ya un tiempo que la había llevado a vivir a su casa y de esta forma era mas practico que se fueran juntos, así que no le sorprendió mucho verlo ahí.

Aunque hubiese algo extraño en él, tomando en cuenta que llevaba traje, y aun con la corbata desatada y la camisa sin fajar, se veía mas arreglado que de costumbre.

-¿Y cual es el evento? ¿A donde vas tan arreglado?-

-Estaba pensando en llevarte a comer. A algún sitio.-

El sitio resultó ser uno de los restaurantes mas lujosos en los que ____ hubo estado en la vida, y el "llevarte" fue mas bien un "hacer que mi nuevo chofer nos lleve en limusina".

Ahí fue cuando debió comenzar a sospecharlo. Pero lo cierto era que aquel comportamiento tan raro en él, se le figuró una anomalía. Y además, como solo llevaba una sudadera y botas altas, la gente la miraba tan raro que no pudo evitar cuidarse más de sus comentarios que de lo que el detective pretendía.

La cita (si es que podía llamarsele así) estuvo destinada al fracaso desde el primer momento. La comida era buenisima, pero en cantidades insignificantes, el mesero la miraba con la nariz alzada y se reía con disimulo cuando pedía por los palillos para los dientes, habían como cuarenta cucharas y tenedores diferentes (se suponía que debía de saberlos, por las clases de etiqueta, pero se las había estado saltando todas por las imbéciles de sus compañeras que se la pasaban haciéndola menos) y no podía decir nada provocativo al pelinegro de enfrente porque a cualquier insinuación la bola de ancianos en las mesas que los rodeaban se le quedaban mirando con desaprobación.

-¿Es una prueba?- le preguntó al fin, cuando me convenció a si misma de que no podría soportarla otro segundo.

-¿Eh?-

-Que si es una prueba, ¿lo es?- miró a su aburrido pero glamuroso alrededor, de pronto mas despierta que antes. Nadie parecía un sospechoso de haber cometido algún crimen, pero una nunca sabe.

-No. No lo es. Solo...- L se miró las manos, como si de pronto las encontrara muy interesantes. -Solo creí que te gustaría.-

-Oh...- dijo ella, pues no sabía que más decir. Sintió que se le relajaban un poco los hombros, aunque también estaba algo decepcionada. Se estaba esforzando en esas clases para ser agente más de lo que se había esforzado por nada en toda su vida. Se moría por probarle a alguien lo mucho que ya sabía. Sobre todo a L.

-Pero lo odias.- suspiró este -y lo cierto es que yo también. ¿Quieres caminar un poco?-

-Ummm... Seguro.-

Así que en lugar de decir que no y retirarse en ese segundo, se metió de lleno en la trampa y una vez se fueron le siguió a un parque precioso, iluminado por bombillas de luz blanca, que tenía rosales, un lago con cisnes y un puente, y, en fin, sumado a lo precioso de aquella noche estrellada, era una locación ideal para que alguien hiciera lo que L estaba a punto de hacer.

Se detuvo en seco y cuando la chica le miró, empezó a buscarse de forma cómica los bolsillos del pantalón. Y entonces sacó la caja. La maldita cajita de terciopelo color crema con un diseño en oro de marca cara en la tapa superior. La maldita cajita que iba a arruinarle todo.

"Oh no." Pensó ____. Y luego "¡Oh nooo!"

Pero L, ese idiota, se me hubo adelantado antes de que fuese capaz de detenerlo.

-____-san...- se removió incomodo, como si no recordara bien lo que seguía. Luego pareció llegar un rayo de luz a iluminar su mente, pues, con movimientos tan inexpertos como los de un niño, se puso en una rodilla.

-Esto... ____-san... ¿Querrías ser mi esposa?-

¿Por que? ¿Por que decidió arruinarlo todo ahora? ¡Cuando las cosas iba tan bien entre ellos! ¡Cuando no podían dejar de tener sexo, ni de besarse, ni de pasar tiempo juntos! ¡¿En que cabeza cabía?!

Abrió la caja y en ella había una joya tan refinada que la chica temió mancharla con su sola presencia. Esa clase de joyas estaban destinadas a las damas, y ella no era una. No estaba ni cerca de serlo. ¿Por que L estaba haciéndole aquello?

Retrocedió un paso.
Y seguro L notó el miedo impregnado en su mirada, pues, de inmediato, dijo: -Comprendo.- y se puso en pie -Lo lamento. Por favor, perdoname por haberte incomodado, ____-san.-

-¡No es...- trató de discutirle ella, pero no encontró las palabras correctas. -Es que... Es que...- tomó varias bocanadas de aire. -Solo tengo diecinueve años, L. Y... Estoy... Ya sabes... Estoy en proceso de convertirme en una agente, como tú, L. Y no quiero dejarlo todo de lado. Y además, además esto es demasiado pronto. ¡No hace mas de tres semanas que vivimos juntos! No estoy... No estoy preparada para... Y te arrepentirías, estoy segura de que lo harías.-

L la miró seriamente un largo rato. Luego lo soltó:

-Sabes que jamas se me ocurriría decirte que dejaras los entrenamientos. Que jamas se me ocurriría privarte de hacer algo que te gusta. Ambos sabemos que no es solo eso, ____-san... Pero no tienes que decírmelo, esta bien. Lo comprendo.-

-No es que...- se abrazó a si misma, pues se sentía mas vulnerable que nunca -Que no quiera, ya sabes, la vida de los cuentos de hadas, caminar al altar vestida de blanco (¿estaría bien que vistiera de blanco? Por que mi historial es más bien turbio) y poder llamarme a mi misma... Bueno... Tu esposa...- se le enchinó la piel -Pero... ¡Solo piensalo, L! ¡Es una ridiculez! ¿Que dirán tus conocidos si te casas conmigo?-

-Que soy afortunado.-

-¡Que eres idiota! Si te casaras conmigo, L, nunca dejaran de decirlo. ¿Quien querría casarse con una callejera? ¿Por que?-

-Nunca te ha preocupado lo que la gente diga de ti.- dijo el detective, y era verdad. No obstante, a pesar de ello, su chica se veía aterrada.

-No estoy lista, L, para nada de ello. No puedo hacerlo. No aun. ¡Las chicas de mi clase se la pasan diciendo que solo estoy contigo para que me catapultes a la fama! ¡Que no te quiero ni una pizca! ¡Que lo único que busco es dinero! ¡Y no es verdad!-

-Lo sé, ____-san...-

-Nunca he tenido una familia, L. O al menos, no recuerdo cuando la tuve. No sabría como ser una buena esposa, o una buena... Una buena madre. ¡Ni siquiera sé si quiero ser madre! ¿Que le diría a mis hijos? ¿Que a los catorce años comencé a vender mi cuerpo por dinero? ¡Nunca antes había considerado siquiera poder tener un futuro lejos de las calles! Y ahora, por primera vez, parece que voy a tenerlo, si me gradúo y consideran que valgo la pena allá afuera, claro. Pero... Pero... Pero aunque lo haga, no sabría como ser una buena esposa para ti, L. No, ¡no podría serlo! En algún momento alguien se enteraría de mi pasado y querría... Querría humillarte por medio de mi. ¡Tal vez correrían la voz! ¡Tal vez hasta tratarían de que les brindara algún servicio! Eso me asusta mas que cualquier otra cosa en la que pueda pensar en estos momentos.- retrocedió un poco más, aunque no estaba siendo acorralada por nadie.

-____-san...-

-Lo siento, L. No puedo.- y sin mediar otra palabra, salió huyendo para perderse en la negrura.

The Loveliest Boy I've Ever Fucked (L&Lightxtú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora