- Bueno, estoy estudiando aquí y pronto comenzaré a trabajar... -respondió- he encontrado a un productor musical que me ayuda a componer canciones y creo que pronto... podría grabar algo nuevo, no lo sé -se encogió de hombros y bajó la cara- también he conocido gente nueva.
Y la idea de que él pudiera trabajar en lo que más le gustaba me hacía muy feliz.
-¿Ah, sí? -él asintió-. ¿Cómo se llaman?
- ¿Cómo se llaman, qué? -preguntó mientras movía sus dedos, sabía que estaba nervioso.
-Tus amigos, Erik. ¿Cómo se llaman?
- Ah, Ryan, Duncan y los gemelos Argent -respondió apretando los labios.
-Realmente me alegra que estés bien allá. Yo... bueno -me encogí de hombros y suspiré. Realmente traté de dejar salir mis palabras, pero simplemente no salían. Supongo que había perdido un poco la confianza con él después de todo este tiempo-. No. Olvídalo -y reí un poco.
- Quisiera insistir, pero si no puedo tocarte... no funciona -murmuró y apretó los labios.
- ¡Walker, estás tardando demasiado! -escuché la voz de una chica-. ¿Ya? Tenemos ensayo.
- Voy, Ryan, espera un poco -dijo y se inclinó hacia la pantalla-. Hablamos luego Dem, te quiero -dijo y después de sonreír cerró la conversación. Y aquella despedida había sido la más rápida que habíamos tenido en todo este tiempo. Pero estaba bien, me sentía bien. Ahora sabía que no estaba mal y que estaba feliz por lo que estaba pasando en su vida. Cerré la computadora de Jess y suspiré. Le di un vistazo nuevamente a la habitación en la que estaba y no podía dejar de imaginar a Erik aquí. Todos sus emociones, secretos, diversiones... estaban aquí. Su habitación siempre sería su lugar favorito, a parte de la ventana la cual me adueñé. Escuché como alguien tocaba la puerta un par de veces, y me levanté rápidamente pensando en que quizá sería Christian... tal vez mamá, pero era Jess.- ¿Todo bien? -me preguntó y no contesté. Solo sonreí a medias, y salí de ahí tan rápido como pude.
...
- ¿Segura que tienes todas tus cosas? -asentí y mi mamá me acomodó la chaqueta-. Hija... en cuanto llegues a Nueva York, tienes que llamarnos, también quiero hablar con la señora que será tu tutora, y también con la dueña del departamento y también... -entonces la interrumpí.
-Mamá. Estaré bien, prometo llamar -la abracé por última vez y cuando me quería separar, ella me apretó mucho más a sí-. Mamá -volví a decirle.
-Te echaré tanto de menos... cuídate mucho, por favor -asentí y me separé de ella. Entonces, volteé hacia su lado y ahí estaba Christian esperando a que lo abrazara. Me acerqué a él y lo abracé también.
-Gracias por apoyarme -les dije por última vez y continué-: Cuando Scott y Jess lleguen, díganles que los extrañaré -ambos asintieron y subí al taxi que me llevaría hasta el aeropuerto. Ahí dentro tomé mi teléfono y comencé a escribirle a Adrián. Dentro de mí tenía una pizca de esperanza."Voy en camino... -D."
"Estaré esperándote - A"…
Bajé del avión y esperé para tomar mi maleta. Hacía mucho frío, y por un momento me arrepentí al no querer llevar conmigo una chaqueta más para abrigarme en caso de que el clima estuviera de esta manera. Cuando un joven me entregó mi equipaje, saqué una tarjeta donde se encontraba la dirección para el lugar donde me quedaría. Tomé un taxi que estaba fuera del aeropuerto y al salir, no había sol. Solo estaban esas tenues luces que alumbraban la banqueta.
"¡Ya estoy aquí! Voy hacia mi departamento. Hace mucho frío, ya sé que no tiene nada que ver pero quería decirlo."
No hubo respuesta, de hecho no esperé que la hubiera, era como si de repente toda mi atención se fuera a la ciudad. Todo por fuera de ella me llamaba, era como si tuviera un imán. Puse una mano en la ventana y cuando acerqué mi rostro la ventana se empañó un poco. Medio sonreí, estaba aquí. Los edificios eran tremendamente impresionantes y en Chicago había, pero no de esa magnitud. Entonces, sentí el coche estacionarse frente a unos departamentos color beige. Las ventanas tenían un marco blanco y agradecí un poco por ello. Al menos tendría mi ventana...
El hombre bajó del auto y bajé también, tomando mi maleta. Le entregué la cantidad que había sido y él me sonrió, volviendo nuevamente hacia el coche. Estaba prácticamente frente a mi nueva vida y mi nuevo hogar.
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Who's lovin' you? (Minna y Bere)
Novela JuvenilPor esas veces en las que amaste profundamente y no te arrepientes de nada.