El don de Luna

616 27 17
                                    

El amanecer les alcanzó desnudos y abrazados. Aquel día durmieron hasta tarde, y más lo hubieran hecho si el patronus de Ginny no les hubiese despertado diciéndoles que los señores Delacour venían a comer y que para Bill era importante que estuvieran allí.

Ron le dio un corto beso a Hermione, le sonrió y procedió a enviar un mensaje de respuesta, un simple "Nos vemos a la hora de comer". Lo que pasó a continuación les sorprendió a los dos, pues el patronus de Ron no era su fox terrier, sino una nutria macho que hacia pareja con el patronus de Hermione.

Hermione, ¿eso por qué ha pasado? ¿Es por lo de anoche? No lo entiendo. Si cuando haces el amor con alguien tu patronus cambia, Charlie podría montarse un zoológico y en cambio tiene el dragón de siempre.

No, Ron. No tiene que ver con eso. Tu patronus puede cambiar cuando decides que has encontrado a la persona adecuada para compartir tu vida. Eso es lo que le pasó a Tonks, ¿recuerdas?

- Mis hermanos se van a burlar de mi por años. Y seguro que cuando volvamos mamá ya estará planificando la boda. En fin, te quiero. Tú ya lo sabes y el mundo también, no hay problema con eso.

- Yo también te quiero, Ron. - Se besaron dulcemente y se miraron a los ojos un ratito. - Ron, ¿crees que aquí habrá una ducha? Aún me siento pegajosa y me gustaría asearme un poco.

Hermione, se levantó desnuda, sin taparse, sin ninguna vergüenza. Ambos se sentían cómodos mostrándose de manera natural frente al otro. Ron la contemplaba asombrado, no podía creer la suerte de poder estar con Hermione en esa situación, ni que hubiera estado dentro de ella tan solo unas pocas horas atrás. Había sido el primero y deseaba poder ser el único.

Al dirigirse al cuarto de baño, Hermione se quedó con la boca abierta. Ciertamente la magia de Ginny había aumentado mucho si había sido capaz de reproducir el baño de prefectos dentro de la tienda de campaña. La visión maravilló a Ron, quién cogió a Hermione de la mano y la introdujo detrás de él en el agua. Con cuidado, la empezó a enjabonar, entreteniéndose en los pechos. Hermione gemía, era evidente que el deseo de los dos estaba creciendo. El miembro de Ron, que empezaba a clavársele en la piel, así se lo confirmaba. Cuando ya no aguantaban más, Ron arrinconó a Hermione contra un lateral de la bañera. Ella le rodeó con sus piernas y él la penetró. Con la ayuda del agua, era muy fácil mantener el peso de la chica. Además, esa postura le permitía entrar en ella de manera muy profunda. Ambos gemían y gritaron cuando el placer llegó. Al acabar, se limpiaron con dulzura el uno al otro.

Hermione, ¿tú crees que cuándo mi familia me vea sabrá lo que ha pasado esta noche? Yo me siento muy diferente.

- No creo, Ron.

- Lo que de verdad me da miedo es que lo note tu padre... Ya le caigo bastante mal...

- Oh, Ron. No le caes mal... es sólo que me hacías llorar mucho.

- Pues a partir de ahora sólo te voy a hacer feliz, ¿vale? Y quiero que él lo note y sepa que conmigo vas a estar bien.

Entonces el estómago de Ron rugió. ¡Se habían saltado el desayuno y ya era hora de comer! Así que, con pereza por abandonar el lugar, con unos hechizos rápidos recogieron sus cosas y doblaron la tienda.

Llegaron al Gran Comedor y suspiraron para darse fuerzas mútuamente. Sabían que deberían lidiar con las bromas de los hermanos de Ron y con las esperanzas de Molly. Hermione quiso soltar la mano de Ron para llegar discretamente, pero él no la dejó y le dio un apretón.  Y así, juntos,  entraron en el Gran Comedor.

Todos estaban ya en la mesa y el primero en saludarles fue Arthur:

- ¿Todo bien, chicos?

La decisión de HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora