El gran baile de Navidad

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na voz proveniente del techo del aula resonó fuertemente en la estancia. Mágicamente, había aparecido en él el rostro de McGonagall, el cual miraba a Ron y a Hermione con indignación:

¡Señor Weasley! ¡Señorita Granger! ¿Qué se creen que están haciendo? ¡Con su experiencia como prefectos deberían saber que la dirección del centro es avisada automáticamente cuando dos alumnos sobrepasan cierta línea de comportamiento! ¡Vístanse inmediatamente! Señorita Granger, venga a mi despacho, tengo novedades que contarle sobre sus padres. Señor Weasley, regrese con su familia, ellos se estarán preguntando sobre su paradero.

Y dicho esto, el rostro de McGonagall desapareció. Hermione pudo ver cómo Ron, completamente rojo, se ponía de nuevo la camiseta. Luego se acercó a ella con timidez y le empezó a abrochar algunos botones de la blusa, realizando un reparo sobre aquella parte de la prenda que estaba rota. El esfuerzo del chico por no mirar los pechos de Hermione mientras reparaba la blusa era evidente, y esto la enterneció mucho. Cuando la blusa estuvo arreglada, Ron dio un paso hacia atrás y miró a Hermione a los ojos. Era evidente que ninguno de los dos sabía qué hacer o decir.  Entonces, Ron dijo una sola palabra:
- Luego.
Hermione, sonrió. Y contestó: Sí, luego. Ella sabía lo que aquella palabra significaba. Aquello no había acabado aquí, ambos tenían mucho por aclarar y por vivir. La posibilidad de un futuro juntos.

Hermione le dio un beso en la mejilla y se dispuso a marcharse, pero antes de darse la vuelta pudo ver como Ron enrojecía y se acariciaba el lugar dónde ella lo acababa de besar. "Oh, Ron. Acabo de pedirte que me poseas sobre una mesa y aún te emocionas por un simple beso en la mejilla" pensó Hermione. "¿CÓMÓ? ¿REALMENTE ACABO DE PEDIRLE A RON QUE SE ACUESTE CONMIGO?" ¿Es que acaso todas sus neuronas estaban de vacaciones? Ella conocía perfectamente el veto que existía sobre el castillo acerca del sexo entre estudiantes. Si hasta la descerebrada de Lavender lo sabía y por eso explicaba cómo se llevaba a Ron al único sitio seguro, la Sala de los Menesteres, para llevar allí a cabo sus jueguecitos*...

Sumida en sus pensamientos, Hermione llegó al despacho de la directora McGonagall. Al entrar, el retrato de Dumbledore le guiñó el ojo.

Siéntese, señorita Granger. En primer lugar, quisiera decirle que me alegro que por fin se hayan aclarado las cosas entre usted y el señor Weasley. Los profesores nos preguntábamos cuando se animarían a dar el paso. Estábamos expectantes desde segundo curso. La preocupación de Ronald por usted mientras estuvo petrificada superaba los límites de la amistad. Pero ya conoce las normas del castillo, así que espero que la próxima vez se busquen un espacio más adecuado a sus necesidades, más adaptable y con  todas las comodidades, por así decirlo.

Hermione, no podía creer que su profesora la estuviera animando a intimar con Ron en la sala de los menesteres, pero ciertamente, eso parecía. La sonrisa traviesa que mostró la profesora a Hermione se lo acabó de confirmar.

En fin, señorita Granger, volvamos al tema que nos atañe. Sus padres se encuentran muy bien y en unos días podrá viajar a Australia a devolverles la memoria. Mientras tanto, el consejo de aurores cree que sería adecuado instaurarles algunos recuerdos en el subconsciente. Estos recuerdos no se verán activados hasta el día de su reencuentro. Pero el proceso es un poco lento. La he convocado aquí para que se extraiga algunos recuerdos felices con sus padres, a partir de los cuales el equipo de aurores pueda empezar a trabajar.

El trabajo de extracción requería mucho tiempo, pues cada recuerdo se debía tratar individualmente y con sumo cuidado. Cuando oscureció unos elfos trajeron unos sándwiches. Era pasada la medianoche cuando Hermione y la directora decidieron irse a descansar. Al día siguiente seguirían con la tarea.

Hermione estaba cansada, pero no podía eludir su papel en el plan que se había marcado con Dumbledore. Se aplicó a sí misma un hechizo revitalizante de poca intensidad que le permitiera estar despierta unas cinco horas más y se dispuso a ir a buscar la capa de Harry, que tenía guardada en su baúl del cuarto de las chicas.

Al entrar a la Sala común de Gryffindor, oyó ronquidos. Se acercó y vio que era Ron. Óbviamente, se había quedado dormido en un sofá mientras esperaba que ella regresase. Con gran cariño, convocó una manta y le arrulló. Luego subió a su habitación, cogió la capa de Harry con cuidado de no despertar a Ginny y se dirigió al despacho del director, no sin echar a Ron una última mirada cargada de ternura.

La escena que apareció delante de Hermione tras usar el giratiempos le provocó emociones encontradas. Mientras esperaba el momento para cumplir su cometido, se vio a sí misma del brazo de un guapo Viktor Krum y pudo contemplar, con una sonrisa en los labios, como Ron no le quitó ojo en toda la noche.

Por fin pudo ver cómo Cedric abandonaba la pista de baile seguido de Cho, dirigiéndose a los jardines. Los chicos empezaron a besarse y a acariciarse sobre la ropa apoyados en un gran árbol. Cuando Cédric metió la mano bajo el vestido de la chica, ella, claramente sofocada, le dijo que necesitaba ir un momento al baño. Ese fue el momento que Hermione escogió para lanzar un petrificus sobre Cédric y, a continuación, colocar un traslador sobre su cuello. Una luz violeta iluminó la piel del muchacho.

Hermione respiró relajada. Deseaba que el muchacho volviera a la vida, no tanto por sí mismo o por la llorona de Cho, sino sobretodo por quitarle a Harry su sentimiento de culpabilidad y por devolverle la alegría al padre de Cédric.

Entrando de nuevo al castillo y ya con la intención de volver a su tiempo, pudo ver una escenita que se desarrollaba en las escaleras. Acercándose se contempló a sí misma gritándole a Ron que la próxima vez que hubiera un baile, en vez de ponerse celoso, la escogiera a ella como primera opción. Pudo ver a Ron y a Harry subiendo las escaleras del cuarto de los chicos, mientras ella lloraba sentada en la escalera. En ese momento, Krum llegó y la abrazó. Sin pedirle explicaciones sobre su tristeza, la llevó a pasear por el jardín, animándola con historias divertidas de su país. En comparación con como la trataba Ron, Hermione se sentía complacida con las atenciones del búlgaro. Y ese fue el momento que Krum escogió para besarla... ella quedó congelada y Viktor, al ver que Hermione no le respondía al beso, se separó y la miró con tristeza:
- ¿Hace mucho que estás enamorada de él?
Hermione no esperaba que Viktor conociera sus sentimientos hacia Ron, aún así decidió responderle con sinceridad.
Creo que lo estoy desde que decidió sacrificarse por mí y por Harry en un tablero de ajedrez gigante. Él me salvó de un troll. Él es un idiota, pero creo que amo a ese idiota.
Debes estar cansada, te acompañaré adentro.

La Hermione del futuro, contemplando esa escena, sintió una cálida sensación hacia Viktor. Realmente era un buen chico y esperaba que algún día encontrase a alguien que le correspondiera como se merecía.

Hermione cogió el giratiempos con la intención de regresar a su época, cuando vio algo que no se esperaba. Ron pasaba por su lado arrastrando a un asustado Neville:
- ¡Ey, no tendrás ninguna mala intención con mi hermanita!
- Claro que no, Ron, hemos venido al baile como amigos.
- Eso está bien. Mientras siga suspirando por Harry me aseguro que no se meta en líos con ningún chico...
- ¿Y cómo está Hermione?
- ¿Qué quieres decir? ¿Yo qué tengo que ver con ella?
- Ginny dice que la ha visto llorar ... y que siempre que Hermione llora tú estás implicado.
Ron gruñó al oír este comentario.
- Bueno... yo no sé mucho de amor ni de sentimientos... pero creo que Hermione es una gran chica y que tendrías mucha suerte de tenerla a tu lado...
- Ya la tengo a mi lado, Hermione es mi mejor amiga.
- Deja de intentarlo, Neville. A mi hermano no le entra nada en su dura cabezota si no se lo dejas muy claro. Creo que mamá le dejó jugar demasiadas veces con los gemelos cuando era pequeño y ellos le golpearon en muchas ocasiones en su dura mollera... - Dijo Ginny, quién acababa de unirse a los dos chicos. Ron se estaba ya marchando cuando su hermana le gritó - Lo que Neville intenta decirte, tonto del bote, es que creemos que a Hermione le gustas.

Hermione, escondida aún bajo su capa, pudo ver cómo Ron se quedó paralizado un momento y a continuación empezó a andar de nuevo en dirección a su habitación, pero ahora con un leve rubor y una sonrisa en su cara.

Al regresar a la Sala Común, Ron seguía roncando en el sofá. Hermione se acurrucó junto a él bajo la manta y se dispuso a dormir, tras darle un breve beso en los labios. Después de lo vivido ese día, de que los Weasley y todo Hogwarts viesen su beso en directo, de estar a punto de perder su virginidad con Ron... poco le importaba que el amanecer les sorprendiese durmiendo juntos.

La decisión de HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora