En el que una máscara se resquebraja

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Y la amó. La amó como nunca había amado un hombre a una mujer. Le cubrió de besos, y la adoró como un devoto a su diosa. Acarició cada centímetro de su cuerpo, respiró su aroma, mordió sus senos y jadeo junto a ella, rogándole que nunca mas se apartara de su lado.

Le aseguró que era suyo, completamente suyo, y que podía disponer de él como se le pegase en gana, aun si era para usarlo de saco de boxeo, que hasta le daría las gracias.

Intentó disculparse también, pero la chica lo acalló invirtiendo sus posiciones y moviéndose sobre él de una forma que lo puso a gimotear como a una perra.

Y cuando minutos mas tarde por fin recuperó, al menos en parte, su cordura y quedó arriba nuevamente, ya ni siquiera recordaba que había intentado disculparse.

-Te amo, ____-san- le dijo, entre beso y beso. Mas no hubo respuesta alguna. ____ se limitó a volver el rostro y arquearse más, para sentirlo mas profundo dentro de su ser.

-Te amo- le repitió el pelinegro, sin detener el ritmo de sus embestidas -Te amo mas que a mi propia vida- y le besó, y entrelazó sus dedos con los de ella, y sintió un estremecimiento magnifico y arrollador cuando la chica alcanzó el orgasmo.

Ansiaba escucharla decirle lo mismo con unas ansias que nunca había sentido antes, pero no sucedió. Por supuesto.

Y aunque aquello bastó para hacer que su corazón le doliese dentro del pecho de una forma que no habría creído posible antes, no la soltó hasta no haberle dado al menos cuatro orgasmos en toda regla.

-¡Agh~!-

Una vez la hubo llenado con su semilla, le hubo besado cada parte del rostro y salido de ella con sumo cuidado, se dio por enterado de lo que había ocurrido.

Con un rayo de sabiduría y claridad, recordó.

¡El trato que habían hecho! ¡No había logrado cumplirlo! ¡No había estado ni cerca de cumplirlo! ¡Mierda! ¿Como pudo ser tan idiota? ¡Solo tenía que hacer una cosa: nada! ¡Y aun así lo había echado a perder!

Quiso decir algo entonces, pero la chica ya se había levantado para hacerse con sus cosas e irse. Como si el detective no fuera mas que uno de sus antiguos clientes, y la sesión acabase de terminar. La observó vestirse, y aun así, fue incapaz de decirle nada.

-¿Por qué?- escuchó L entonces, justo cuando perdía toda esperanza de hablar con ella.

_____ se había detenido antes de tomar el pomo de la puerta, y aunque no podía verle la cara, sabía que estaba llorando por la forma en que la voz le temblaba.

-Tenía miedo.- confesó L, pues sabía exactamente de que iba la pregunta. -Tenía miedo de perderte de la forma en que perdí a Watari. De que algo te ocurriese si seguías a mi lado... ____-san, una diosa de la muerte casi te mata, y todo fue gracias a mi. Por involucrarte en el caso. Por dejar que mis deseos nublaran mi juicio y contratarte en esa maldita noche.-

-Sí... Seguro...- bufó ella molesta. -Fue una... Una tontería...-

-No. ¡No! No me he explicado con claridad. Antes de esa noche yo solo vivía para resolver casos, no me preocupaba por nadie de forma personal, sino que todas las personas me eran iguales. Y luego, luego ahí estabas tú. Y convertías en oro todo lo que tocabas, y eras irreverente, y descarada, y querías que todo el mundo se creyera que solo eras una cosa bonita. Casi antes de que me diera cuenta... Ya me tenías en tus manos, en cuerpo y alma. Y no podía concebir la sola idea de vivir en un mundo en el que tú no vivieses.

-Así que solo decidiste por los dos.-

-Sabia lo que dirías al respecto. Querrías quedarte. Y no podía permitirlo. Aunque me estuviera matando por dentro, prefería que vivieras una vida larga sin mi, que una corta conmigo.-

-No me creíste capaz de cuidarme sola, L.- ____ se giró para encararlo. -¡No me creiste capaz cuando te lo había probado ya cientos de veces! ¡¿Acaso no salí adelante cuando escape de casa, o en el caso Kira, o cuando tus malditos sucesores me torturaron para ver si revelaba tu nombre?! ¡Lo hice! ¡Si tan solo vieras mas allá de tu nariz te habrías dado cuenta de que he podido con todo lo que me ha llegado! ¡Y ahora puedo disparar armas, descifrar códigos, y lanzar por los aires a hombres que me doblan el tamaño! ¡Y me sigues viendo con esos ojos!-

-No. Es verdad.- el detective agachó la cabeza -Te subestime. Fue uno de los peores errores que he cometido en la vida. Y nunca más...-

-¡No sabes lo que he pasado por culpa de tus decisiones idiotas, L! ¡Estoy cansada de ello! ¡Aun hay noches que despierto creyendo que...- se detuvo, y con brusquedad se limpió las lágrimas que le nublaban la vista.

-No sabes cuanto lo...-

-¿Que es lo que sientes? ¿Haberme dejado o no haberte dado cuenta de que desaparecí por meses?-

L sintió como una piedra en el estomago. Sabía que no tenía disculpa. Él no se habría perdonado.

-Creí que... No soporté estar alejado de ti mas que un par de semanas desde que dejaste de llamar. Cuando fui a buscarte a tu departamento hallé una carta. Decía que habías conocido a alguien, que quizás iban a comprometerse, que no te buscara.-

-Y ahí vas tú y te lo crees.- bufó ella -¡Y yo que te creía listo! En primer lugar, querido, ningún hombre en su sano juicio querría nunca casarse con una prostituta. En segundo lugar, sonaba a falso lo vieras por donde lo vieras. En tercer lugar, se supone que eras el mejor detective del mundo, que te las olías todas antes de verlas. ¡He visto capítulos de Scooby Doo con deducciones mejores que las tuyas, detective de quinta!-

L se encogió de hombros, y pareció envejecer una docena de años cuando dejó escapar aquel largo suspiro.

-Lo sé. No hay perdón para lo que te hice... Y lo que te hicieron por culpa mía fue... Fue el acto mas repugnante que...- tragó saliva, pues se le había formado un nudo en la garganta. -Y entenderé que nunca quieras verme de nuevo, y si quieres que te los ofrezca en bandeja de plata, a Near, Matt y Mello, y les haga sufrir cada una de las torturas que ellos te hicieron sufrir a ti, lo haré, a pesar de cualquier cosa...- miró el suelo abatido, y se encorvó otro poco. -No te pediré que me perdones, ____-san. Por que ni yo podría perdonarme a mi mismo. Solo... Solo quería que supieras...- se dio cuenta de que lágrimas saladas le corrían por las mejillas. Hacia tanto que no lloraba que le sorprendía recordar como hacerlo. -Que supieras que... Que tuve motivos para apartarte de mi lado, motivos egoístas, pero motivos al fin y al cabo. Y por no ir a buscarte... Me temo que si me merezco todo tu odio, por no haber sospechado lo que ocurría. Había estado demasiado sumergido en mi propia miseria como para darme cuenta de que podrías necesitarme. Fui un completo idiota, y se qué... Se qué... Debes odiarme y...-

-L.-

-¿Si, ____-san?-

-No seas niña- se burló de él con una sonrisa malévola que hacia una eternidad que no aparecía en su rostro. - ¡Una creería que con ese sexo tan bueno ibas a ponerte animoso! Pero fue todo lo contrario ¿eh?-

-¿Es que...- balbuceó él sin poder creerse lo que escuchaban sus oídos. -¿Es que... No estas molesta?-

La chica se encogió de hombros, como restándole importancia.

-Lo estaba. Y mucho. ¡Maldicion, si hubieses sabido lo furiosa que estaba! Pero ya te lo he dicho antes... No puedo molestarme contigo...- hundió las manos en los bolsillos de sus ajustados vaqueros, fingiendo indiferencia. -Al menos no por mucho.-

-____-san...- L la miró como un enamorado a la luna.

____-san, ¿querrías casarte conmigo?

-Además- continuó ella - ¿en donde más me iba a conseguir otro amante que la tuviera tan larga?-

L se atragantó por la sorpresa, y ____ soltó una sonora carcajada.
¡Ah, como la había extrañado en esos seis meses!

The Loveliest Boy I've Ever Fucked (L&Lightxtú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora