- Es mejor que guardemos silencio ahora -murmuró mientras caminaba hacia donde estaba la puerta y me señaló la salida. Me levanté más que molesta y salí de la habitación lo más rápido que pude. Mamá caminó detrás de mí y cerró la puerta con cuidado.
-Vas a decirle a Erik que devuelva la guitarra, Demetria. No puedes aceptar un regalo como ese.
-Mamá... ¡no sabía que me la daría! -grité lo más bajito que podía-. ¿Tú crees que si yo hubiera sabido le hubiera permitido comprarla?
- Es una Taylor, he visto el estuche... ¿crees que no sé cuánto querías una de esa? ¿Sabes cuánto cuesta? -preguntó.
-Sé cuánto costaba la que yo quería... la que él me ha regalado no. Solo la devolveré si Christian está de acuerdo. ¿A qué horas se irán? a Erik lo dan de alta mañana -me crucé de brazos y ella suspiró.
- Esta noche se quedará su padre y no hay excusa.
-¡Mamá yo me siento bien aquí! No quiero estar encerrada en mi cuarto todo el tiempo, Erik me hace compañía... no quiero regresar a casa. ¿Por qué estás comportándote así? ¡¿Te hice algo acaso?! -no lo evité, esta vez grité.
- ¿Qué diablos sucedió con mi hija? -preguntó-. La que estaba en su cuarto cantando siempre canciones con su guitarra, la que estaba siempre tratando de aprender, la que nunca llegaba por la noche porque siempre estaba con su mejor amigo en la calle. Ahora solo estás en casa sentada en esa maldita ventana. No hablas, no comes, nada. ¿Qué diablos te pasó? ¿Qué estoy haciendo mal?
-¡Es por qué extraño a papá! -grité-. ¡Lo extraño mucho! Y de todos ustedes... el único que ha llegado a entenderme mejor es Erik. Si tanto te molesta que esté si hablar, sin comer y pegada en esa maldita ventana, deja de tratar de ayudarme. Lo único que quieres es que me quede en mi habitación encerrada sin hacer nada. Pues, ¿te digo algo? Esa no era vida. Amo tocar guitarra, pero yo estaba sola todo el tiempo y después, ahora que tengo tres hermanos más... ¡¿Quieres que esté encerrada?! Perdón, no puedo concederte eso, mamá. Regresaré contigo para ducharme y regresaré aquí.
- Díselo a Christian.
-Mira... -suspiré-. Si Erik no pide que me quede, bien. No me quedaré -le dije y se cruzó de brazos-. Sino, está bien. Regresaré y veré a mi hermano mañana.
- Creía que no eran tu familia -dijo altanera-. ¿No que no querías mudarte?
-Disculpa, pero tú te la pasas todo el día trabajando como para darte cuenta que mi relación con ellos ha mejorado mucho. ¿O ya lo sabías?
- Oh por favor, no me repliques ahora que te he tratado de sacar adelante sin la ayuda de nadie y si crees que Christian te mantiene estás muy equivocada. ¿Quién crees que pagará tu universidad? -preguntó-. Además, puede que tú no me cuentes nada pero ellos sí.
-Bien. Solo quiero hacerte una simple pregunta y quiero que la contestes, mamá.
- Adelante.
-La mamá de Erik falleció hace medio año... y tú comenzaste a verte con él hace un año. ¿Podrías explicarme un poquito? Porque de verdad no entiendo -me crucé de brazos y su expresión se fue, se quedó paralizada al igual que yo cuando Erik me lo dijo.
- ¿cómo es que tú…? -alcé una ceja-. No es algo que tú tengas que saber.
-No, de hecho no. No quiero saber que mi mamá estaba saliendo con un hombre que estaba casado aún y su esposa estaba muriendo -mi mejilla comenzó a arder y coloqué mi mano en ella. Por primera vez... mamá me había abofeteado. Mis ojos se llenaban de lágrimas del coraje y bajé mi mirada-. Solo quiero pensar que tenías tus razones.
- ¿No crees que si yo pasé por la muerte de mi esposo... no pensaría en lo que sería para alguien así? -preguntó-. ¿Crees que no pensé en ella? ¿En sus hijos? ¿Crees que fingí ceguera emocional? ¡Tú no sabes lo que he hecho por esos niños ni por ella! -me gritó-. Tú no sabes...Oh... lo había estropeado. Esto estaba mal y odio ese sentimiento el cual me dice que soy culpable ahora. Ella dio media vuelta y salió de ahí, mientras que yo luchaba contra mi orgullo y me encontraba sentada en el piso del pasillo de la habitación de Erik. Qué vergüenza... quizá escucharon todo y, Dios... soy una berrinchuda. No debería de comportarme así, tengo diecinueve años, ¡diecinueve! Ya veinte. Me quedé ahí por un buen tiempo y cuando escuché que la puerta de la habitación se abría, era Christian. Bajó su mirada para verme y sonreí apenas. Me levanté y entre al cuarto. Busqué las cosas que estaban fuera de su lugar y tomé mi maleta, lista para irme.
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Who's lovin' you? (Minna y Bere)
Teen FictionPor esas veces en las que amaste profundamente y no te arrepientes de nada.