4 - Cargador

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Había pasado una hora. Una de las muchas que quedaban. Eché mi cabeza hacia atrás en el asiento y resoplé aburrida. Realmente odio los viajes tan largos. Podría haber cogido un vuelo, pero desde que viajé de vuelta a Barcelona la última vez, le había pillado asco. Había tenido un servicio malísimo, y aún tenía la espinita clavada.

Desbloquee mi móvil por no sé cuanta vez para mirar la hora. Agh, es la misma de hace segundos. Entonces vi algo que me alarmó. Tenía menos de diez por ciento de batería. Eso me pasa por haber estado jugando al Candy Crush mientras esperaba a que el tren llegara.

Mierda, mierda, mierda. Rebusqué en mi bolso, pero nada. Me he dejado el puto cargador. Miro a mi lado derecho y veo a la señora con los ojos cerrados. Es una viejita, de pelo canoso y por lo que pude ver ojos marrones. No creo que tenga un Iphone.

Miré hacia otro sitio, a mi lado izquierdo. Veo que el chico guapo tiene el móvil en mano. Un Iphone. Dice mi subconsciente. Veo que está quitando el cable de lo que parece ser el cargador y lo está guardando en su mochila. ¡No! Tengo que actuar rápido. ¿Qué hago? Pedírselo, duh. Dice mi subconsciente.

Eh... —logro articular, mientras lo miro—. Perdona —Estoy más que nerviosa y se puede notar en mi voz. El chico se gira y me mira confundido. No dice nada y espera a que siga hablando—. ¿Me podrías prestar tu cargador?

Esperé su respuesta, a punto de estallar de los nervios. Estaba segura de que me diría que no.

Claro, toma —Y me tendió el cable. Espera. Me lo ha dado. ¿Qué?

El Pasajero del TrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora