Capítulo 41

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- Me sentiría ofendido si no me llevaras -murmuró Erik tratando de levantarse, cuando lo hizo tomó su bastón y comenzó a caminar- ¿y aquí dónde dijimos que estaba el baño?
-Pensé que no querías que te dijera Erik "Yo puedo solo, no hace falta que me digas" Walker -imité aquellas comillas con mis dedos y una sonrisa apareció en sus labios. Me acerqué a él y lo tomé por su brazo para llevarlo hasta donde estaba, lo cual no era muy lejos. El baño estaba en la misma habitación, y mientras él hacía sus cosas ahí dentro, yo salí de la recámara para inspeccionar que Parker no estuviera haciendo un sándwich gigante de veinte mil pisos como lo hacía en Chicago. Pero para mi sorpresa, él solo estaba leyendo una revista que estaba sobre la mesa que recuerdo haber comprado justo el día en el que tomé el vuelo a Nueva York. Al verme, la cerró y continuó comiendo su cereal. 
- ¿Dónde está bello durmiente? -preguntó mientras yo me acercaba y le arrebataba la revista, la abrí en las páginas centrales y Tamar apareció ahí-. Hey... todo está bien, ¿sí?
-En el baño -le afirmé con una risita detrás y me senté a su lado. Llevé mis manos a mi barbilla y lo miré con mis ojos rasgados-. A mí no me engañas. Quieres verla ya.
Se me quedó mirando y luego dejó caer la cabeza en la mesa-. ¡Lo odio! ¡Odio esta estúpida ruptura!
- ¿Quién ama las rupturas cuando saben que se siguen queriendo? -apoyé mi cabeza en la mesa para verlo mucho mejor y ambos nos encontrábamos de esa manera-. ¿Sabes que le dirás?
- Te amo, ¿vuelve por favor conmigo? -dijo más a tono de pregunta que de afirmación-. No lo sé.

(...)

Ya pasaban de las ocho de la noche, y yo me encontraba alistando lo que necesitaríamos esta noche. Aunque lo más probable es que yo sería la primera en quedarme dormida, y ahora que lo pienso, ¿por qué me preocupo por algo que ni siquiera voy a ver? Sé que caeré rendida y ya no sabre nada de nadie hasta el día siguiente. Había cobijas por doquier en la sala. Pizza, hamburguesa y hasta papas fritas con refresco. En la mesa estaban las bebidas que quizá podrían acompañar al refresco. Desde el sofá, miraba la botella con desprecio. Esa cosa no me pondrá ebria nuevamente a menos que esté en una situación terrible. Parker y Erik no se encontraban en casa. Se excusaron con un "no tardaremos, cosas de hombres" y no supe nada más. Quizá ha pasado una hora y media, y confío en que llegarán pronto. Me levanté del sofá y llevé ambas manos a mis caderas para inspeccionar por última vez, todo parecía bien. Solo esperaba la llegada de Adrián, que podría ser en cualquier momento.

- No entiendo aun lo que estoy haciendo aquí. Si quieres que nos agrademos, solo danos un tema del cual hablar y todo estará bien -dijo Adrián sentándose frente a mí con una botella de tequila en sus manos-. ¿O es que quieres que lo embriague?
- ¿Quién hablo sobre agradar? A él le agradas -levantó una ceja y me miró como si dijera: ¿estás hablando en serio?-. ¿Qué? No me veas así. Y a la otra toca la puerta, podría haberte aventado algo -de nuevo sonrió-. Qué bueno que no soy modelo -le dije mientas tocaba mi barriga con orgullo y vergüenza a la vez.
- Eres bonita, lo sabes -hice una mueca y Adrián se giró en el sillón empinándose una botella con demasiada libertad-. ¿Por qué quieres que seamos amigos?
-Porque tú eres uno de los nuestros ahora -abrió mucho sus ojos y volvió a dar un trago-. Y yo soy una terca que quiere paz por todos lados. Él está celoso -me encogí de hombros y abrí la caja de pizza sin dudarlo-. Tengo hambre y esos dos no se dignan a llegar, ¿comes conmigo?
- Solo porque no quiero embriagarme tan pronto -murmuró tomando una rebanada-. No entiendo por qué... tú me amas.
-Ya se te subió el alcohol -di un mordisco a mi rebanada y reí a la vez-. Digamos que si te pasa algo me preocuparía más de lo que piensas, es todo.
- Entonces, me amas -dijo él encogiéndose de hombros-. No entiendo su problema por competir, yo no soy posesivo. Sé que tienes más amigos.
-Ah... -traté de tragar mi comida, pero la puerta se abrió antes de lo esperado. Era Parker con bolsa de frituras y más refrescos. Al ver a Adrián levantó un poco su barbilla en modo de saludo y me levanté para ayudarles. Me acerqué a Erik, el cual tenía dos bolsas colgando en sus brazos-. Dámelas, yo acomodo todo -y en cuanto escuchó mi voz, me las entregó-. Ya hay tensión -susurré en su oído.
- Danos 20 minutos, ya se ambientarán -murmuró Erik mientras caminaba hacia donde estaba la sala. Parker y yo acomodamos todo y Erik sintonizó la música.
- ¿Qué tanto hicieron? -susurré cerca de Parker. 
-Cosas de hombres -fruncí el ceño. 
-Cosas de hombres -lo imité y rió tras escuchar mi pésima actuación. Tomé nuestros bazos y caminé hacia donde estaban Adrián y Erik. Me senté al lado de E, y le entregué con cuidado el refresco. Segundos después, Parker se acercó. Saludó a Adrián con un choque de palmas y puño cerrado. Sabía que por la mente de Adrián no pasaba algo de lo cual deberíamos preocuparnos, él no lo estaba. Él simplemente disfrutaba de la situación. Mientras que por la cabeza de P podrían estar pasando las mil y un maneras en las que podría ignorarlo.
- Así que... -murmuró Adrián- Tengo que ser tu amigo Parker -él se giró a verle y asintió a regañadientes-. ¿Quieres un desarmador? -preguntó y Parker se soltó a reír. 
- Sírveme lo mejor que tengas.
- ¿Están seguros que...? -traté de decir, y Parker levantó su dedo indice. 
-Lo. Mejor. Qué. Tengas -recalcó. Erik negó con una sonrisa en el rostro. Tomé otra rebanada de pizza y le coloqué una a Erik en su plato. 
-Pizza de peperoni -le dije cuando se lo entregué en sus manos y sonrió-. No me la quiero terminar sola, tendrás que ayudar.
- Sabes que puedo dejar cualquier clase de comida, excepto la pizza -sonreí y negué con la cabeza. Adrián por su parte se levantó y caminó hacia donde estaba la cocina. Sabía que nos pretendía sorprender.
Erik y yo comíamos nuestro triángulo de pizza. Adrián salió de la cocina con un par de vasos de vídrio y se sentó en el suelo junto a Parker. Sabía que si alguno de los dos no cumplía con lo que decían, a alguno de los dos les daría justo en el ego y la situación se pondría un poco o más tensa de lo normal. - ¿Saben que cuando mi estado sobrio desaparezca quiero que juguemos a la botella y así poder animarme a decirle a Tamar cuanto la extraño con un mensaje accidental, cierto? -preguntó P, el cual segundos después dio un gran sorbo a su bebida. En serio la extrañaba, y no sólo él, sino, todos.
- Yo no pienso jugar a la botella cuando hay solo una chica presente y tiene novio -murmuró Adrián bastante seguro-, mejor dame tu estúpido teléfono y yo la llamo.
- ¿Tú? -soltó una risita y continué comiendo. En el rostro de Erik podía verse una leve sonrisa. Si Parker sentía celos por una situación de amistad, no quisiera imaginarme como se pondría al saber que Adrián hablaría con Tamar-. Estoy en mis cinco sentidos. Ya lo veremos cuando no sea así. -Parker... todos sabemos que no le hablarás tú... -susurré dudosa y me encogí de hombros. Llevó una mano a su pecho y negó una y otra vez.
- ¿Tan mal piensas de mí? -preguntó y luego entrecerró los ojos hacia Adrián-. ¿En qué la has convertido? - En una persona perspicaz que es capaz de enterarse qué demonios pasa... -sonrió y Parker solo metió su mano a sus jeans. Sacó su teléfono y se lo lanzó a Adrián. - Inventa una excusa genial, idiota.
Parker parecía... ¿enfadado? No sabría decirlo realmente. Adrián buscó entre sus contactos y al decir el nombre de Tamar, asentimos. Erik permanecía callado y me preguntaba si dentro de él todo se encontraba bien. Su silencio es parte de él, pero también puede ser parte de alguna inquietud que prefiera mantener en secreto. Solo podía ver a Parker cruzado de brazos. Colocó el alta voz y aclaró su garganta, luego de unos segundos... su voz se escuchó y los ojos de Parker pestañearon rápidamente. 
- ¿Parker...?
- ¡Tamar, eres tú! -dijo Adrián como si estuviera agitado-. ¡Joder, no sabía a quién recurrir, lo que pasa es que Parker está en el hospital y...! 
- ¿QUÉ? ¿QUÉ ESTÁ PASANDO? ¿QUE LE SUCEDIÓ? ¿QUIÉN LLAMA? 
- Soy Adrián, un amigo de Parker... 
- ¡Joder, ¿dónde está él?! -Adrián sonrió y colgó el teléfono. No sabía hacia dónde y a quién demonios mirar. En el rostro de Adrián se podía notar la satisfacción y le extendió el teléfono. No pasó más de un minuto, y ya se encontraba una llamada entrante de Tamar. Parker tragó saliva, y Adrián asintió. Parker tomó el teléfono dudoso y se levantó de donde estaba. Pude ver como caminó hacia la habitación. Dentro de mí podía sentir algún tipo de inquietud, no sé si asustarla así fue una buena idea, pero justo en este momento están hablando... y es algo que no lo esperábamos. Quizá esta noche sería buena... 
- ¿Dónde quedaron los saludos de buenas noches y cómo estás? -Adrián rio, y negué mientras reía también-. Me esperaba todo, menos causarle un paro cardíaco.
- ¿Escuchaste la forma en que hablaba? Le importaba una mierda quién llamara, y atendió justo a los dos tonos en que llamé. Ella espera sus llamadas, ella lo quiere aún -Adrián se encogió de hombros y bebió de nuevo de su vaso. - Tiene lógica para mí -admitió Erik. - ¡Es un imbécil el que te llamó! ¡No ha sido culpa mía! -dijo Parker regresando a la sala-. ¿Qué accidente? Eh... ¿se me metió una pestaña al ojo? - Wow -murmuró Erik riendo- es el accidente más grave en el que he estado envuelto. - No te enojes, ¿sí? Ha sido culpa... ¿qué? -dijo él bajando la cabeza-. No nadie tiene qué obligarme a llamarte yo solo... Tamar...
Adrián se levantó y le arrancó el teléfono de las manos. - Hey, linda... el chico está hecho un lío. La culpa ha sido mía, pero deberías de darle crédito. Inventar que se le metió una pestaña solo para escucharte... lo sé, soy un imbécil por meterme en lo que no me importa, pero soy amigo de Dem y haría cualquier estupidez para hacerla feliz, así que... oh... -él sonrió- sí, soy el reemplazo de Parker. Aja...
Parker lo apuntó con el dedo índice y le achicó los ojos. Dirigió su mirada hacia mí y no pude aguantar todas las carcajadas que tenía acumuladas. Molestarlo como si fuera el reemplazo lo perseguiría hasta que nos cansemos. 
-Hasta Tamar lo sabe -le dije y él indicó con su dedo índice que guardara silencio. -Chesset, no te atrevas a repetir tal aberración -Erik y yo reímos y Adrián colocó el altavoz una vez más. - ¡Hola! -grité y Erik gritó en cuanto me escuchó-. ¡Te extrañamos!
- ¡Hey ahí están todos! ¡Demetria, cómo puedes permitir que me asusten de tal forma! - Era para probar que aún amas a Parker, compañera -murmuró Adrián y el silencio que le siguió fue totalmente incómodo. Parker veía el teléfono con tal anhelación que me doló el pecho solo de verle. 
- Aún lo hago.

Moví la pierna de Erik lo más fuerte que pude. Me acerqué a él y susurré en su oído conteniendo mis gritos histéricos de felicidad. 

- ¡¿Escuchaste eso?! -palmeé su brazo un par de veces y él asintió con una sonrisa. Justo ahora me sentía cupido a pesar de que yo no fui quién los volvió a juntar después de todo este tiempo.
- ¡Tamar! ¡En zona de maquillaje en veinte segundos! ¡Corre, corre! -escuchamos que alguien decía. 
- Tengo que irme, me dio gusto saber de ustedes. ¡Nos vemos! -y cortó la llamada.
Creo que todos pudimos escuchar como un gran suspiro del pecho de Parker salía. De nuevo volvieron a sentarse y yo tragué saliva, incapaz de decir algo más.
-Nunca había tenido tantos celos de una estúpida brocha de maquillaje -lo escuché decir con su mirada baja. No pude evitar sonreír, y cuando noté como Parker miraba a Adrián y le extendía su mano, sonreí aún más-. Gracias, guayabito del reemplazo.
Adrián se soltó a reír a carcajadas y luego negó con la cabeza-. Oh hombre, es el apodo más bonito que me han puesto. ¿Ya somos amigos?

Achicó sus ojos y asintió. Sentía una gran, gran felicidad... y no podía ocultar la gran sonrisa de mi rostro. Tenía ambas manos cubriendo mi boca y ellos solo reían ante mi reacción.

-Esto es tan hermoso, voy a llorar -les dije a ambos, pero lo único que hicieron fue chocar ambas manos. 

(...)

Era madrugada. Nos encontrábamos todos en el suelo, pero a comparación de ellos... yo sentía que no podía dormir. No sé a qué se debe aquello, pero simplemente mis ojos no se querían cerrar. No aún. Erik se encontraba en mi hombro, y dudé más de dos veces si sería bueno levantarme para ir hacia la ventana que estaba a unos cuantos pasos de mí, pero si lo hacía... posiblemente lo despertaría sin querer. Giré un poco mi rostro y pude notar sus largas pestañas y sus pobladas cejas negras. Son contadas las veces que lo veo dormir tan cerca. Traté de moverme un poco, y apretó sus ojos. Fui quitándome lentamente... hasta que dejé su cabeza reposando en una almohada. Silenciosamente y agradeciendo que mis calcetas no hicieran algún ruido al caminar, me dirigí hacia la ventana. Han pasado demasiadas cosas últimamente, pero qué se supone que hiciéramos ahora. Yo debía de estudiar y él estaba aquí en la escuela y en la banda. ¿Qué seguía? ¿Saldríamos? ¿y si mi madre se enteraba? Joder, era como si empezáramos de nuevo. Yo no podía dejar de pensar en eso. Tan solo recordar el mismo dolor que sentí el día en el que el partió, hace que mi estómago sienta nauseas. Fue el peor dolor que pude experimentar. Sabía que empezar mi vida aquí no sería sencillo... y sabía que no estaba sola, pero de alguna forma me sentía de esa manera. Estaba con mis amigos... estaba con Erik, pero sé que por las noches cuando esté sola en mi cama, algunos pensamientos vendrán para que yo decida dejar todo y aventar todo por la borda. Y habrá momentos en los que cometa estupideces y quiera rendirme, pero me recordaré siempre que estoy aquí para salir adelante. Yo quise esto, nadie me obligó. Pero, la verdad siempre sale a la luz... tarde o temprano. Escuché un ruido que provenía de la sala. Tragué saliva, deseando que ninguno de ellos se levantara y me pidiera una explicación del que hago aquí.

Fue una sorpresa para mí ver a Parker parado en el umbral de la puerta-. ¿Te suicidarás o algo? No estoy vestido para ir a recoger tus pedazos en la calle.
-De hecho ese pijama de cuadritos te disimula el asesino en serie que llevas dentro -susurré y él sonrió, sentándose a mi lado-. ¿No puedes dormir?
- Pienso en todo lo que hay que hacer por aquí... -respondió mientras recargaba su cabeza en la ventana a la que le daba la espalda- ¿y tú?
-También -suspiré y bajé mi mirada-. Le he mentido mucho a mamá desde que llegué. Estaba pensando en todo lo que pasará cuando se entere.
- Sabes que las cosas se pondrán peor, ¿cierto? -asentí-. Deberían considerarlo...

Bajé mi mirada y tragué saliva. A nadie le gusta escuchar la verdad y yo traté de olvidar en el lío que nos encontrábamos. 

- ¿Le pasa algo? -Parker me miró atento-. Lo noté distante hoy.
- Supongo que él también le ha estado dando vuelta al asunto... -se encogió de hombros- creo que deberían hablarlo. Saber si se arriesgarán de nuevo.

Recargué mi cabeza en la ventana, y aguanté todo el nudo en la garganta que tenía acumulado. Justo en este momento quisiera que se levantara y me dijera que escuchó la conversación. Pero la verdad es que él estaba dormido y yo me encontraba torturándome con lo que podría pasar en el futuro. 

-Ambos sabemos lo que pasará tarde o temprano -susurré, incapaz de mirarle a los ojos. 
- Sí... -susurró y entonces tomó mi mano, sonrió para luego besar mis nudillos-. Ven, vamos mejor a ver una película o algo.
- ¿A las cuatro de la mañana? -asintió divertido encogiéndose de hombros y me levanté para caminar hacia mi recámara. Parker se sentó en la cama y yo saqué las películas que tenía en uno de los cajones-. ¿Cuál sugieres? -le pregunté colocando las películas frente a él.
- Cualquiera estará bien... - ¿Qué hacen? -escuché la voz ronca de Adrián y sonreí al ver que se acercaba- nosé qué hagan pero invítenme. - Cállate y siéntate.
- ¿En serio estamos haciendo tanto ruido como para levantar a medio mundo? -Parker rió y Adrián siguió tallando sus ojos-. ¿El coleccionista? - ¿El que colecciona cosas? -lo miré con cara de: ¿En serio? Y se soltó a reír. Coloqué el DVD y los miré a ambos-. Iré por cositas para comer, no me tardo. 


Ambos asintieron y salí de la recámara lo más silenciosa posible. Caminé hacia la cocina y tomé las frituras y refresco de sabor. Erik era el único que se encontraba en la sala justo en la misma posición en la que lo había dejado. Lo mire durante unos segundos, y tan solo verlo me hacía pensar en todo. Tomé una cobija que había cerca del comedor, y la extendí para cubrirlo con ella.
Una vez que noté que él estaba más cómodo, volví a la habitación con los chicos quienes hablaban algo sobre Gwen y alguien más llamada Rebecca. En cuanto me escucharon, ambos me miraron atentos. Mordí mi labio y sentí una incomodidad terrible, ¿Rebecca es...? 

- ¿Quién es Rebecca? -susurré.
- Rebecca... es la madre de Erik... -murmuró Parker- hemos estado tratando de evitar que esto suceda pero, a Erik le ha llegado este mensaje y... 
Tomé el teléfono y era un mensaje de Gwen.
"Iré a buscar a tu padre, no puedo solo detenerme. Te veré en un par de días"

Who's lovin' you? (Minna y Bere)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora