I'm a Girl and I'm in One Direction

Capítulo 37

Hi, Sweety

Ya estaba aterrizando el avión y mi estómago estaba muy apretado, las ansias me ganaban en todo sentido. Le envié un mensaje a Cory diciendole que ya había llegado al aeropuerto. Eran las 6:12 pm según mi teléfono, Liam ya debe haber llegado, pues dijo que estaría allí a las 6:00 pm. Es muy puntual cuando quiere.

Tomé mi maleta y me colgué el bolso en el hombro, buscando a mi novio con la mirada por todas partes, pero nada. Marqué su teléfono en mi iPhone y esperé un par de segundos, hasta que me contestó.

-Hola, linda, ¿dónde estás?-por su tono de voz deduje que estaba igual de ansioso que yo.
-Acabo de salir, ¿dónde estás tú...?
-Espera...ya te ví.-con eso, me colgó. Miré a todas partes, a cada persona que pasaba en frente de mis ojos a ver si localizaba a Liam, hasta que lo encontré.

Movió los brazos, llamando mi antención. Sonreí y avancé lo más rápido que pude por las maletas en su dirección.

**************

Narra Liam

¡Estaba ahí! No era una pantalla o un sueño, estaba realmente ahí, caminando hacia mí.

Sí, soñé con el varias veces. Fue inevitable, la extrañaba demasiado, nunca habíamos estado tanto tiempo separados y me hacía mucha falta. Pero ahora no, la tenía en frente, estaba mirándola como un completo idiota y...

-¿Qué esperas, Liam?-mi madre me sacó de mi burbuja de emoción.
-Ve a ayudarla.-dijo mi papá.
-Oh, cierto.-sacudí la cabeza y rápidamente fui a ayudar a mi chica.

Cuando ya estabamos a menos de un metro, dejó caer la maleta, y de un salto se abrazó a mi cuello. La rodeé con mis brazos sonriendo, finalmente la tenía conmigo.

-No sé cómo es que nuestra relación funciona a larga distancia.-susurré separandome un poco de ella, sólo para poder juntar su frente con la mía y poder verla a los ojos.
-Yo tampoco, pero no quiero que nada cambie.-sonreí ampliamente ante las palabras de Sherrie, adoro a esta chica. Noté que miró hacia el lado, vió algo que la tensó.-¿Viniste con tus padres?
-Sí, ellos quisieron.-me encogí de hombros y me incliné a besarla.
-Hey.-ella alejó un poco la cabeza, a lo que me quejé.-Tus padres están allí.
-¿Y eso qué?-intenté otra vez, pero se movió de nuevo. A Sherrie le daba vergüenza que nos vieran besandonos, piensa que son cosas para hacer en privado o algo así.
-Luego, ¿sí?
-Llevo un mes sin verte, te extraño.-hice un puchero, haciéndola sonreír.
-Yo también te extraño,-alzó el rostro y me besó la mejilla.-pero después te compensaré esta.-suspiré y puse los ojos en blanco.
-Está bien.-me agaché y recogí su maleta.-De haber sabido que te ibas a poner así no los habría traído.-ella soltó una risita y tomó mi mano libre entrelazando los dedos.
-Lo siento.-me incliné y besé su cabeza.

Si fuera por mí, la besaría inmediatamente...pero Sherrie se enojaría conmigo, y no quiero eso.

Mis padres la abrazaron como saludo. Ellos siempre me decían que adoraban a la chica que me hacía feliz, y nadie me había hecho más feliz que Sherrie. Ella era un ángel caído del cielo, siempre me hacía sonreír y me alegraba el día con una simple frase...Wow, que extraño es estar enamorado. La verdad es que nunca había estado tan loco por una chica, tuve mis enamoramientos, no lo niego, pero eso era más...leve, sólo cariño, incluso menos. En cambio, lo que sentía por Sherrie era amor, y del verdadero y profundo. Es un poco raro hablar de sentimientos, pero no lo puedo evitar, ella despierta en mí emociones que ni siquiera tenía idea de que existieran. Ella es mi novia, pero también es mi mejor amiga, sabe todo de mí, me conoce mejor que nadie, es mi compañera, mi chica...

Mi todo.

*************

Cuando llegamos a mi casa lo primero que hice fue arrastrarla a mi cuarto con la excusa de que iba a ayudarla a desempacar.

-Liam, ¿no podías esperarte unos minutos más?-me reprochó, pero supe que estaba medio agradecida también.
-La verdad, no.-rodó los ojos intentando reprimir una sonrisa, lo que no le resultó muy bien.

Dejó la maleta sobre la cama y comenzó a sacar algunas cosas. Yo me quedé observándola como un idiota. Su ceño ligeramente fruncido indicaba que estaba concentrada, noté que sus manos estaban templando un poco, ¿estará nerviosa por algo? Llegué finalmente a sus labios, sus perfectos labios con una fina capa de brillo labial sobre ellos, tenía todas las ganas de quitárselo.

Me coloqué detrás de ella y abracé su cintura juntando mis manos en su vientre, escondiendo mi rostro en su cuello y dejando que mi boca jugueteara por ahí.

-Liam...-se quejó, pero estaba casi seguro de que no se quejaba por que quería que parara.-Estamos en casa de tus padres.-advirtió a duras penas. Llevó sus manos a las mías e hizo algunas caricias.
-Lo sé, Sherrie. Lo tengo más que claro.-mordí su cuello, pero no para lastimar, sino para provocar. De los labios de mi novia se escapó un suave gemido, el cual silenció rápidamente tapando su boca con una de sus manos.
-Basta, no hagas eso.-se removió hasta que la solté para luego volver a desempacar.
-Hey...-acaricié su espalda sin malas intenciones, me gané su atención con facilidad.-no te enojes conmigo, por favor.
-No estoy enojada.-medio sonrió y acarició mi mejilla.-Es que no quiero que empieces algo que no podrás terminar.
-¿A qué te refieres?
-Estoy en mis días, Liam, no hubiéramos podido hacer nada aunque tuvieramos la oportunidad.-dijo lo último en voz baja, como si mis padres pudieran escucharla. Le sonreí y besé su mejilla.
-No durará por siempre, querida.-caminé a mi closet dejando a Sherrie con una carcajada saliendo de sus labios. Vacié un par de cajones en un mueble y, en el closet, le dejé cuatro colgadores y espacio para más ropa.

Volví a su lado decidido a besarla, o al menos a robarle un beso, ¡me desesperaba tenerla a mi lado y no haberla besado! Abracé su cintura, tomandola por sorpresa.

-¿Y eso qué fue?-preguntó risueña.
-Muero por besarte, hobbit.-puso los ojos en blanco por el nombre.
-Yo también, Payno, pero...
-¿Liam?-la voz de mi mamá se escuchó del otro lado de a puerta. Dejé caer mi cabeza hacia atrás, y cuando la regresé a la posición normal, encontré a Sherrie riéndose de mi mala suerte. Sin vergüenza. Entrecerré mis ojos, haciendola reír aún más, pero se cubrió la boca para que mi madre no la escuchara.
-¿Sí?
-La cena está lista, vengan a comer.
-No es divertido.-modulé, a lo que ella me respondió:
-Claro que lo es.-se lanzó a mi cama y tapó su rostro con una almohada para reírse en paz.
-En seguida bajamos.-respondí. Al sentir los pasos de mi mamá alejarse, Sherrie intentó respirar profundo para poder parar de reír, pero nada servía.-¿De qué te ries tanto?-pregunté con una sonrisa, sus carcajadas eran contagiosas.
-No lo sé.-rió casi sin aire. Puse los ojos en blanco.-Okay.-respiró varias veces hasta calmarse, no por completo, pero era pasable. Tenía las mejillas rosaditas de tanto reírse, lo que la hacía ver más adorable.-Lo siento, ya me callé, perdón.-se levantó y caminó en mi dirección.-Vamos.-tomó mi mano y tiró dulcemente de ella para irnos al comedor.

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