La otra cara de la amistad

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Hermione se preguntaba cuándo Ron se detendría. Seguían en el castillo, pero ya estaban muy alejados del Gran Comedor y de la pequeña fiesta que se estaba desarrollando allí a su costa. Hermione empezaba a creer que Ron caminaba y caminaba sólo por el hecho de que parar significaba plantarle cara a lo que acababa de pasar. En ese momento, entraron en una aula vacía y Ron cerró la puerta tras él. Hermione no tuvo tiempo de preguntar nada, ni siquiera pudo dirigirle una mirada... pues Ron se había abalanzado sobre ella y la estaba besando. ¡Él la estaba besando! Y aquello no era un tímido beso en los labios, se parecía más bien a la acción de un devorador cazando a su presa, pues Hermione estaba acorralada entre una pared y el cuerpo de Ron. Él, si era posible, se acercó más a ella y profundizó el beso. Hermione sintió en su boca la lengua del chico y le temblaron las rodillas. Aquello era nuevo y le causó un placer absoluto. Dado que no tenía nada que perder, decidió probar ella también. Al notar la lengua de Hermione, Ron gimió y ella pudo sentir claramente como la entrepierna de Ron se le clavaba en el abdomen. ¡Su entrepierna! Ciertamente ella había fantaseado con conocer algún día esa parte de Ron. Con tocarla, pues le llamaba la atención saber si se sentiría fría o caliente. Incluso quería conocer su sabor. La prefecta perfecta ya no se contentaba con sólo probar los labios de Ron...

Sus sentimientos se vieron interrumpidos cuando se dio cuenta que Ron le estaba intentando desabotonar su blusa y, al no querer lidiar con los pequeños botones, la rasgó de un tirón. Aquello era inesperado, salvaje... Sus besos se seguían intensificando cuando Ron puso una mano sobre el pecho derecho de la chica y los dos gimieron al unísono. Sin separar sus bocas, Ron desplazó a Hermione hasta la mesa del profesor y la sentó sobre ella. Hermione, sentada en la esquina del mueble, separó las piernas para eliminar el espacio entre ella y Ron, y aún con la ropa puesta, ambos sintieron un escalofrío al sentir por primera vez el contacto entre sus partes más íntimas. Hermione aprovechó ese breve momento de desconcierto para sacar la camiseta de Ron a través de su cabeza. ¡Hacia tanto tiempo que se moría por acariciar los músculos de su pecho! Recorrió lentamente la musculatura del chico con las yemas de los dedos, siguió por los brazos, en los cuales aún quedaban leves marcas del ataque de los cerebros...

El mayor deseo de Hermione en ese momento es que él la hiciera suya. Ya no le importaba saber si era correspondida o averiguar porqué Ron no quería formalizar una relación con ella... Lo único que guiaba su mente era averiguar qué nivel de compenetración podían tener su cuerpo y el de Ron. Así que dijo algo que nadie esperó nunca oír de boca de la prefecta Hermione Granger:

- Ron, hazme el amor sobre esta mesa. 

El chico abrió muchísimo los ojos debido a la sorpresa, pero enseguida se recompuso y decidió que él no era nadie para negarle nada a su, de momemto, mejor amiga. Empleó toda su energía en besarla de nuevo, deseando que ella entendiera todo lo que él le quería transmitir en ese beso.

Ambos estaban tan sumergidos en sus sensaciones que no vieron venir lo que pasó a continuación...

La decisión de HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora