En el que hay varios huesos rotos y un par de confesiones

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Narra _____:

En cuanto le veo salir, salgo tras la shinigami.

-¿Que haces?- preguntó, con la voz temblorosa, cuando llegamos a un cuarto vacío, abre su death note y apoya una pluma encima de la hoja en blanco para comenzar a escribir.

-No tengo más opción, muchacha.- dice, de esa forma despiadada. - Misa ha dado la mitad de su vida por los ojos de shinigami... No soportara que L la encierre otra vez.-

-¿Piensas matarlo?- no he dejado de temblar desde el momento en que Light me reveló su plan, sin embargo, ahora si que tiemblo con ganas. -¡Pero eso es lo que Yagami quiere! ¡No puedes dejar que te manipule!-

-¿Y a ti que te importa?- me recrimina.

-¡Aunque mates a L, Misa no estara a salvo! ¿Acaso crees que el resto del equipo lo dejara todo como esta? ¡Ya la están grabando! ¡Le atraparan! ¡Y tú ya no estarás ahí para salvarla!-

-Light cuidara de ella.-

-¡Light es quien mas ansias tiene por deshacerse de ella!-

Rem me mira, y mira la hoja en blanco. Y es como si lo que le he dicho no haya servido de nada, pues veo como escribe la primera letra.

-¡No!- digo con horror. -¡Por favor detente! ¡Te lo suplico!-

-Estas de su parte. De la del detective. No sé como no me he dado cuenta antes.- gruñe. -Espero tener tiempo de matarte también a ti, traidora.-

Retrocedo ante sus palabras, estupefacta.

-¿Qué?-

-Por eso el detective no se tragó lo de las ultimas dos reglas. Por qué tu le advertiste que eran falsas. ¡No era curiosidad lo que te hizo pedir ver mi libreta!-

Hago una mueca, pues me doy cuenta de la terrible realidad que se cierne sobre mi vida (o lo que queda de ella): ya no hay vuelta atrás.

-Sí, estoy de lado de L.- le confieso, los puños apretados, la nuca perlada de sudor frío. -Y no voy a dejar que escribas su nombre.-

Nos miramos un instante, y luego la criatura articula un:

-Observame-

-¡Basta!- chilló lanzándome hacia ella, en un vano intento de arrebatarle la pluma. No me doy cuenta de que me ha lanzado por los aires de un manotazo hasta que golpeó con la pared y siento como algo se rompe en mi costado. ¡Oh! ¡Maldicion!

Las lágrimas me nublan la vista y suelto un quejido de dolor, aunque no me dejo a mi misma quedarme en el suelo como un ser patético, lamentandome.

Me obligo a levantarme, tambaleante, y con la mandíbula tan apretada que fácilmente me podría romper los dientes. Y vuelvo a avanzar.

¡Jaja! ¡Alguien debería de darme un premio por ser la humana mas tonta del mundo! ¡Solo a mi se me ocurriría desafiar a una diosa de la muerte sin un arma siquiera!

Cuando me detengo enfrente de ella, me doy cuenta de que ha sido demasiado tarde. Ya hay un nombre escrito ahí. No obstante... No se trata del de L.

Oh...

Oh no...

Si no es L...

Watari...

-¡¿Que has hecho, shinigami estúpida?!- suelto un chillido y cargo contra ella.

Esta vez no me lanza al otro extremo de la habitación, sino que captura mi brazo cuando hago ademán de arrebatarle la libreta, y lo rompe por la mitad como quien rompe una astillita de madera.

"Voy a desmayarme." pienso, cuando me suelta y veo mi brazo doblarse de una forma poco natural. "Voy a desmayarme."

"Puedes resistirlo. Solo un poco más... Tienes que salvar a L..."

Pero la criatura ya acaba de escribir su nombre. De nuevo, he sido demasiado lenta, y ahora, por mi culpa, L debe de estar...

Debe de estar...

-¡____!-

Se deja el "-san" en alguna parte. Pero eso no me importa, me alegra demasiado verlo. Justo frente a mis ojos, vivo, (aunque tal vez no por mucho) el detective.

¡Madre mía! Pienso entonces. ¿Tambien tendré que verlo morir? Eso si que es sádico de parte del de allá arriba.

No hablo, aunque boqueo un poco, no me muevo, aunque sigo temblando, apenas respiro, y la shinigami parece estar en mi misma situación.

Comienzo la cuenta.

40... 39... 38... 37... 36... 35...

-¡Oh! ¡____! ¿Que te ha pasado?- camina hacia mi, y con dedos ágiles encuentra el problema de mi costado herido. Lo toca con suavidad, aunque yo doy un respingo.

Al parecer, tengo una costilla rota, además del brazo ¿pero a quien importa una costilla rota y un brazo partido cuando esta por ver morir a alguien que ama?

30... 29... 28... 27... 26... 25...

-No pude detenerla...- le confieso con lágrimas en los ojos y la voz rota. -¡oh L! ¡Ha escrito tu nombre!-

20... 19... 18... 17...

-Esta bien, ____-

-No... No lo está... Eras lo único bueno...- sollozo, como no había sollozando desde que era una niña pequeña, en el regazo de mi padre. El verdadero. El que me quería. -Lo único bueno que había en mi vida...-

10... 9... 8... 7... 6...

-Estarás bien... Me encuentre donde me encuentre... Jamas dejaré de velar por ti...- promete, y en el borde de sus ojos, casi puedo ver vestigios de lágrimas.

No quiero que se muera.

No. ¡No quiero que se muera!

¡Dios! ¡Por favor! ¡Por favor no me lo quites! Ni siquiera le he dicho...

¿Como podría vivir conmigo misma si él muere? ¿Como despertar cada mañana a sabiendas de que él no estaba a mi lado? Estuvo ahí, cuando nadie mas estaba.

Solo a él se le habría ocurrido el sacar a una prostituta de su callejón. Solo a él se le habría ocurrido tratarla como a un ser humano y no un objeto.

Apuesto a que ni siquiera se le ocurrió que ella terminaría enamorada.

-L... Creo que te amo, L...- hipeo, y él me sonríe con una de esas sonrisas que iluminan la habitación, a causa de lo poco que suelen aparecer en su rostro.

-También te amo, ____-san...-

3... 2... 1...

Y...

Parpadeo. Suelto un gritito ahogado.

Y...

Y...

Y...

Nada.

-¿Que?- escupe la shinigami, y seguido de ello, alcanzo a escuchar una risotada no tan lejana. Una risotada que, si mal no lo recuerdo, ya he escuchado antes.

The Loveliest Boy I've Ever Fucked (L&Lightxtú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora