La Cámara de los Secretos

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¿Cómo encontrar a Colin si se había pasado el último año escondido con su familia? Hermione dedujo que lo más fácil sería aparecerse el día de la batalla, justo antes de que empezara la lucha.

Esperó en Cabeza de Puerco la llegada del chico, viendo como Aberforth se iba poniendo cada vez más nervioso ante el tránsito continuo. Primero llegaron Fred, George, Ginny y Lee y aún en esa situación los gemelos seguían con sus bromas:

Oh, Fred. ¡Disfrutemos de nuestra última noche en libertad! ¡Mamá nos va a someter a tercer grado cuando sepa que hemos traído a Ginny con nosotros!

- Oh, George. ¡Pero cómo vamos a negar a nuestra hermanita que vea al amor de su vida! ¿Tú crees que la cicatriz la heredarán sus hijos?

A pesar de sentirse el centro de sus bromas, Ginny les miraba agradecida por haber dejado que les acompañara.

Al rato de desaparecer el primer grupo a través del retrato de Arianna, siguieron llegando más personas... Arthur, Molly y Lupin parecían preocupados, apenas dirigieron un saludo a Aberforth y siguieron su camino... Después llegaron Cho, Dean, Luna y muchos más antes de que Hermione divisara a Colin. A pesar de su corta edad todo él destilaba un aire de madurez y perseverancia.

El tabernero se mostró muy indignado ante su llegada:

- ¡Por Merlín, tú no! Además de ser menor eres hijo de muggles, ¿acaso no te quedan sesos en la mollera?

Al percibir la mala mirada que Colin le dio como respuesta, Aberforth bufó y le mostró el camino. El resto fue fácil, una vez se adentraron en el túnel Hermione petrificó al muchacho y le colocó el traslador en el cuello. Cuando la luz violeta apareció, ya se oían las voces del grupo que venía a continuación.

Hermione por inercia siguió a Colin hasta el final del túnel y al entrar en la Sala de los Menesteres pudo ver desaparecer a Harry y a Luna en busca de la diadema de Ravenclaw. Sonrió al ver como Molly cubría nuevamente a Ron de besos y sintió una punzada de dolor al ver a Fred y George bromeando juntos.

Vio cómo Ron conseguía separarse de su madre y se dirigía a su yo del pasado. Mientras Hermione se desaparecía rumbo al despacho del director, rememoró cada momento vivido a partir de entonces.

- Menos mal que el cabezota de Harry accedió a pedir ayuda. - Había dicho Ron al acercarse de ella. - Neville empezaba a parecer muy mosqueado.

- Ron, la situación es muy delicada. Aunque Harry encuentre el siguiente Horrocrux no tenemos nada para destruirlos¡.

- Sí, lo sé pero que te pongas mandona no nos ayudará a encontrar la espada o una reserva de colmillos de basilisco... ¡Hermione, eso es!

¿El qué? ¡Ron, no me mires con esa cara de suficiencia y dime que está pasando!

Por toda respuesta Ron le cogió la cara con las dos manos y le dio un efusivo beso en la mejilla, cerca de la comisura de los labios. Aquello la calló. Inmediatamente Fred y George se desplazaron por su alrededor simulando tocar violines invisibles y tatareando una de aquellas canciones románticonas que tanto le gustaba oír a Molly mientras cocinaba. Pero a ellos no les importaba, Ron estaba orgulloso de su idea y Hermione hipnotizada por el beso que acababa de recibir. Pero Ron se obligó a actuar, cogió la mano de Hermione y la guió a la salida.

Eh, ¿dónde vais? - Dijo, Ginny.

- Si vuelve Harry, dile que hemos ido al baño.

- ¿Juntos? - Preguntó Ginny sorprendida.

- Ai, Fred, nuestro hermanito se ha hecho un hombre, ¿verdad, cuñadita? - Interrumpió George- En la boda de Bill no se atrevió a besarla y ahora van a revolcarse juntos encerrados en un baño. ¡Así se hace Ron!

La decisión de HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora