Me quedé hablando con Alex durante muchos minutos, y sin darme cuenta ya había pasado media hora.
—Ay, no sabes lo feliz que me hace verte de nuevo —dije mientras le desordenaba el pelo, cosa que sabía que odiaba. Su melena rubia no había cambiado, tampoco sus chispeantes ojos azules.
—A mí también, mi amor. Pero, creo que es hora de que me vaya yendo —dijo sonriendo y mirándome pícaro.
—¿Qué? ¿Por qué? —No quería que se fuera, era el único amigo que tenía aquí para hablar, y si volvía a mi asiento me aburriría.
—¿Por qué no me dijiste que habías venido con tu novio? —Lo miré como si tuviera un tercer ojo. ¿Novio? ¿Yo? Qué gracioso.
—Pero que dices —dije riendo y negando con la cabeza. Pero él volvió a hablar mientras miraba a mis espaldas.
—¿Entonces, quién es ese papasito que no deja de mirarme como si me quisiera matar? —dijo él, sin apartar la mirada de algo o alguien que se encontraba detrás de mí. Confundida, me giré también.
Mi cara debió ser todo un cuadro, al encontrar al chico guapo mirándonos a mí y a mi amigo, sin disimulo alguno.
Al chocar mi mirada con la suya, pude ver cómo giró la cabeza nervioso y se fue rápido por uno de los vagones. ¿Qué acaba de pasar? ¿Me estaba mirando?
—Vale, estoy flipando —Volví a mirar al rubio, y este se río por mi cara.
—¿Es tu novio o no? —preguntó él, mirándome con curiosidad. Yo no le respondí, estaba demasiado ocupada pensando en qué había sido eso.
—Es el chico guapo que se sienta por donde yo —le dije divertida. Él se largó a reír.
—Nunca cambiarás, mi amor.
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El Pasajero del Tren
Short Story¿Lo que estaba haciendo se consideraba acoso? No lo creo, no lo había perseguido. Simplemente habíamos coincidido en el mismo vagón. ¿Estaba actuando como una psicópata? No lo creo, no es que estuviera obsesionada con él. Simplemente me había pareci...