Ya habían pasado cinco largas horas desde que salimos de Barcelona. Creo que la última media hora ha sido la más entretenida. El chico guapo estuvo lanzando palabras al azar, relacionadas con el universo.
—Me rindo. Dime cuál es —dijo él mirándome curioso.
Yo me quedé pensativa. Venga, díselo. Te mueres de ganas. Dijo mi subconsciente. Sí, tenía razón. Me moría de ganas de escuchar mi nombre salir de su boca. Al ver que no decía nada, habló de nuevo.
—¿Y si te digo yo el mío, me lo dirás? —Lo miré divertida. Si tan solo supiera que ya sé su nombre. Asentí y el volvió a hablar—. Soy Jaden. Y tú eres... —Me miró con una sonrisa, esperando a que siguiera la frase.
—Venus, encantada —Alargué mi mano derecha, para que le diera un apretón. Él se quedó unos segundos callado, hasta que salió del trance.
—Encantado, Venus. —Al escuchar mi nombre salir de su boca y su mano rozar con la mía, mi corazón estaba a punto de explotar. ¿Que acababa de pasar? —.¿Sabes? Tu nombre me recuerda a la diosa.
Creo que eso más bien lo quiso decir para sí mismo, pero lo llegué a escuchar. Inmediatamente me sonrojé. Venus, la diosa del amor y la belleza. ¿Está insinuando que soy guapa? No, no lo creo. ¡Por dios, Vee! No te montes películas. Nunca pasaría eso.
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El Pasajero del Tren
Short Story¿Lo que estaba haciendo se consideraba acoso? No lo creo, no lo había perseguido. Simplemente habíamos coincidido en el mismo vagón. ¿Estaba actuando como una psicópata? No lo creo, no es que estuviera obsesionada con él. Simplemente me había pareci...