Ya han pasado seis horas de viaje, y me estoy muriendo de aburrimiento. Ya he adelantado trabajo, he leído, he escuchado música, he dibujado, he escrito en el diario. No tengo nada más que hacer. Tampoco puedo dormir porque nos vendrán a dar la merienda.
Pero de mientras, no me toca nada más que esperar. El chico guapo todavía no había vuelto y la señora de mi lado se había ido a pasear junto a una amiga. Ojalá ser viejita e ir con mi amiga por ahí.
Suspiré mientras cerraba mi móvil y lo dejaba delante de mí. Aburrida, me empecé a mirar la mano. Después la muñeca, donde llevaba el brazalete que me dio mi padre. Sonreí al verlo.
De repente, escucho un golpe. Giro mi vista hacia la izquierda y veo al chico que está junto al chico guapo. Ahora que lo veo, tienen un parecido. Sólo que este parece tener un par de años más. Al verlo, puedo sentir que está frustrado.
—Ah, perdón. No era mi intención molestar —se disculpó, al ver que había echo ruido con ese golpe y que lo estaba mirando confundida.
—No, tranquilo —Le resté importancia. El no me respondió, solo miró apenado la pantalla de su móvil—. ¿Estás bien? —pregunté después de un rato de silencio y ver que él no cambiaba de cara.
—¿Cómo estarías tú al saber que tu novia te está poniendo los cuernos? —Soltó de golpe. Me quedé sin palabras. ¿Su novia lo estaba engañando?
—Lo siento por eso —Era lo único que podía decir. No lo conocía y no podía hacer nada.
—No tienes que sentirlo —Apoyó la cabeza en el cristal de la ventana y su mirada se perdió en el paisaje del exterior. Me dio cierta pena, ver a alguien así. Pero no podía hacer nada, a parte de intentar animarlo.
—Oye —Llamé su atención. El pareció escucharme, ya que me miró por un momento—. Si esa chica te ha engañado quiere decir que no era la indicada. Seguramente en el futuro llegue otra que sí valga la pena.
¿Me creía consejera del amor o algo? Puede que sí. Llevaba toda la vida ayudando a mis amigas con sus problemas amorosos, esto no era nada.
Pude ver una pequeña sonrisa en su cara. ¿Lo he logrado? Dime que sí.
—Gracias.
—No es nada —Le sonreí de vuelta, antes de hablar.
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El Pasajero del Tren
Short Story¿Lo que estaba haciendo se consideraba acoso? No lo creo, no lo había perseguido. Simplemente habíamos coincidido en el mismo vagón. ¿Estaba actuando como una psicópata? No lo creo, no es que estuviera obsesionada con él. Simplemente me había pareci...