La reapertura de sortilegios Weasley

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- ¡Ronnie, Ronnie, Ronnie! ¡Ah, George, pero qué inocentes fuimos!

- ¡Si, Fred! Realmente creímos percibir sinceridad en el ofrecimiento de nuestro hermano menor para ayudarnos con la reapertura de la tienda...

- Y lo único que quería era echarse un revolcón con nuestra querida cuñadita dentro de nuestro almacen...

- Rodeado de cajas de polvo peruano y pastillas vomitivas...

- ¡Pero que romántico, Ronnie!

Hermione no sabía donde meterse, realmente la situación era muy vergonzosa. Y la inquisitiva y risueña mirada de los gemelos sobre ella no le ayudaba a recuperar la compostura. Ron se había ofrecido a ayudar en la tienda, sí, y ella pensó que podía aportar su granito de arena echando una mano también. Colocar las cajas en su sitio era realmente aburrido... una mirada por aquí, un guiño por allá... y no recordaba cómo había acabado estirada sobre un viejo escritorio, con Ron encima suyo, él sin camiseta y ella con la blusa completamente desabotonada... ¡Malditas hormonas! Y justo en ese momento  Fred y George regresaron del recado que supuestamente les tendría ocupados toda la mañana...

Ron estaba furioso, pero los gemelos seguían sonriendo, sin sentir ninguna incomodidad ante la situación que vivían.

- ¿Sabes qué, Ron? - Dijo George - Fred y yo pensábamos pagarte las horas que estás dedicando a ayudarnos...

- ¿En serio pensáis en pagarme? ¡Si nunca compartís nada conmigo!

- Pensábamos, querido hermanito, en pasado - Continuó Fred - Pero ahora estamos deliberando sobre si concederte otro favor...

- Un alquiler baratito de nuestro almacen para tus encuentros amorosos...

- Podrías pagarnos por horas. ¡Y a juzgar por la blusa de Hermione parece que ella se siente a gusto aquí!

Ay, Merlín.  Con todo este lío Hermione había olvidado que tenía todo su sujetador de encaje a la vista de los gemelos. Rápidamente empezó a abotonarse la blusa.

Ron, enfurecido, abrió la caja que tenía más cerca y empezó a lanzarle su contenido a sus hermanos, quiénes esquivaban lo lanzado entre risas. Pero de repente, Fred se alarmó:

- ¡Ron, para, para, para! Eso que tienes en la mano es muy valioso.

Ron vio en su mano una cajita azul de terciopelo, parecía algún tipo de producto de joyería. 

- Cuídalo, bobo, es un regalo para Hermione. 

La sonrisa pícara de los gemelos no presagiaba nada bueno. Por eso, Ron lanzó una mirada dudosa a Hermione antes de pasarle la caja. Ella asintió con la cabeza y, con mucha precaución, abrió su regalo. Dentro había una delicada y nada ostentosa pulsera de plata, muy del estilo de Hermione.

- Oh, chicos, es preciosa, me encanta.

Ron estaba confundido... ¿Sus hermanos le habían regalado una joya a su novia antes que él? Los gemelos no hacían nada porqué sí... Para Ron era evidente que aquella no podía ser una pulsera  normal. Fred captó la mirada interrogativa de su hermano mayor y le pasó un brazo por los hombros.

- George, ¿por qué no le enseñas a nuestra cuñadita nuestros nuevos productos? Quiero tener una pequeña charla con Ronnie.

Y dicho esto, lo sacó del almacén y empezó su explicación:

- ¡Por Merlín, Ron, esa pulsera es fantástica! El complemento perfecto de El Libro ¿Sabes a qué libro me refiero, verdad? Pues verás, cuando una chica con la que estás saliendo se pone esa pulsera... - Y en aquel momento sonó el timbre de la tienda- ¿Qué zoquete no habrá visto el cartel de cerrado? - Pero al girarse y ver quién era se quedó parado -Angelina... Lo siento, Ronnie. Nuestra conversación tendrá que esperar.

Al abrir la puerta, Angelina se abalanzó sobre Fred sollozando. Él le devolvió el abazo mientras acariciaba su pelo con afecto. 

Ron disfrutaba siendo espectador de tan dramática escena. Sus hermanos siempre metían sus narices en sus asuntos más íntimos y ahora él quería pagarles con la misma moneda. Pero Hermione, silenciosamente, le agarró de la mano y lo arrastró hacia fuera de la tienda. Él al principio se resistió, pero luego una vocecilla parecida a la de Molly le dijo que, como casi siempre pasaba, lo que sugería Hermione era lo correcto. Así que los dos se sumergieron en el Callejón Diagon. Hermione llevaba su pulsera nueva y Ron se sorprendió de percibir en ella una luz blanquecina. Tenía una charla pendiente con los gemelos.

- Oh, Fred. Es cierto. Estás vivo. - Dentro de Sortilegios Weasley, Angelina seguía llorando en los brazos de Fred. George estaba a su lado y la miraba con timidez.

Una vez Angelina se hubo calmado, Fred se apartó de ella con delicadeza. Se sentó en un sofá y le indicó a ella que tomase asiento a su lado derecho . Sin ningún cuidado, agarró a George por la camisa y, tirando de ella, le sentó a su izquierda. Pasó un brazo por los hombros de la chica y otro por los de su hermano y empezó a hablar:

- Es sabido por todos que Ron es lento, torpe, cabezón y zoquete con las chicas... Ha tardado siete años en reconocer que está enamorado de su mejor amiga. Lo hemos pasado muy bien a su costa, ¿verdad, George? Lo que nadie sospecha es que tú eres aún más zoquete que él, aunque sabes disimular mejor. Si algo he aprendido en mi... ¿Le podríamos llamar ausencia?... es a no desperdiciar los momentos especiales de la vida, a no dejar pasar las oportunidades, porque quizás sean únicas... Y dicho esto, y esperando que tengáis en cuenta mis sabias palabras, me voy a visitar al amor de mi vida... es decir, a mamá... seguro que si la mimo un poco consigo que me haga lasaña para cenar...

Y con un guiño y una reverencia, Fred se desapareció.

George y Angelina vivieron unos tensos minutos en silencio hasta que él habló:

- Hay algo que hice de lo que no me siento orgulloso... en el baile de Navidad me hice pasar por Fred para estar contigo.

La carcajada que soltó Angelina pilló a George por sorpresa.

- ¿En serio, George? ¿De verdad crees que no lo sabía? ¡Soy perfectamente capaz de distinguiros en cualquier situación desde segundo año! ¿Pensabas que después de dos cervezas de mantequilla perdería el norte y no me daría cuenta del cambio?

- ¿Entonces lo sabías?

- Sé perfectamente lo que pasó aquella noche, George. Acepté ir al baile con Fred para estar cerca de ti. Sé que me divertí bailando con tu hermano, pero que cuando dijo ir a buscar bebidas el que volviste fuiste tú. A ti te besé en la pista de baile, contigo perdí mi virginidad aquella noche en la sala de los menesteres. Lo que no sé es porque después de aquello fingiste que nada había pasado... Supongo que fui una más de tu lista de conquistas y aquello me dolió. Esa noche me hiciste sentir única, de verdad pensé que aquello era el principio de algo especial... pero al día siguiente los dos me tratabais como si nada habría pasado... Y yo preferí callar, seguir siendo tu amiga y no arriesgarme a no tenerte en mi vida.

- Yo... lo siento. Siempre me has gustado . Fred te pidió ir al baile porque yo no tuve agallas para hacerlo. De verdad que no esperaba llegar tan lejos esa noche... Fue fantástico... Ya sé que soy un fanfarrón, pero también fue mi primera vez... Bueno, la primera y la única (¡Por Merlín, que no se entere Charlie!). Nunca concebí acostarme con una chica sin amor... Y mi corazón es tuyo hace años... Lo siento, al despertarme a tu lado pensé que creías que era Fred y aquello me atormentaba ... Me metí en un lío terrible yo solito, por idiota. Y lo peor es que casi te pierdo.

Ambos sonrieron y, con timidez, se acercaron para darse el beso que los dos anhelaban desde hacía tanto tiempo. Luego se quedaron largo rato acurrucados en el sofá, intercambiando sesiones de besos con abrazos y pequeñas confesiones.

- George, creo que se nos ha hecho de noche... Tengo un poco de hambre.

- ¿Te apetece lasaña? Creo que mamá estará encantada de conocer a su nueva nuera.

- ¿Nuera? - Sonrió Angelina con timidez - ¿No crees que vas un poco rápido?

- Para nada.

- De acuerdo, George, pero antes... ¿Podrías hacerme tuya en este sofá? Llevo deseando repetir lo de aquella noche una eternidad... Y así nos vendrá un poco más de hambre para enfrentarnos a la famosa comida de tu madre.

-Claro, preciosa. A partir de hoy tus deseos son órdenes para mi.

La decisión de HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora