Los hermanos Prewett

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Hermione no deseaba ver a nadie esa noche. La declaración pública de Ron sobre su no-relación le había dolido de verdad. Algo en su interior se había hecho pedazos. Cuando Ron estaba con Lavender, ella sufría mucho, pero seguía soñando con un futuro juntos. El futuro había llegado, ella le había besado, él la había correspondido... ella había creído recibir pistas sobre los sentimientos de Ron... y, de pronto, cuando ella (¡de nuevo!) estaba dispuesta a dar el primer paso y declararse... él a voz en grito le dijo a toda su familia que no eran novios. A pesar de todo, Hermione se había jurado a sí misma años atrás que si no podía tener a Ron como pareja, no lo iba a perder como amigo. 

No podía esconderse para siempre, así que bien entrada la noche respiró y entró a la Sala Común, deseando encontrar la mínima cantidad posible de personas. De hecho, sólo había dos. Sus dos compañeros de aventuras, sus dos mejores amigos. Ron parecía destrozado, triste, desde la distancia ella juraría que estaba llorando. Mientras tanto, Harry, trataba de consolarlo.

- ¿Podemos hablar un momento a solas? - Dijo, Hermione mientras se acercaba.

Claro - contestó Ron. Una sombra de esperanza pareció cruzar su cara.

Disculpa, Ronald, no te hablaba a ti. Se lo decía a mi otro mejor amigo que resulta que tampoco es mi novio. - Ese había sido un golpe bajo, y Hermione lo sabía. El chico hizo una mueca de tristeza y ella se prometió a sí misma intentar no dañar a Ron, pues a pesar de todo (es decir, a pesar de ser un rematado idiota), ahora mismo acababa de perder a un hermano.

Harry y Hermione se alejaron de Ron, ubicándose en un rincón de la Sala Común. Harry realmente se pensaba que su amiga quería hablar de lo que había pasado con Ron esa tarde, y él estaba dispuesto a contarle la verdad, que todo había sido un malentendido y que aunque su amigo era un bocazas, merecía una oportunidad. Por eso Harry se sorprendió cuando oyó lo que Hermione le pedía.

Harry, por favor, necesito que me dejes tu capa por algunas noches.

- Claro, Hermione, sin problemas. Sólo quiero pedirte dos cosas a cambio. La primera, por favor, no le hagas daño a Ron mientras duerme- Ante estas palabras, Hermione frunció el ceño con mal humor-. Y la segunda, que me cuentes para qué la quieres.

- Lo siento, Harry, como te dije es algo que debo hacer por mi misma. Lo voy a hacer igualmente, con o sin capa, sólo que con capa será mucho más seguro. Tú decides.

- ¿Estás loca? ¿Me estás diciendo que vas a hacer algo peligroso? No puedes hacernos eso a Ron y a mi, no puedes dejarnos al margen. Vosotros nunca me dejasteis y yo no lo voy a hacer ahora. 

- Lo siento, Harry. De verdad. - La convicción de la chica brillaba en sus ojos y Harry decidió, por el momento, ceder a su petición.

- Cógela, pero me duele que no confíes en mí, Hermione. Sabes que eres como mi hermana.

Gracias, te lo contaré todo cuando llegue el momento. Te lo prometo. - Y dio un beso en la mejilla a Harry, bajo la triste mirada de Ron, quien no les quitaba ojo de encima desde la distancia.

Hermione subió al cuarto de los chicos, cogió la capa del baúl de Harry y se dirigió al despacho del director. El retrato de Dumbledore ya estaba esperándola.

Buenas noches, señorita Granger. ¿Ha decidido por dónde empezar?

- Sí, empezaré visitando los momentos más antiguos. Así, cuando vuelva al presente entre visita y visita, podré asegurarme que todo está en orden y sabré exactamente en qué momento volver si necesito revertir los hechos. 

La decisión de HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora