30 - Compartir el internet

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Habían pasado pocos minutos desde que el chico guapo se fue a quién sabe dónde, después de haberle preguntado por qué me miraba. Ya eran las once de la noche, y eso quería decir que solo quedaban tres horas de viaje.

Solté un suspiro mientras me echaba hacia atrás. ¿Dicen que lo bueno siempre se acaba no? Pensé. No siempre te encuentras a un chico tan guapo y que parece agradable. Cerré los ojos mientras proyectaba lo que había pasado desde que me subí al tren. Volví a suspirar.

De repente, sentí algo chocar contra mi mejilla. Confundida, abrí los ojos y miré hacia todas las direcciones. Solté una risita al encontrar a Ethan mirándome con una sonrisa. ¿Pero qué tiene este chico con tirar bolitas de papel? Igualmente, me la guardaría al igual que las otras. Para el recuerdo, obvio.

Necesito que me hagas un favor —dijo mirándome suplicante. Lo miré con el ceño fruncido. ¿Qué tipo de favor le va a pedir a una desconocida?

Te escucho —le respondí mientras me sentaba bien.

¿Puedes compartirme tus datos? Se me han acabado y es urgente —Ah, así que era eso. Mi mente ya estaba imaginando muchas otras cosas.

Claro, pero no sé como se comparten —le dije mientras cogía mi móvil y lo desbloqueaba. Fui a ajustes y no hice nada más.

Yo sé, tranquila —No dije nada más y le tendí el móvil. 

Vi cómo miraba la pantalla de mi móvil y del suyo y tecleaba algo. Yo volví a lo que estaba haciendo, es decir, nada interesante. Al rato, escucho la voz de Ethan y el famoso apodo.

Ey, morena

¿Pero qué te ha dado con ese mote? —dije riendo, mientras lo miraba. Él rió también.

Toma. Y gracias por los datos, ya te lo he compensado —dijo giñándome un ojo. Yo lo miro confundida. ¿Cómo que ya me lo ha compensado? No le tomé mucha importancia y volví a coger el móvil.

No ha sido nada.

Al acabar de decir aquello, me dio una sonrisa antes de volver su vista a la pantalla del móvil. Unos segundos después, el chico guapo vuelve. Nuestros ojos se encuentran y siento un cosquilleo en mi interior.

¿Sonaría loco decir que lo echaré de menos? Claro que sí, ni siquiera lo conocía. No era nada mío. Por desgracia.

El Pasajero del TrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora