Capítulo 18: Dura realidad.

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La castaña caminaba sola por las calles de Miami, no sabía donde estaba pero por el olor a sal, cerca de la playa. Algunas personas la miraban, la muchacha iba cabizbaja y el cabello revuelto y mojado.

Se sentó en una acera mientras veía a varios jóvenes andar sobre sus patinetas o bicicletas, algunos hacían trucos y la gente aplaudía. Se revolvió el pelo y suspiró.

Quizás el venir a Miami si fue mala idea, Chris tenía amigos aquí y por más que juró que estaría con ella, él iba a preferir a sus amigos y a su verdadera novia. Mónica no tuvo la oportunidad de conocer a la chica, pero jamás pensó que Chris preferiría a una chica tres años menor que él cuando ponderaba que prefería a las mayores.

Volvió al departamento una hora después, no fue complicado moverse por Miami, unas cuantas indicaciones fueron suficiente. Apenas llegó se metió a bañar y Zabdiel no estaba ahí, por suerte. No lloró, no le dolía, estaba asombrada sí,  pero no era para tanto.

Apenas se puso ropa limpia se tumbó en la cama que le dieron y se dedicó a ver alguna película con el fin de distraerse.

(...)

-¡Fernanda!-la pelinegra volteó y sonrió, saludó con la mano a la persona que la llamaba y sin más echó a correr hacia ella.

-Hola, mocosa.

-No me digas así-la pequeña niña de diez años se quejó pero dejó que su hermana mayor le apretara las mejillas.

-¡Hala!, pero si estás más grande que la última vez. -Fernanda sonrió y después de despedirse de la madre de Jennie se adentraron al cine.

-Mamá dijo que si como bien seré linda y alta como tú. -La morena se sonrojó y asintió.

-Debes comer bien, Jennie, solo así serás una belleza como yo.-La niña río y después de escoger la película Fer se hallaba eligiendo los combos.

-Fer, papá no viene a casa tan seguido, ¿Por qué?

-Uh..., yo tampoco lo sé, enana, ven, la función casi empieza.

La niña sonrió y Fer intentó imitarla, pero después de esta semana difícil ella no hallaba consuelo, pensó que ver a su media hermana la haría sentirse mejor, y sí, verla era reconfortante pero la situación era complicada.

Cuando la morena tenía diecisiete años se enteró que su padre tenía una amante y fruto de esa relación ella tenía una hermana de siete años. Al principio sintió celos de esa niña, la odiaba no deseaba verla ni en pintura, pero después de una charla con su maestra entendió que la niña no tenía la culpa.

Le contó a su padre que quería conocer a su hermana, a pesar de las pegas que puso su padre al inicio, terminó cediendo y llevando a la adolescente a conocer a Jennie, una niña morena de ojos cafés y de contextura delgada, aunque la niña se parecía a su madre, sin duda tenía rasgos de su padre que nadie podría negar.

Cuando la conoció, Jennie se mostró muy tímida, casi no hablaba y se refugiaba en su padre, no fue hasta que Fernanda le dijo que era su hermana mayor que la niña empezó a soltarse poco a poco, era divertido pasar tiempo con su hermana, compartir historias y jugar. Pero sobretodo, Fer quería ser esa amiga incondicional para su hermana, esa amiga que en su madre no había hallado, por fin entendía la confidencialidad entre hermanos, esa conexión que había visto en Mónica y su hermano.

Y le gustaba.

Miró de reojo a la niña que veía emocionada el estreno de Frozen, sin duda si su madre se enterara de su existencia ella no volvería a pisar la casa, pero quería tanto a la niña que el pensar alejarse repetidamente de su vida le aterraba, aun le quedaba mucho por aprender sobre como ser una buena hermana, serían cómplices, y aunque no pudiera hablar con su hermana de chicos y cosas de jóvenes, hablaría con ella sus teorías de Disney y los animales, seres mitológicos e incluso la antigua Grecia que tanto le gustaba, le tomaría fotos con su cámara profesional y hasta podría pedirle a Mónica que diseñe ropa para su hermana.

Eran tantas cosas que quería hacer Fernanda con su hermana que no podía esperar más.

(...)

-Te llamé, no contestaste- Christophher dijo mientras cerraba la puerta, Mónica estaba en la cocina en compañía de Zabdiel.

-¿A mí o a ella?-comentó el rizado confuso, Mónica siguió preparando la comida.

-Zab, préstame atención, remueves hasta que todo se integre... -la castaña obtuvo la atención del más alto e ignoró a Christopher.

-Mónica, ¿podemos hablar?

-¡Hala que tarde! Quedé en llamar a mi madre, Zab, lo siento, ¿puedes servirte tu mismo?

-Sí, no te preocupes, gracias por la comida.-Zabdiel le sonrió a la muchacha quien sin más, salió corriendo fuera del departamento antes de que el castaño pudiera detenerla.

-¿Qué le...-?

-Antes que nada, eres un cabrón.-Zabdiel se sirvió la pasta y un pedazo de carne. -Insensible de mierda.

-¿Qué...?

-Si ibas a ir a acostarte con Sasha no la hubieras llevado, me decías que la verías y yo me encargaba de Mónica.

-¿Cómo sabes? -Christopher estaba atónito, se sentía mal por dejar que Mónica se fuera de la fiesta sin más y sin conocer Miami, pero después de estar con su novia le había puesto atención a ella por lo  que Mónica no estuvo en su mente hasta hace unos minutos, cuando volvía al departamento.

-Cuando llegué ella estaba viendo una película, sola, pensé que estabas en el baño o algo pero resulta que estabas en una fiesta, y aunque ella no me lo quiso decir ya supe más o menos que pasó.

-Sí, eso...Uh. Joder, que vergüenza.

-El pedestal en el que te tenía se fue de picada, bro, por bruto. Capaz que te manda a la mierda, me reiré si eso pasa.

-¿Está cabreada?

-Yo preferiría al diablo antes que ella, y yo que pensaba que las pequeñas eran tranquilas. -Murmuró el boricua mientras tomaba su plato y se iba a su cuarto dejando solo al castaño.

Lección de vida: Las pequeñas son peores.

♡♡

23/06/2023

Novios Falsos NUEVA VERSIÓN. Finalizada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora