Capítulo 8: Sin compromisos.

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La castaña despierta a la mañana siguiente y lo primero que hace es lamentarse de su suerte, desde ya su madre le recuerda que tiene que traer a Christopher a la reunión, y aunque ha intentado decirle y convencerle de que ella no se siente cómoda con la otra familia, su madre ha hecho oídos sordos ante las súplicas de su hija.

-Mamá-intenta una vez más mientras observa a su padre pidiendo ayuda-Papá, ayuda.

El hombre de ojos azules camina hasta su hijastra y la abraza.

-Es por tu bien, Moni, queremos conocerlo, nada más.-explicó su padre, la castaña renegó y su padre le acarició el cabello-Nos vemos, Moni-se despidió y los demás integrantes de la familia se fueron ya, dejando a la castaña sola.

Suelta un grito de frustración y se sienta en uno de los peldaños de la escalera. Su celular suena en la planta de arriba, suspirando y conteniéndose para tener la paciencia de ir a buscar el celular, sube los peldaños de dos en dos hasta llegar a su cuarto.

Desconecta el cargador y suelta un grito en silencio cuando ve el identificador que es Christopher, toma aire porque todo esto es su culpa y es capaz de matarlo. Desliza el dedo por la pantalla y para su sorpresa, no es una simple llamada, es una video llamada y ella está despeinada.

Agradece que su internet sea lento y tiene tiempo de agarrar un moño y hacerse una coleta.

-Buenos días-saluda el castaño mientras aún está en la cama, mira la pantalla de su celular y por este solo se refleja el techo de algún lugar de la casa de su novia.- ¿Mónica?

-Sí, sí, aquí estoy-habla la muchacha mientras sostiene el celular y baja a la cocina con el cargador en la otra mano.-Buenos días-le sonríe.

-¿Cómo estás?

-Bastante sorprendida, no esperaba que me llamaras-admitió Mónica mientras dejaba el celular apoyado contra el frasco de café y un mantel. El castaño miró bien a su novia, lucía un pijama de color rosado pálido, el pantalón era algo apretado y dejaba ver las buenas curvas de su novia (las cuales no había visto antes)

-Mira eso-murmuró mientras Mónica le contaba sobre la reunión de sus abuelos o algo así, no le prestaba atención, solo miraba cuando la camiseta de mangas largas se levantaba de vez en cuando mientras Mónica se estiraba para alcanzar algo de la alacena.

-¡Christopher!-chilló la castaña al ver la extraña mirada que el muchacho le dirigía-¿Qué estás viendo, baboso?

-Lo linda que estás-mintió, la observó asentir sonrojada y posteriormente coger el vaso de la licuadora y colocar dentro avena, leche y un guineo. Puso todo a licuar y la castaña agarró otro guineo mientras se colocaba frente a la cámara y comía el guineo.

El castaño ahogó un gemido, se obligó a pensar que su linda ojiazul era aún muy inocente como para intentar provocarlo. Carraspeó sintiendo la incomodidad en su bóxer y habló:

-Oye mi amor-Mónica lo miró mal mientras le daba otro mordisco a la fruta, Christopher gimió y la castaña lo miró atónita-No hagas eso.

-¿Qué cosa?-cuestionó inocente mientras en su mente pensaba que podría estar haciendo mal si ella solo estaba conversando tranquilamente.

-Eso-señaló, la muchacha arqueó una ceja, aun sin entender-Verás, es un consejo, nunca comas un maduro y mires a un hombre a los ojos, nunca mi amor.

La castaña miró la fruta y abrió la boca ofendida y asqueada.

-¡Eres un pervertido! –el castaño se carcajeó-Guacala, ya no quiero. Oye eres un asqueroso. ¡No lo estaba haciendo apropósito! ¡Ni siquiera sabía que comer un simple guineo podía ser visto desde el lado pervertido!

Novios Falsos NUEVA VERSIÓN. Finalizada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora