Capítulo 25

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Pude ver como lavaba su rostro y lo secaba con una toalla. Parte de su cabello llegó a mojarse un poco, pero lo hizo hacia atrás. Tomó un gorrito del pequeño sillón y tras ponerlo en su cabeza, extendió su mano para verificar si yo me encontraba donde él planeaba sentarse. 

-No des la vuelta, ven -me recorrí hacia un lado y él se recostó a mi lado. Escuché como soltó un suspiro el cual delataba su cansancio.
Me recosté y toqué su rostro levemente, debería de dormir pero cada que estaba así con él solo me gustaba mirarlo. Lucía tan tranquilo. 
- Extraño pelear contigo.
-¿Ah, sí? -asintió y me enderecé golpeando levemente su hombro-. ¡¿Y a mí que me importa?! -se quedó en silencio y estaba serio. Carraspeé mi garganta y volví a golpear su hombro suavemente-. Dije, ¡¿y a mí que me importa?!
Soltó a reír y negó con la cabeza-. ¿Qué te importa qué? -preguntó un tanto más serio-. ¿Qué te quiero ver enojada? ¡Que me fascina verte molesta!
-¡Eso yo no lo sabía nunca me dices nada! -me crucé de brazos aparentando estar molesta y él reía-. ¡Pues en ese caso a mí me gusta gustarte! ¡Te odio, te odio!
- Sabes, comienzo a pensar que debería de hacer enojar enserio para que de verdad me grites, hasta sé que finges -rodé los ojos y él sonrió-. ¿Recuerdas el café que dejaste en la cocina una vez? -me quedé seria recordando aquella primera pelea-. Se la di al perro del vecino.
-¡Erik Walker más vale que no estés hablando en serio! -Esta vez sí estaba molesta... Recuerdo que aquel día sentía que me saldría úlcera. Tan solo recordarlo hace que mi estómago se revuelva-. ¿En serio lo hiciste? -él asintió-. Bien, no me importa. No me interesa. Ni siquiera me acordaba, estaba mintiéndote.
- Estaba molesto y tú parecías enojarte cada vez que trataba de hacer algo lindo -gruñí y él soltó a reír-. ¿Estás enojada?
-Todo este tiempo pensé que en realidad tú te lo habías tomado. No, no sé ni de que estoy hablando. Ya te dije que no lo recuerdo -me recosté de mala gana en la cama y me acomodé de lado dándole la espalda. Sabía en un principio que no se lo podría haber tomado él, pero no me imaginaba que la regalaría a un perro... el cual estoy segura, no lo comió. Tan solo recordar que aquel día sufrí al caminar hasta casa, hace que mi mandíbula se tense.
Me quedé así, inmóvil hasta que sentí cómo su mano se encontraba con mi trasero y luego la retiró rápidamente-. De acuerdo, esa no es tu espalda. Lo siento.

-Lo único que me alegra de eso es que si hay diferencia y no lo confundiste con mi espalda -escuché una risita salir de su boca y me giré para verlo. Su frente chocó con la mía y realmente dolió-. Tu cabeza es tan dura como una roca.
- ¿Solo la mía? Creo que me está saliendo sangre -dijo tapando su rostro completo-. Auch.
-Exagerado, eso es lo que eres. Un tremendo exagerado -negó con una mano en su frente y tenía esa sonrisa en sus labios, tan amplia-. Ya deja de burlarte de mis desgracias -apreté su mejilla y después me acomodé para mirarlo detenidamente. Sus pestañas eran largas y no me cansaría de verlo, definitivamente.
- ¿Ya nos dormimos? -preguntó cuándo le apreté las mejillas con ambas manos y las apachurré con fuerza-. ¡Ay!
-Duerme, yo planearé como asesinarte mientras duermes -hizo un puchero y solté una sonora carcajada. Una de esas carcajadas que salían del alma. Ya ni siquiera me sentía molesta, creo que no me molesté. Supongo que volví a aquel día donde realmente estaba molesta y al recordarlo, volví a sentir el mismo enojo-. Dijiste que me contarías el final alternativo de pinocho.
- Tal vez mañana -dijo girándose y cubriéndose con una almohada.
Me quedé en silencio y suspiré, acomodándome de lado en la cama. La ventana estaba abierta y se podía ver la ciudad desde aquí. Recuerdo mi lugar para pensar... hace mucho tiempo no me acerco a una ventana para pensar. 

-Bueno, hasta mañana -murmuré casi inaudiblemente.

...

- Esto sí que es romántico -escuché la voz de Parker a lo lejos, gemí y traté de mantenerme abrazada a mí misma. 
- Déjalos, parecen estar muy felices así -ahora era Tamar.
-Y ya arruinamos su felicidad -dijo P. Quería enderezarme, pero no podía. Los brazos de Erik estaban rodeándome por la cintura y ni siquiera supe en que momento había hecho eso. Caí rendida en un profundo sueño y no sabía que tenía el sueño tan pesado.
- Sabes, me gustabas más anoche cuando eras más lindo -ella se rió y cuando los miré, noté que ella venía sin maquillaje en lo absoluto y que él le revolvía el cabello-. ¡Déjame! ¡Erik, despierta! ¡Erik!

Who's lovin' you? (Minna y Bere)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora