Dobby

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El desayuno fue un constante cambio de miraditas entre Ron y Hermione. Esto no pasó desapercibido para el resto de comensales, quienes observaban a la pareja con una sonrisa mientras compartían el mismo sentimiento ¡Vaya par de cabezotas enamorados! ¡A ver si se deciden de una vez!


Arthur explicó que ese día McGonagall acudiría al ministerio a reunirse con Kingsley, pues querían consensuar algunos aspectos de la reapertura del castillo para el próximo curso. A Hermione le agradó mucho esta noticia, con la directora fuera de la escuela podría realizar su misión durante el día y así durante su cita con Ron no debería estar pendiente del reloj. ¡Podría pasar la noche con él sin que nada se interpusiera!

La voz de Ginny resonó en la cabeza de Hermione:

- Hermione, ¡Hermione! Es la quinta vez que te pido que me pases las tostadas. Es evidente que con la acalorada que estás tú no estabas pensando en comida, precisamente.

Ante estas palabras todos los Weasley estallaron en carcajadas. Ron sonrío, se sentía protagonista de los pensamientos de Hermione y aquello le hacía sentir muy orgulloso de sí mismo. Hermione, por su parte, se sonrojó y dirigió la mirada al suelo... pero se relajó en cuanto sintió que Ron le cogía la mano por debajo de la mesa y se la apretaba. Incluso ese leve contacto la hacía estremecer.

Al acabar de desayunar, Hermione se disculpó y, después de ir a buscar la capa, se dirigió al despacho del director. Para la misión de aquel día, decidió trasladarse a sexto curso. Recordaba que, mientras Ron estuvo en la enfermería, este se quejaba continuamente de la falta de comida, así que Dooby asistía regularmente a traerle sándwiches extra. Quería aprovechar una de esas visitas para colocar el traslador en el elfo.

Con Pomfrey en su despacho, en el hospital sólo había dos personas más. Ron dormía en su cama y Hermione también descansaba sentada en una silla y con la cabeza en el hombro del muchacho. Sus manos estaban entrelazadas.

Hermione recordaba esos días de hospital que pasaron juntos, después de que Ron dijera el nombre de ella en sueños y por fin se librase de la imbécil de Lavender. Había hecho falta un envenenamiento para que él dejase de hacer el tonto y para que ella se diese cuenta que sería muy difícil vivir sin él en su vida. 

Mientras Hermione observaba la pareja del pasado, Dobby llegó a la habitación:

Dooby se pregunta como puede ser que la amiga de Harry Potter esté de pie a su lado y a la vez esté sentada en aquella silla. Dooby se pregunta si la amiga de Harry Potter se está escondiendo y por eso lleva la capa puesta.

¡Mierda! ¿Por qué últimamente todos tenían que descubrirla? Hermione pensó un poco e intentó dirigir la situación según sus propios intereses.

- Dooby, ¿confías en mi?

- Dooby confía en los amigos de Harry Potter. Dooby confía en la amiga de Harry Potter.

- Dooby, necesito tu ayuda.

- Dooby ayudará a la amiga de Harry Potter. Dooby quiere saber cómo ayudar.

- En primer lugar, necesito que nuestro encuentro sea un secreto. ¿Puedes hacer eso?

- Dooby puede. Dooby promete.

- Gracias. - Y en ese momento Hermione hizo una copia del traslador.- Dobby, conoces a Hedwig, ¿verdad?

- Dooby conoce a la lechuza de Harry Potter. Dooby la cuida y le lleva golosinas.

- Bien, necesito que vayas a la lechucería, busques a Hedwig y le pases esto por la cabeza. Por favor.

- Sí, Dooby va.

El elfo desapareció con el traslador entre sus manos  y volvió al cabo de un par de minutos.

- Dooby se pregunta si está bien que la lechuza de Harry Potter se iluminara de color violeta.

- Sí, Dooby. Está muy bien. Ahora voy a pedirte otra cosa. Quiero que me dejes ponerte este traslador en el cuello y que, después, te olvides de nuestro encuentro y de nuestra conversación.

- Dooby hará lo que la amiga de Harry Potter le pide. Dooby se pregunta si tiene una nueva amiga.

- Sí, Dooby, yo soy tu amiga. Estoy feliz de que tú seas mi amigo. Eres un elfo leal y muy valiente.

Dooby sonrió con orgullo y tras plegar las orejas para facilitar a Hermione ponerle el traslador, se borró la memoria a sí mismo. 

De regreso a su habitación Hermione oyó unos leves golpecitos que venían de la ventana. Era Pig, el mochuelo de Ron, quien con alegría picaba el cristal con su piquito. Hermione le abrió la ventana y Pig, contento, revoloteó un rato a su alrededor, pero se cansó enseguida a causa del paquete que transportaba. Hermione le dio una golosina y cogió su paquete. El contenido la sorprendió y la hizo sonreir: era una copia enmarcada de la foto de su primer beso con Ron. Era de muy buena calidad, por lo que suposo que Ron debió ponerse en contacto con los periodistas de El profeta para conseguirla. También había una nota firmada por él: Nos vemos a las seis en la puerta del castillo. No te preocupes por ponerte guapa, en mis ojos siempre te ves preciosa.

La decisión de HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora