¡Dios! ¡No me lo puedo creer! ¡Ay, que emoción! Estoy sonriendo como una idiota y el corazón me late rápido por lo que acaba de ocurrir.
¿Pero qué cojones te pasa? Me pregunta mi subconsciente. No le respondo y sigo chillando de la emoción, internamente claro.
Voy a actualizar. Ha pasado media hora desde que empezamos a ir rumbo a Alemania. La cosa es que, después de haberme convertido en un tomate, decidí dejar el diario a un lado y concentrarme en otra cosa. Saqué mi portátil y empecé a revisar mi email, entre otras cosas.
Bueno, la cuestión es que estaba intentando concentrarme en la pantalla, ya que a mi lado izquierdo no paraba de escuchar risas. Agudicé el oído y escuché algo que me dejó paralizada. Menos mi corazón, que latía a mil.
—¡Jaden!
Era su nombre. Era su puto nombre. ¿Que cómo lo sé? Pues antes me había hablado y esta voz era diferente. La emoción que llevo encima no es normal. Aunque puede parecer estúpido, es decir, ni siquiera lo conozco. Pero al menos le puedo poner nombre al chico guapo del tren. Jaden. Joder, le va que ni pintado.
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El Pasajero del Tren
Short Story¿Lo que estaba haciendo se consideraba acoso? No lo creo, no lo había perseguido. Simplemente habíamos coincidido en el mismo vagón. ¿Estaba actuando como una psicópata? No lo creo, no es que estuviera obsesionada con él. Simplemente me había pareci...