Capítulo 23: Miss Right.

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Cuando el rizado se acostó a dormir no pudo evitar pensar en cierta morena que desde hace días le rondaba en la mente. Y, es que Zabdiel en verdad quería enamorarse, ya hacía meses desde su última relación en secreto y esta vez él quería hacer las cosas bien.

Quería una relación bonita, sin celos tóxicos, con confianza y sobretodo amor. Quería que lo amen y amar sin tener que preocuparse porque la otra persona le este siendo infiel o algo peor, solo busque sus cinco minutos de fama.

Sabía que Fer también había terminado una relación hace poco y estaba al tanto de los problemas en su rota familia. Desde el momento en el que Mónica aceptó el contrato dejó de lado un pilar fundamental en su vida: su mejor amiga. Una chica que estuvo con ella en los mejores y peores momentos de su adolescencia.

El mismo caso de Christopher, por sostener una gran mentira; entre su novia real y la falsa descuidó muchas cosas, su familia y amistades. A pesar que Zabdiel era un muchacho tranquilo también tenía sus momentos de tristeza, esos bajones emocionales que le pegaban fuertemente en la consciencia y le reprochaban si en verdad lo que hacía era lo correcto.

Zabdiel tampoco entiende muy bien cómo es que aquella muchacha llegó a confiar tan rápido en él y viceversa. Quizá el aura que transmitía le brindaba la paz mental que tanto necesitaba de esta ajetreada vida de artista.

Miró el techo de su habitación, sumergido en la suave música que usaba para dormir y la pensó.

Una morena sonriéndole de forma dulce, sin pronunciadas ojeras que intentaba ocultar con capas de maquillaje, sin la voz rota por el sufrimiento.

Puedes confiar en mí, no te romperé.

(...)

La mañana era fría, Chicago sin duda no era el de sus recuerdos, quizá sea porque hace años no volvía o porque a comparación de su compañero, ella ya estaba acostumbrada a la arquitectura y ruidos de su ciudad.

Los enormes rascacielos y los transeúntes apurados, y ella parada en una acera con un café en la man, sin duda le recordó a alguna película americana, en la cual ella era la protagonista torpe, despistada e inocente a la que le va mal en el amor hasta que se choca con el que sería, el amor de su vida.

Y hablando del amor de su vida, lo vio cruzando la acera, detrás del camarografo para la sesión de fotos. Se río de sus pensamientos ridículos, eso solo pasaba en las películas o a las personas con suerte. Y ella, era todo menos suertuda.

Esta vez no se sobresaltó cuando sintió unas cálidas manos colocar algo en su oído, sabía de antemano que era Joel, el rizado había tomado la costumbre de compartir sus Airpods con la muchacha y dejarle escuchar música con él.

Cuando volteó, era Richard. Le sonrió al moreno.

-Espero, no te moleste que hoy comparta música contigo.-La chica negó mientras bebía el café.

-Para nada.

-Joel tuvo un accidente y se está haciendo cargo ahora...-volvió la vista y vio al rizado disculpándose con una chica, un poco más pequeña que él, la muchacha llevaba el suéter rosado pálido con una enorme mancha de café y crema, además, algunas donas estaban en el suelo.

-Oh...

-Creo que la chica lo perdonará, con la cara de Joel es difícil enojarse con él, salvo cuando se pasa de bestia.-Ambos rieron.

Cuando le tocó hacer las fotos a Richard, Mónica se acercó a Daysi, se sentó junto a la señora y metió las manos en los bolsillos. Tanto ella como la madre del cubano miraban en silencio la sesión de fotos y las ridiculeces que hacía el menor del grupo.

Sintió pena ajena cuando Erick, por andar jugando a perseguir a Joel chocó contra un auto y activó la alarma, el mexicano se burlaba descaradamente cuando el cubano ofreció disculpas al dueño del auto.

-¡Mamá!-chilló el menor y se sentó sobre las piernas de su progenitora, quien se reía.

Mónica golpeó el brazo de Chris cuando este se paró junto a ella, quizá algo más fuerte de lo planeado.

-¿Cómo te atreves a pegarme?-comentó con tono juguetón el mayor, segundos después Erick lo golpeó. -¿Por qué me pegas? -En menos de cinco segundos los miembros estaban golpeando a Christopher y este se reía escandalosamente.

Con cuidado de la prensa, Christopher abrazó por detrás a la castaña y caminaba con ella, colocó su mentón sobre la cabeza de la chica y jugaba con su cabello, arruinado el peinado que las estilistas habían hecho hace media hora para unas fotos de pareja.

Al camarografo le pareció tierna aquella interacción de pareja que no pudo evitar tomar varias fotos y mostrárselas al mánager quien, aun sorprendido por la naturalidad de las fotos dio el visto bueno.

Renato observó a la joven pareja, si él mismo no hubiera organizado todo, creería que Chris en verdad estaba enamorado de Mónica. No sabía y tampoco entendía como es que dos jóvenes que apenas se conocían eran capaces de aparentar tan bien una relación amorosa. Sin duda, aquella relación parecía digna de una escena de película.

Mónica se sorprendió cuando el castaño dejó un casto beso en sus labios para la foto, y así de rápido se alejó. Tampoco se quejó cuando él le tomó de la mano y la movía. Ignoró también el acelerado latido de su joven corazón y miró a la cámara.

Por iniciativa propia, se puso se puntillas y besó la mejilla del otro, quien intentó no parecer aturdido por la repentina acción y le tomó de la cintura acercándole a su cuerpo.

Sí, sin duda eran la pareja perfecta. El novio perfecto y la chica perfecta, sin errores, ni pecados.

Pero entre tanta perfección siempre hay un defecto.

Y si tan sólo no se hubiera empeñado en ser la chica perfecta, quizá hubera evitado su propia destrucción.

Porque hasta en la mejor tela cae la mancha, y en un corazón inocente penetra el egoísmo y la maldad.

Todo, solo por perseguir un imposible; la inexistente perfección.









23/06/2023





Novios Falsos NUEVA VERSIÓN. Finalizada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora