32 - Entrenador

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Después de aquella vergonzosa escena, volvimos a nuestros asientos. Podía sentir la tensión en el aire, y no podía seguir callada. No había nadie despierto, aparte de nosotros.

Hey —Lo llamé. El despegó la mirada del suelo y la puso en mí. Había algo en sus ojos que no conseguía comprender. Un brillo. Uno que los hacía ver hermosos—. Me aburro. ¿Quieres hablar? —pregunté cómo si no hubiera pasado nada.

Esperé su respuesta, hasta que vi que se metió las manos en los bolsillos de la sudadera. Aún llevaba la capucha puesta, pero algunos mechones de su pelo negro caían por su frente. Demasiado sexy. Pensé.

Claro —respondió con una sonrisa.

¿Cómo alguien puede verse tan adorable y sexy a la vez? La duda quedará para siempre. Después de unos segundos pensando, decidí preguntar algo por lo que tenía curiosidad.

¿De qué trabajas, Jaden? —Lo miré, esperando su respuesta. Estaba con el codo apoyado en la mesa y un lado de mi cara en una mano. Él se quedó un rato callado.

Soy entrenador de fútbol —dijo como respuesta.

Me quedé sorprendida. ¿Entrenador? No me lo esperaba. Se ve demasiado joven para serlo. Aunque ahora que lo veo, tiene sentido. Es alto y de cuerpo atlético. Cuando llevaba la otra camiseta blanca, se veían sus brazos con músculos definidos. No era exagerado, pero sí parecía que hiciera deporte. No pude evitar no mirar. Quién no. Al ver mi cara de sorpresa, volvió a hablar.

Pero de niños pequeños —Aclaró riendo. Ah, con qué eso era. Ahora si tiene más sentido.

¿Tienes que ser estresante no, trabajar con niños pequeños? —pregunté al recordar aquella vez que me tocó supervisar la clase de unos niños de primaria. Quería morir.

No es para tanto. Me gustan los niños y también enseñarles. Es divertido y me gusta ver que se lo pasan bien —Me quedé callada al escuchar eso. ¿Le gustan los niños? Supongo que eso es un punto a favor...¡¿Pero que es lo que estoy pensando?! ¡Por dios!—. ¿Y tú? ¿Que haces? —preguntó curioso, mirándome. Salí de mis pensamientos y hablé.

Hice la carrera de Periodismo y ahora soy redactora. Por eso estoy volviendo a Alemania —Expliqué emocionada. La verdad es que casi nunca nadie me pregunta sobre mi trabajo y me gusta que lo hagan. Él me escuchó atento.

¿Volviendo? —preguntó algo confundido.

Sí. Estuve visitando mi familia en Barcelona, pero ya tengo que volver —dije, recordando la semana que he pasado con mi familia.

Ya veo —dijo asintiendo un poco con la cabeza. Su voz se volvió un pequeño susurro, que no llegué a entender. Antes de que se formara un silencio, volví a hablar.

¿Y tú? ¿Vienes a trabajar también? —pregunté interesada. Él levanto la mirada y me miró con una pequeña sonrisa.

No —respondió bajito.

El Pasajero del TrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora