Australia

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El amanecer sorprendió a Hermione en el mejor sitio posible: entre los brazos de Ron. Se sintió observada y al abrir los ojos pudo ver cómo Ron la miraba atentamente. La besó suavemente en los labios y le dijo:

- Buenos días, preciosa. Hoy nos vamos a Australia.

¡Era cierto! Ese era el día en que recuperaría a sus padres. Sonrió y le devolvió el beso a Ron.

Durante el desayuno Hermione lucía preocupada y los Weasley trataban de animarla. Molly, en tono cariñoso, le decía que estuviera tranquila, que aunque les costara asimilarlo, sus padres seguro que acabarían entendiendo los motivos que la llevaron a borrarles la memoria.

Hermione y Ron, acompañados de Kingsley, se desplazarían a Australia a través de red flu, concretamente partirían de la chimenea del despacho de la directora y aparecerían en el Ministerio de Magia Australiano.

Al despedirse de Harry y separarse de su abrazo, Hermione dijo:

- Harry, dale recuerdos a Teddy de mi parte.

- ¿Qué?

- Pensaba que hoy tú y Ginny visitaríais a Teddy.

- Hermione, ¿Quién es Teddy?

Y Ron intervino, con mal humor:

- ¿Se llama Teddy el chico con el que quedas por la noche? ¿Se lo has contado a Harry y a mi no?

Hermione sintió como algo en su interior se derrumbaba. No podía ser...pero era evidente. Congelando a Tonks embarazada, había afectado al nacimiento de Teddy.  Pero aún así Hermione, quiso insistir. Apenas en un susurro dijo:

- Teddy... Lupin.

- Hermione, ¿qué te pasa? - Dijo Ginny - Sabes tan bien como yo que Remus no tenía familia. Andrómeda se tuvo que encargar de los tres funerales y ahora vive sola en ese gran mansión ...

Hermione se tapó los ojos con las manos y empezó a sollozar. Ron iba a abrazarla, pero Molly Weasley llegó primero.

- Oh, cariño. Teddy Lupin murió antes de nacer. A los pocos días de saber que estaba embarazada, Tonks se sintió extraña. Cuando fue a San Mungo le dijeron que el corazón del bebé había parado de latir. No le supieron dar un motivo.

Y Hermione se aferró más a Molly. Por su estupidez, por no controlar todas las variantes de su jueguecito, había perdido una vida. La voz que oía cuando llevaba puesto el relicario resonó en su cabeza con fuerza "Inútil. Te crees la más lista, pero sólo eres una inútil que pone en peligro a los demás por creerse mejor".

Pero otra voz, la del retrato de Dumbledore, interrumpió sus pensamientos y su llanto:

- Señorita Granger, usted conoce la importancia de aprender de los errores. Y sabe que el tiempo, todo lo cura.

El mensaje de Dumbledore era claro, la situación era reversible. Hermione respiró hondo, se secó las lágrimas y se obligó a concentrarse en sus padres. Más adelante se ocuparía de Teddy.

Se separó de Molly, sonrió a una preocupada Ginny y entró en la chimenea, seguida por Ron. Llegaron directamente al despacho de la ministra de magia australiana. A Hermione le pareció una mujer capaz y agradable, quien se llevaba muy bien con Kingsley.

Los dos ministros les contaron cómo los aurores, mediante los pequeños recuerdos que les proporcionó Hermione, habían instaurado en los Granger el deseo de mudarse a Londres. Ya tenían todo empacado y se habían despedido de sus conocidos. El último trámite era rellenar unos documentos antes de dirigirse al aeropuerto. Así que los padres de Hermione, sin recordar aún que tenían una hija, se encontraban esperando a un supuesto funcionario en un despacho a sólo unos metros de distancia.

La decisión de HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora