En el que el detective y la callejera se reencuentran

3.4K 348 31
                                    

Antes:

____ se levantó de golpe, sudorosa y aterrada, en una habitación casi toda blanca y muy helada.

Lo ultimo que recordaba era... Lo ultimo que recordaba era...

Que la mataban.

¿Y que hacía ahí entonces? No creía cumplir con los requisitos necesarios para ir al cielo, aunque quizás tampoco con los del infierno, y además, aquel sitio no se parecía a ninguna de esas dos opciones.

Se parecía mas a una enfermería de escuela.

-¿En donde...- trató de preguntar a nadie en específico. Tenía la boca pastosa, y hasta respirar le dolía.

-Bien hecho, ____ Lovett.- la felicitó un niño albino mal sentado en el sillón mas cercano a su cama. -Has pasado la prueba. Bienvenida al Wammys. Es un gusto poder, al fin, hablarte frente a frente-

Era un niño. ¿Ese mismo niño habría sido el que mandó que la torturaran?
Un temblor recorrió su espina dorsal. ¿Una prueba? ¿Por qué? ¿Por ello la torturaron hasta el cansancio? ¿Por una maldita prueba?

-¿Tu eras el de la voz, niño?-

-En ocasiones.- respondió este de forma apacible. -Otras veces eran Matt, o Mello. Pero me han elegido para venir a explicártelo todo a mi pues soy el más joven. Esperaban que mi juventud te detuviese en caso de que quisieras... Ummm... Cobrar venganza por las cosas que te hicimos.-

-Dices que... Que... La captura, los verdugos, ¿Que todo fue una farsa?-

El albino asintió, y se retorció un mechón de pelo.

-Para averiguar si encontrándote en una situación de peligro, confesarías o no el nombre de L. Pero no lo hiciste. Eres de fiar.-

A ____ se le ocurrió de pronto un pensamiento muy divertido.
-¿L lo sabe?-

-No.- respondió Near. - Le hemos dejado una carta haciéndole creer que venía de tu parte. En ella decía que habías conocido a alguien y que no querías que te buscara más.-

-oh...- la chica se lo pensó un segundo y luego estalló en carcajadas. -¡oh! ¡Tu y tus amigos están TAN fritos!-.

Near se hizo mas pequeño en su sitio, pues un escalofrío acababa de treparle por la espalda.

-Entonces... Supongo que si querrás cobrar venganza.- dijo con un suspiro apesadumbrado.

Ya lo esperaba, aunque no con demasiado entusiasmo. ¿Quien no querría una venganza después de todo aquello? Seguro nadie en su sano juicio.

¿Venganza? Pensó ____, y de solo pensarlo le dolieron los huesos.

Tal vez en otro momento. Cuando estuviese sana como un roble, completamente recuperada, querría su venganza. Pero no ahora. En esos momentos lo único que quería era dormirse otro rato.

Se sentía mas cansada que nunca en su vida.

-Solo... Solo llevenme a casa...-

-Lo haremos.- dijo el niño al instante -Pero el rector actual del Wammys me ha pedido que te ofrezca una... Llamemosla, una "oportunidad".- la miro de una forma tan parecida a como miraba L que solo con ello logró hacer que el corazón le doliese mas que con tantas ¿semanas? ¿Meses? De tortura.

Como ____ no podía hacer mas que escuchar, escuchó.

-Le ha sorprendido la forma en que lo soportaste todo, sin quebrantarte ni bajo una amenaza de muerte, y te quiere en el programa.- el albino esperó a escucharla decir cualquier cosa, pero como esto no sucedió, continuó en voz poco expresiva. -En este programa, de aceptar formar parte de él, se te entrenara tanto en idiomas, criminología, manejo de armas de toda clase y artes marciales, como en reglas de etiqueta, conducción de maquinaria pesada, paracaidismo, buceo, y cualquier otra cosa que se considere necesario para que te conviertas en una agente en toda regla. Como lo es L, como lo fue Watari.-

-¿Y que gano yo con eso? Además de terminar muerta, claro...-

-Una nueva vida.- le respondió Near, después de un largo tiempo pensándoselo. - Tal vez, hasta a L.-

Ahora:

-Pero, L...- dijo Mello tratando de ir tras de él, y poniéndole una mano sobre el hombro para detenerlo. -Hombre, todo sigue bien entre nosotros ¿verdad? ¿no estarás enoja...-

Antes de acabar la frase, un veloz puño, que se sintió como acero de tan duro, ya se le había clavado en la mandíbula y lo había derribado, noqueándolo en el acto y dejándolo tendido, cuan largo era, sobre el suelo.

Los ojos de L, feroces y dilatados como los de un animal hambriento se posaron respectivamente en Matt y luego en Near, como esperando a ver si alguno se atrevía a desafiarlo bajo el riesgo de terminar como el rubio, inconsciente y con una montaña amoratada de piel hinchada ahí donde el detective lo había tocado.

Nadie fue tan osado. Ni tan estúpido.
Matt incluso le dijo en donde, precisamente, encontraría a ____.

Y L fue en su búsqueda, no sin antes advertirle al par que se consideraran muertos.

Una vez en marcha, le bastó en pasar por fuera del dojo para saber que su chica estaba ahí, pues junto a la ventana había un grupo de muchachos de mirada perdida y vestidos con trajes de karate blancos, que parecían completamente cautivados (y quizás también algo asustados) con algo más allá de a donde L alcanzaba a ver desde afuera.

Entró pues, incapaz de ir mas lento, y ahí, como no, estaba ella. Justo en esos momentos, haciendo volar a un hombre del doble de su tamaño por los aires.

Tenía el cabello corto ahora, aunque aun se le ondulaba de esa forma natural, y aunque no llevaba una sola pizca de maquillaje y ríos de sudor le corrían a ambos lados de la cara, roja por el ejercicio, L se dio cuenta de que nunca le había parecido mas atractiva, ¡y eso que era pésima en lo que estaba haciendo!

No seguía ni una sola de las reglas del combate que estaban practicando. Mezclaba el judo con karate, el jiu jitsu con capoeira, pateaba cuando le indicaban que usara los puños, daba cabezazos, arañaba, y pisaba pies, y pateaba rabadillas y otros puntos nobles...No llevaba tampoco el traje requerido para las practicas, sino unos vaqueros ajustados y una blusa de tirantes blanca, y aunque, eso sí, andaba con los pies descalzos sobre la colchoneta, cada uno de sus movimientos era tan ligero que parecía que volara, y era cierto que siempre ganaba, esto solo lo conseguía a base de jugar sucio, y por ello no era difícil extrañarse cuando, al pedir voluntarios para pelear contra ella, ninguno de los estudiantes levantaba la mano.

Tardó un buen rato en notar la atenta mirada de L, que por su parte se había quedado congelado en la puerta, contemplándola, sin tener la mínima idea de lo que debía de decir.

Una disculpa, seguro, pero ¿que más? ¿Como haría que sonara sincera? ¿Como lograría que su chica lo perdonara después de todo lo que había pasado por su culpa?

No. Jamas iba a poder perdonarlo. Seguro.

-¿Nadie? ¿Nadie quiere pelear contra Lovett?-

Todos se miraron. Nadie levanto la mano, aunque algunos se removieron incómodos. Los ojos de esta se clavaron iracundos en el detective de pie junto al marco de la puerta, pues justo entonces reparó en su presencia.

-Bueno,- dijo el entrenador apenado, y se volvió hacia la chica - me temo que...-

-Yo lo haré.- dijo alguien por fin.

Y ese alguien no era otro que L.

The Loveliest Boy I've Ever Fucked (L&Lightxtú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora