31 - Salvación

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Voy a empezar agradeciendo a Ethan. Si no hubiera sido por él, no estaría aquí escribiendo esto. Ahora, voy a proceder a contar lo que me acaba de pasar.

Había pasado aproximadamente quince minutos desde mi charla con el hermano del chico guapo. Tenía ganas de ir al baño y de paso llamaría a Kiara para avisarle que llegaría a las dos de la madrugada. Pobrecita, con lo que le gusta a ella madrugar.

El vagón estaba en completo silencio, solo se escuchaban los leves ronquidos de Rosemary. Caminé intentado no despertar al resto de los pasajeros y llegué al cubículo. Hice mis necesidades y llamé a Kiara. Reí al escuchar sus insultos y su voz adormida.

¿Entonces me vendrás a buscar tú o Franky? —dije divertida, imaginándome a su perro conduciendo su coche. Me despedí de ella acordando que nos veríamos en la estación. Guardé el móvil en el bolsillo de mis jeans y me miré por última vez en el espejo. 

Me acerqué a la puerta y quité el seguro. Pero al tratar de girar la manilla y tirar de ella, la puerta no se abría. Me alarmé al instante. No, esto no me puede estar pasando. Volví a hacerlo, pero con más agresividad. Seguía sin abrirse.

Mierda —dije por lo bajo. 

Di golpes desesperados y pedí ayuda, pero nadie venía. Me moví por el pequeño lugar, mientras peinaba mi pelo a un lado, nerviosa. Algo en mi cabeza se encendió. ¡Claro! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Podía llamar a Alex y él vendría a ayudarme.

No sé cuántas veces lo llamé, pero no me lo cogía. Maldecí por lo bajo. No había nadie más que me pudiera ayudar.

Miro la pantalla del móvil, mientras deslizo los contactos. Un nombre en concreto llama mi atención. Jaden❤ era él nombre de un número que no había visto en mi vida. Fruncí el ceño y traté de recordar. No conocía a ningún Jaden, aparte del chico guapo del tren. 

Las palabras de Ethan vinieron a mi mente. Entonces todo cobró sentido. No me digas que él...

Le di al icono del teléfono y me lo puse en la oreja. Sentía un cosquilleo y las manos me temblaban. Seguramente era por el miedo a quedarme encerrada.

¿Diga? —Su voz  ronca hizo que mi corazón se acelerara. Ahora que lo pienso, antes de que me fuera estaba profundamente dormido.

Emm...Soy yo, Venus —dije algo nerviosa. ¿Me reconocerá?

¿Venus? ¿Cómo tienes mi número? —Podía notar la confusión en su voz. No perdí más tiempo y le dije lo importante.

Necesito que vengas al baño, es urgente. Estoy atrapada... —dije algo avergonzada. 

No escuché su respuesta, ya que la llamada se cortó. Genial. Ahora sí que no tenía a nadie para que me ayudara. Ethan, ¿No podías haber apuntado tu número también?

Unos minutos después, sentí unos golpes en la puerta. Esperanzada, miré hacia ella. Vi que la manilla se movía y los golpes eran cada vez más estruendosos. Hasta que ocurrió.

Pasó demasiado rápido, pero nunca me olvidaré de esos ojos verdes. La puerta se abrió de inmediato y lo próximo que vi fue la cara del chico guapo demasiado cerca de la mía.

Estaba contra la pared del pequeño baño, con su cuerpo demasiado cerca del mío. Su aroma era el mismo que el de la primera vez que estuvimos cerca. Dulce y adictivo.

Nuestros ojos se miraban fijamente. Sentí su respiración cerca de mí. También mi corazón a apunto de salirse. Había golpeado la puerta tan fuerte, que la había abierto con el golpe de un hombro. No había calculado la fuerza y se había tambaleado. Pero había llegado a agarrarme de los hombros y apoyarse, así empujándome hacia atrás y chocar con la pared.

Se separó rápido y nervioso, apartando su mirada de la mía. Salí de mis pensamientos y podía sentir cómo mis mejillas se calentaban. Lo que no te pasa a ti, no le pasa a nadie. Dijo mi subconsciente. Le dí la razón.

Gracias Jaden —dije cuando ya habíamos salido de allí. El me miró por unos segundos, sin decir nada. Hasta que me dio una sonrisa. Qué guapo que es. Pensé.

El Pasajero del TrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora