Aunque realmente Hermione lo había intentado, poco fue lo que consiguió dormir aquella noche. Contó escobas, varitas, hipogrifos... y nada funcionó. Cuando se cansó de contemplar el dosel de su cama, se levantó sin ruido para no despertar a sus padres, se vistió y salió de la habitación. No podía creer que por fin hubiese llegado el día.
Decidió ir a contemplar el amanecer a un lugar muy especial: la Torre de Astronomía. Sonrió al ver que su pelirrojo favorito había tenido la misma idea. Abrazó a Ron por la espalda y se puso de puntillas para depositar pequeños besos en su cuello. Él gimió, se dio la vuelta y la besó con furia. Ella decidió ser mala:
- Ron, ¿cómo sabías qué era yo? ¡Podrías haberte besado con cualquiera!
- ¡Hermione! ¡Estoy seguro que reconocería tus besos entre todos los del mundo! Además siempre te acompaña ese olor, ya sabes... el olor de mi amortentia...
Ella sonrió.
- Por cierto, Hermione, hoy aún no te he dicho que te quiero.
- Ron, ¡pero si el día acaba de empezar!
- Bueno... sólo por si caso...
Se besaron de nuevo y ambos de dejaron llevar, profundizando y acariciándose. Hermione le dijo que quería ir a un lugar especial y él la siguió. En cada esquina paraban a besarse. Llegaron al árbol frente al lago, aquel junto al cual se sentaban con Harry para hablar de sus aventuras. A parte de ellos, no había nadie fuera del castillo.
- ¿Sabes, Ron? Siempre quise que me hicieras tuya contra este tronco.
Y él no se hizo de rogar. Se bajó los pantalones, le subió la falda y la penetró con las piernas de ella cruzando su cintura.
Cuando acabaron, Hermione supo que había llegado el momento de decirle la verdad.
- Ron. Tenemos que hablar.
- ¿Vas a cortar conmigo? - Dijo él con cara de susto.
- Ron, no seas idiota. Yo te quiero. Igualmente no puedo cortar contigo porque no hay nada que cortar. ¡Aún no me has pedido que sea tu novia!
- Pero, Hermione, dijiste que si hacíamos el amor cinco veces se daba por entendido. ¡Y acabamos de hacerlo!
- ¡Pero no lo dije en serio! ¡Eres un cabezota, Ron! ¡Me gustaría que por una vez tu dieses el primer paso! - Hermione respiró hondo tratando de relajarse - Hay algo que necesito compartir contigo. Quiero contarte lo que he estado haciendo estas noches.
- Te escucho.
- Ron, esto no es fácil. Yo aún tengo el giratiempos que me dejó McGonagall en tercer curso.
- ¡Hermione! ¿Cómo puedes tener un giratiempos y no salvar a Fred? - Él estaba hecho una furia, pero al contemplar la expresión de ella el enfado desapareció - Hermione, ¿me estás diciendo que volveré a ver a mi hermano?
Ella no pudo articular palabra. Sólo asintió con la cabeza mientras gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas.
Él se dejó caer en el suelo y se tapó la cara con las manos. También lloraba.
- Hermione, dime que no es un sueño.
- No es un sueño, Ron. Si todo va bien, en una hora podrás abrazar a Fred.
Él la cogió y la hizo girar. Los dos reían. Cayeron al suelo y seguían riendo.
- Ron, hemos de entrar. Ya estarán todos reunidos en el Gran Comedor. Y creo que me estarán esperando.
Y así, cogidos de la mano y con una gran sonrisa en sus caras, entraron en el castillo.
La cantidad de gente que aguardaba en el Gran Comedor sorprendió a Hermione. Ron la cogió de la mano para darle fuerzas, acto que no le pasó desapercibido a Hugo Granger. Hermione sabía que no podría postergar mucho más una charla sobre Ron con su familia.
McGonagall se dirigió a ella.
- Bien, señorita Granger, tiene la palabra. Por favor, suba al estrado de los profesores y explíquenos qué estamos haciendo aquí.
- En realidad, directora, si a usted no le molesta preferiría hablar desde aquí. Quiero estar junto a Molly.
La aludida la miró sonriente, aunque con curiosidad en los ojos.
- En primer lugar, gracias por venir. Seré breve. - Hermione respiró profundo antes de añadir - Yo he usado el giratiempos para devolver algunas personas a la vida. Si todo sale bien, en unos minutos aparecerán. No os preocupéis, si sale mal os borraré la memoria a todos para que el recuerdo de este encuentro no os duela para siempre.
El silencio en el Gran Comedor era general. Nadie hablaba, nadie hacia ruido. Hasta que Molly interrumpió...
- Pero, querida, eso no es posible...
En ese momento, dos pelirrojos de mediana edad entraron en el Salón, gritando al unísono:
- ¿Alguien nos ha echado de menos?
Molly estuvo a punto de desmayarse. Sólo articuló a decir "Hermione, me has devuelto a mis hermanos" antes de lanzarse a los brazos de los pelirrojos. Rápidamente Arthur se unió al abrazo. Poco a poco los hermanos Weasley se fueron acercando a conocer a sus tíos (ellos murieron cuando Molly estaba embarazada de Percy).
Con gran estruendo, el señor Diggory echó a correr con una velocidad desproporcionada a su volumen. Había visto como su hijo aparecía tímidamente por el marco de la puerta. Chocó contra él y los dos cayeron al suelo. Abrazó y besó a su hijo como si fuera un bebé, mientras repetía su nombre entre sollozos. Todos miraban la escena conmovidos. Al cabo de unos minutos el señor Diggory se acercó a Hermione y le besó con efusividad en las mejillas. Cédric hizo lo mismo, lo cual provocó el sonrojó de Hermione y una mueca de disgusto de Ron.
Harry contemplaba con una sonrisa como Cho se acercaba a Cédric para saludarle tímidamente, cuando notó que algo le tiraba de su túnica. Bajó la mirada y se encontró con los grandes ojos de Dobby. Cogió al elfo y le empezó a dar vueltas en el aire mientras ambos reían, pronto sus carcajadas fueron contagiadas a sus amigos. Un corro de personas que querían dar las gracias a Dobby se formó alrededor del elfo. Muchas fueron las vidas que salvó y los familiares le querían comunicar su eterna gratitud.
Harry miraba conmovido la escena, cuando oyó una voz detrás de él que le hizo girarse rápidamente.
- Bueno, Harry. ¿Te queda algún abrazo para tu padrino favorito o ya los gastaste todos?
Sirius. Allí estaba Siris mirándole con ojos relucientes por la emoción. Sirius estaba vivo, volvería a tener una familia. Harry lloró y lloró abrazado a su padrino, expulsó todas las lágrimas que de niño se había guardado al no tener a nadie que le consolase.
Ron seguía agarrando la mano de Hermione.
- Hermione, ¿Quién es la rubia?
Hermione se giró y pudo ver cómo Luna y su padre corrían hacia la mujer rubia y esbelta que acababa de cruzar el umbral. Hannah Abbot también fue al encuentro de una mujer castaña, Neville la siguió con un poco de vergüenza.
En aquel momento una mujer con el pelo azul corrió para coger de los brazos de su abuela un pequeño bebé regordete. Andrómeda no podía creer que Lupin y Tonks estuvieran allí, acunando a Teddy. Los contempló extasiada mientras sintió que unos brazos la abrazaban por sus hombros. Aunque ella era una mujer fuerte, perdió el conocimiento al reconocer a su marido. Madam Pomfrey la atendió y se recuperó rápidamente.
Mientras Neville abrazaba a Colin, a quien sus padres habían estado achuchando hasta ese momento, Hermione deseó poder haber hecho algo por los Longbotton.Sumida en ese pensamiento, Hermione notó con extrañeza como, de golpe, el silencio se hizo en todo el Gran Comedor. Entonces vio como todos miraban a un mismo punto y hacia allí dirigió también sus ojos. Su mirada conectó con la de la última persona a quien había ido a salvar la noche anterior. Ambos sonrieron.
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La decisión de Hermione
AdventureHistoria ubicada en el mundo de Harry Potter. Desde hace tiempo he estado buscando una historia en la cual Hermione usara un giratiempos para devolver la vida a Fred sin afectar el curso de los acontecimientos. Cómo no la encontré, decidí crearla. P...