En el despacho del director

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"Señorita Granger, la estaba esperando". Dijo Dumbledore con una sonrisa mientras se colocaba sobre el puente de la nariz las gafas de medialuna.

- "Buenas noches, profesor". Respondió ella. ¿Acaso sabe por qué estoy aquí?

"Tengo algunas teorías al respecto. Si no me equivoco, usted me viene a repetir una solicitud que ya me hizo tiempo atrás".

- "Exacto. Usted no me dio el giratiempos para simplemente asistir a más clases en mi tercer año, ¿verdad? Usted quería que aprendiese a usarlo para cuando lo necesitase para algo realmente importante, ¿me equivoco?"

- "No se equivoca. Estoy orgulloso de usted. ¿Quizás algo tan importante cómo devolverle la vida a alguien? ¿Sabe que es peligroso?"

- "Sí, y estoy dispuesta a hacerlo".

- "Harry y Ron tienen mucha suerte de tenerla en sus vidas". Ante este comentario del director, Hermione enrojeció. "Su inteligencia les ha ayudado a llegar hasta aquí. Sepa, señorita Granger, que esto no va a ser fácil... usted es muy exigente consigo misma... por muchas cualidades que tenga, no va a poder salvarlos a todos".

- "Lo sé". Ahora Hermione parecía triste, hasta ese momento esperaba que el director tuviera una solución que ella no había encontrado, pero no era así. "Sólo puedo cambiar aquella parte del destino que esté segura que no afecte al presente de ningún modo".

- "Exacto, así es. Y ahora vaya a descansar, mañana por la noche la espero de nuevo en mi despacho. Puede usar la puerta esta vez, la contraseña es "tragababosas".

Hermione abandonó el despacho con nuevas esperanzas. Las suyas no habían sido teorías absurdas, ella realmente podía ayudar a la familia Weasley a recuperar un poco de su felicidad.

La decisión de HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora