5 - Mamá, me voy a morir

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Después del episodio del cargador, todo volvió a la normalidad. Cargué mi móvil y se lo devolví, explicándole avergonzada que me había dejado el mío. Él dijo que no importaba y ya está. Creo que me ha tocado la lotería en este vagón. A parte de atractivo, es majo. ¿Qué más necesito? Ah sí, que se interese por mí. Pero claro, eso nunca pasará.

Ya ha pasado más de media hora desde eso, y me estoy aburriendo como nunca. La señora de mi lado sigue dormida, y no creo que nada la despierte. Por otra parte, el chico guapo está con en el móvil.

De repente, se escucha un estruendo desde el frente. Asomo mi cabeza, al igual que todos, por el pasillo y veo una bomba de humo salir desde lo que parece ser la cabina donde está el centro de control. ¡¿Qué?! No, no, no, no. No me puedo quedar aquí atrapada. Pienso, mientras la gente habla más y más alto.

La tripulación del tren intenta tranquilizar a algunas personas, entre ellas yo. Sabía que ir en tren era mala idea. Tenía que haber hecho caso a mi madre.

La muchacha nos dice que no nos preocupemos, que en unos minutos se arreglará y todo eso. Yo no me tranquilizo, al contrario, empiezo a temblar y a ponerme más nerviosa.

Agarro mi móvil y como puedo abro el chat de mi madre. Le mando un mensaje, diciendo que estoy apunto de morir. Sí, confirmado. Si no muero ahora, cuando vuelva a Barcelona será mi madre la que maté. Creo que le he dado el susto de su vida.

Mi tono de llamada se hace presente, haciendo sonar la característica melodía del Iphone. Deslizo mi dedo a un lado, mientras pego la pantalla a mi oreja. Pero inmediatamente la alejo.

¡¿Cómo es eso de que te vas a morir?!

Los gritos de mi madre son tan fuertes, que hasta algunas personas se giraron a verme. Entre ellas, él. Pero no me doy cuenta hasta más tarde.

Mamá, lo siento. Debí hacerte caso. Tendría que haber cogido un puto avión. Ahora voy a morir. Me voy a quedar en la nada. Solo tengo un sesenta y cinco por ciento de batería. ¿Sabes qué es eso? Nada —hablé tan rápido que ni siquiera yo misma me entendí, pero estaba tan cagada pensando que me pasaría algo que me daba igual que algunas personas me estuvieran mirando raro.

Tranquilízate, Vee. Suele pasar Seguidamente, se escuchan unos pitidos. Mierda, no hay cobertura. Apago el molesto sonido y me desplomo en mi sitio, moviendo mi pelo hacia un lado nerviosa.

Siento una mirada puesta en mí y viene desde la izquierda. Lo miro y él me mira. Miro sus ojos verdes y rápidamente me sonrojo. Debo haber parecido una estúpida, poniéndome tan nerviosa.

Él se da cuenta de que se ha quedado mirándome demasiado, así que gira la cabeza nervioso y vuelve a poner la vista en su móvil. Espera. ¿Eso que veo en sus mejillas es rubor? Es tu imaginación, tonta. Me dice mi subconsciente. Ojalá hubiera podido mirar más tiempo esos ojos tan bonitos. Pienso.

El Pasajero del TrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora