Capítulo 6

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Pasaban de las diez de la noche y ya estaba lista para dormir, bueno... quizá no. Ya en pijama me senté en mi lugar favorito, haciendo nada. No me encontraba pensando, simplemente admiraba la ciudad desde este punto. La puerta de casa sonó y por primera vez en mi vida... deseaba que Erik fuera el que subiera las escaleras para así simplemente estar un poco más tranquila de que no fuera mamá, pero lo era. Era mi madre llegando de su trabajo. Al verme carraspeo su garganta y yo la miré, pero dejé de hacerlo en cuanto caminó hacia mí. Comenzaría la plática seria... Dios mío.

- ¿Cómo te sientes? -preguntó sentándose a mi lado, haciendo que la cercanía me fuera más incómoda que siempre.
-Muy bien, estoy perfecta -sonreí-. ¿Tú cómo te sientes? 

Por su mirada podría jurar que no me creía absolutamente nada, pero yo tampoco me creía a mí misma. 

- Me siento terriblemente agotada -murmuró cerrando los ojos- y esperanzada a que tú te encuentres mejor, al menos un poco.
-Yo estoy bien. Cuando Erik me trajo jugué un poco con Scott, ese niño alegra mis días aquí -levantó sus cejas e hice una línea fina en mis labios-. Ve a dormir, mamá. Yo me quedaré aquí un rato más.
- ¿No quieres que hablemos un rato? -negué y ella asintió mientras soltaba un suspiro. Se acercó a mí y besó mi frente-. Te amo, ¿sí?
-Yo a ti -le dije y caminó a su habitación. Escuché como la puerta se cerró y respiré ya tranquilamente. La discusión que había tenido con ella había sido fuerte... y por lo mismo de siempre. Simplemente mi estómago se acostumbró a un ritmo en el que no puedo desayunar. 
Veía como los autos pasaban desde la gran ventana y a mi mente llegó: quiero estudiar, quiero tener amigos... uno más aparte de Peter, uno al cual le pueda contar mis cosas sin vergüenza alguna, uno el cual me apoye y... sea sincero.
- Se te van a quemar las neuronas allí -escuché la voz de Erik a mi espalda- ¿por qué sigues aquí? -preguntó, me giré a verle y noté que estaba vestido como si fuera a alguna parte.
-Pienso -murmuré. Negó y una sonrisa apareció-. Ya sé que en las noches no es bueno, pero en serio lo necesito. ¿Vas a salir?
- No se supone que alguien esté despierto a esta hora pero... sí, tengo que ir a correr un rato -murmuró encogiéndose de hombros y cerrando la puerta de su habitación.
-Suerte, ojalá que un loco te dé un susto para que corras mucho más rápido.
- Gracias, normalmente la gente me desea cuidado y todo eso pero tú... bueno, gracias -se puso la gorra de su sudadera y noté que sacaba su iPod y ponía los auriculares en sus oídos.
Sonreí y dejé de verlo para una vez más observar a través de la ventana. Pasé saliva y sin pensarlo, hablé:

-Quizá soy única -Mi voz se quebró por percatarme de la tremenda estupidez que había dicho y la sangre volvió a mi corazón cuando él ni siquiera contestó. La música que sonaba en sus oídos me había salvado de algún comentario que no quisiera escuchar. Bajó las escaleras y al escuchar la puerta de la casa cerrarse, me recosté en el pequeño sillón. Comenzaba a pestañear lentamente y simplemente cerré los ojos. 

(…)

"Lo eres" -E. 

Observé el mensaje que me había despertado. Ahora me encontraba en mi habitación, sin zapatos, cobijada y con almohadas a todo mí alrededor. ¿Cómo había llegado aquí? No lo sé. Me quedé observando el techo y comencé a pensar en quién pudo haberme traído hasta aquí. Quizá fue Christian, él aún no llegaba de trabajar cuando mamá llegó. Jess no pudo haber sido... Scott tampoco. Mamá pudo haberse levantado y sin darme cuenta me trajo aquí... pero entonces tendría una hernia. ¿Erik? Oh, oh, oh. El mensaje... me escucho, Dios. ¡¿Cómo se supone que lo vea ahora?! Trágame tierra, así la vergüenza no podrá matarme. Me puse en posición fetal y me abracé a mí misma. No creía que mañana pudiera ser capaz de mirarle de la misma forma. ¿Por qué siempre me encontraba con él cuando estaba en mi momento más vulnerable? Quizá era parte del destino, quizá como jamás tuve un hermano mayor... no, eso no tiene sentido. El destino no existe, Demetria. Simplemente las cosas ocurren, pero que Erik se encuentre conmigo en momentos así, es más que una simple casualidad. Bueno, en realidad si es una casualidad. Tan solo de pensar en cómo me echó de su habitación aquella vez, hace que me sienta intimidada. Pero leer ese mensaje hace que todos mis pensamientos se esfumen. Debería de estar pensando en la gran excusa que le diré si me pregunta por qué dije eso. De cualquier forma lo único que podía hacer ahora era dormir puesto que aún faltaban horas para que amaneciera y yo lo único que deseaba ahora era dejar de pensar.

En cuanto me levanté, tallé mis ojos con pesadez y bostecé por última vez. Lavé mi cara y abrí la puerta para bajar y comer algo. El reloj de la sala me indicó que eran las once y media de la mañana. En la casa no sonaba ningún ruido, parecía que estaba sola. Me acerqué al refrigerador y saqué el jugo de naranja que siempre tomaba al despertarme. Lo tomé mientras lograba ver algo de televisión, no acostumbraba mucho a hacer eso, a menos que fuera un día aburrido y este, definitivamente lo era. The Walking Dead estaba como repetición y como esperaba con ansias la siguiente temporada, salí de la cocina para sentarme a entretenerme de una vez por todas. En toda mi corta y sin nada de experiencia vida me han gustado los zombies, pero creo que es imposible no temer en que algún día ellos podrían conquistar el mundo como en las series o películas. Las horas fueron pasando y ni siquiera me di cuenta que ya pasaba la una de la tarde.

- Pareces estar muy divertida -la voz de Erik me saco de mi burbuja. Oh Dios mío... ¡El mensaje! Tan solo verlo me hace pensar en el mensaje y en lo roja que debo de estar ahora mismo. Carraspeé mi garganta y sonreí, tratando de actuar... como si su mensaje nunca me hubiera llegado en la vida, como si yo nunca hubiera dicho aquello.

-Lo estoy, es una de mis series favoritas. ¿No te gusta? -lo miré y quitó sus tenis para dejarlos a un lado de las escaleras.
- No me gustan los zombies en realidad -dijo haciendo una mueca. De la mesita de centro tomo un estuche negro y saco unos lentes para ver la pantalla de la televisión- iré por Scott en cuarenta minutos, ¿importa que espere aquí contigo?
-¿Si te digo que sí importa como quiera no te irás? -él me achicó los ojos y rio después-. Estoy jugando, aparte... vives aquí mucho antes que yo, creo que no deberías de preguntarme.
- Si, pero no sé si es tu nueva silla para pensar...
-Solo si tú decides echarme de aquí... -solté una risita y él negó sonriendo-. Discúlpame -levantó su mirada para verme y frunció el ceño, quizá confundido-. Dijiste que me disculpara cuando estuviera fuera del hospital.
- Oh -respondió asintiendo-. Está bien, pero jamás me voy a volver a poner entre tu madre y tú, ¿hecho?
-Hecho -sonreí. Guardé silencio durante unos minutos y fingí estar viendo mi serie favorita, pero saber que él me creía única era extraño. No puedo tocar el tema o posiblemente notará que mis mejillas se tornarán rojas.
Al final él se levantó y se estiró mirando su reloj-. Tengo que ir por Scott -murmuró mientras se colocaba de nuevo sus lentes oscuros. Caminó hacia donde se encontraban sus zapatos y asentí sin decir nada. Podía ver de re-ojo como seguía de pie frente a mí, al lado de la puerta. Miré hacia todos lados, pero seguía ahí y yo comenzaba a desesperarme.

-¿Te vienes conmigo o qué? –sonreí.

(…)

Mientras él conducía canturreaba una que otra canción que aparecía en la radio. ¿Han escuchado de esas bandas en las que el cantante tiene la voz ronca y que cuando canta te la imaginas susurrándote al oído y podría derretirte? Sí, Erik tenía la voz así. Era una rara combinación entre Danny Jones y Patrick Stump de Fall Out Boy.

-¿Cómo se llama la canción que tocaste en la escuela? En el piano –susurré interrumpiéndonos de repente. 
-Bubble Wrap, de Mcfly. 

-¡Creo que ya podré dormir en paz! -reí y busqué en mi teléfono alguna aplicación que pudiera reproducirla. Mcfly... jamás había escuchado ese nombre. La canción comenzó a sonar en cuanto oprimí Play y la reconocí de inmediato. Erik bajó el volumen de la radio y esto se había convertido en un mini concierto. Erik cantaba exactamente la letra que aparecía y movía la cabeza a ritmo mientras que yo solamente tarareaba un poco. Me le quedé mirando y en su cuello se marcaban las venas. Se detuvo y fue ahí donde volví a la tierra. Habíamos llegado al colegio de Scott y él al vernos, corrió hacia nosotros. Abrió la puerta del auto y subió con una gran sonrisa. Al verme se acercó a mi asiento y me tomó el hombro para darme un beso en la mejilla. 

-¡Hola! -sonreí de oreja a oreja y él también lo hizo. Provocó que en sus mejillas salieran hoyuelos-. ¿Cómo te fue?
- Bien, hoy tuve mi primer exposición y la he ganado -sonrió mientras alzaba las manos con un pequeño trofeo. 
-Eso es genial -sonreí de lado y él se recargó en el asiento. No hablaba y parecía que quería decir algo, pero no se atrevía a hacerlo. Siempre quise tener una hermana menor... pero ahora tengo uno y es niño, el cual me humilla en los videojuegos. Volví a mi lugar y apoyé mi cabeza en el vidrio de la ventana, tratando de ignorar los golpes que estaba dándome. Erik había dejado de cantar mientras se concentraba en una plática que tenía con su hermano. Hablaban sobre el telescopio que había creado. Hablaban sobre la niña que a Scott le gustaba y había ganado el segundo lugar después de él. También sobre el trabajo de Christian y en un raro momento en el que tal vez creyeron que yo estaba dormida, hablaron sobre mamá.

-Me agrada la señora Lesley, Erik -le dijo Scott-. ¿Ya te comienza a agradar? 

Oh.

Esperé durante un bu en rato su respuesta, pero lo único que logré ver que hiciera era encogerse de hombros. Pasé saliva y trataba de hacerles creer que seguía dormida. Esa era una gran confesión... y no puedo dejar de repetirme que el silencio habla por sí solo. Él lo había dicho... no aceptaba mucho que mamá estuviera con Christian, y sí él ve a mamá así... me ve a mí como una intrusa más que vive en su casa. Aún sin abrir los ojos podía sentir como mis comenzaban a arder y apreté mi mandíbula, aguantando y tragándome todo esto.

- ¿Por qué no te gusta la señora, Lesley?
- Porque no es mamá -respondió- No es que no me guste, a papá le gusta y está bien. Yo solamente no puedo... es... complicado.
-Ella nos quiere. Dem también nos quiere -sonreí, su comentario me había hecho sonreír-. Siempre juega conmigo y siempre te hace compañía cuando puede.
- Lo sé -respondió Erik- también se hace la dormida, pero así nos agrada.

Abrí mis ojos y lo miré. Me sonrió, conducía con una sola mano y simplemente sonreí de lado para seguir con la mirada en la ventana. ¿En serio soy tan obvia? Quizá noto mi sonrisa tras el comentario de Scott o... soy una pésima actriz. Y quizá... solo quizá, estaba tratando de quedar bien, quizá no se atrevía a decir lo que realmente piensa de mamá, porque él sabía que yo estaba escuchando todo.

...

Estaba en casa, Erik estaba haciendo algo en mi lugar para pensar y yo estaba esperando a que terminara para que yo pudiera quedarme aquí a hacer lo que regularmente hacía. Parecía estar diseñando algo en su computadora y con sus libros y estaba a punto de preguntarle cuando escuché pasos en la escalera. Miré hacia allí y un chico de ojos castaños y sonrisa bonita me miró. No lo podía creer era Riley, uno de mis mejores amigos.

-¡Riley! -grité y corrí hacia él con mis brazos abiertos-. ¡Dios mío! 

Continuaba abrazándome por la cintura y yo mantenía mis brazos al rededor se su cuello. Al separarme de él dio un beso en mi mejilla y Erik se levantó tomando sus cosas. Lo tomé por su muñeca y Riley seguía ahí, con una sonrisa.

-No te vayas. Él es Erik, mi hermanastro -lo presenté y Riley extendió su brazo hacia él-. Erik, él es Riley, uno de mis mejores amigos.
Ambos se quedaron mirando entre sí. Erik parecía más escéptico a las visitas mientras que Riley era un poco más alegre-. Es un placer conocerte -murmuró Erik en un tono neutral.
-Lo mismo digo -contestó Riley con una sonrisa y apenas terminó la oración, Erik caminó hasta su habitación. Sonreí de lado por su indiferencia e invité a Riley sentarse en mi lugar favorito.
-Dios... te extrañé tanto, no conozco a ningún vecino. ¿Cómo llegaste hasta aquí?
- Tu madre me envió la dirección por mensaje -dijo mostrándome su teléfono- al parecer de verdad me extrañabas, casi podía esperar que te vería tirada debajo de la cama o algo, sin pelo.
-Si hubieras venido los primeros días... tenlo por seguro, pero creo que estoy acostumbrándome. Incluso ya hablo un poco más con el chico que acaba de encerrarse en su cueva -sonreí y él también lo hizo.
- ¿Y ese quién es? -susurró-. ¿El mayor?
-Sí, es él. Pero bueno, olvidándonos de eso... ¿quieres hacer algo? ¿Contarme algo? Podrías hacerlo... ¿qué hay de Pattie? ¿No volvió a hablarte?
- Sigue molesta conmigo -se encogió de hombros- vamos a sacarte de este lugar, parece una de esas mansiones frías y aterradoras.
Me levanté sin decir nada y simplemente caminé hasta mi habitación para maquillarme lo más rápido posible. Bajamos las escaleras y tomé las llaves que mamá siempre dejaba en un estante. Supongo que mis vaqueros, botas y blusa holgada ayudarían a donde sea que fuéramos.

-¿A dónde quieres ir? -le pregunté.
- Donde sea, ¿puedes llevarme por un café? Tengo muchas ganas de uno, no es que haya ido a una fiesta y acabara de llegar ahorita -reí, él siempre era así. Le achiqué los ojos y me crucé de brazos negando de un lado a otro.

-No me dirijas la palabra, ¿cómo es que no me dijiste nada? -reí y él me abrazó por los hombros, tratando de consolarme tras semejante desgracia-. Ven, es por aquí -comenzó a seguirme y ahora nos encontrábamos en camino al café-. ¿Cómo está el chico innombrable? ¿Lo has visto?
- ¿Para qué me preguntas por él si siempre te pone mal saberlo?
-Quiero saber si ya tiene alguien más y así olvidarlo para siempre y seguir con mi extraña vida. ¿Hay alguien más?
- Eso no te lo diré -murmuró.
-¡Riley por favor! -coloqué mi mano en su hombro para que se detuviera y suspiré-. Por favor. En serio necesito saberlo, no sé nada de él.
- ¿No crees que eso es lo mejor?
-Mira, si él tiene a alguien más... para mí es mucho más fácil dejar de pensar en él y mi odio crecerá tanto que ni siquiera querré recordarlo.
- Si, tiene a alguien más -murmuró mirándome fijamente-. ¿Eso es lo que quería saber?

Pestañeé lentamente y mordí mi labio inferior. Kenett tenía a alguien más y no sabía si sentirme bien o aliviada respecto a eso. Las ganas de llorar habían desaparecido tiempo atrás, pero no imaginaba verlo en algún lugar por casualidad y que esté sosteniéndole la mano a su nueva chica. Pero estaba bien... yo no lo contaba como un novio, pero lo fue. 

Who's lovin' you? (Minna y Bere)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora