Cuando tenía 13 años la mayor parte del tiempo sólo éramos Liam y yo en casa, el aprovechaba para llevar a su novia de aquel entonces que se llamaba Darla. Liam tenía 18 y pronto entraría en la facultad de negocios, pero hasta que eso ocurriera se la pasaba vagando por nuestro hogar, no le importaba que yo estuviese mirando y en más de una ocasión andaba como Dios lo trajo al mundo. Mi hermano tenía el cuerpo de un adonis y aunque yo era de color él tenía la piel blanca y perfecta, había salido a nuestro padre...
—Darla viene hoy, así que será mejor que no molestes mocosa— me alboroto el cabello y se quitó el polo por encima de los brazos, todas mis amigas morían por tener una pequeña brecha para contemplarlo, yo oraba para que se fuese pronto a la universidad, algunas cosas en mi cabeza no funcionaban bien cuando él estaba cerca.
El timbre sonó y de manera desganada camine hacia la puerta porque sabía quién se encontraba detrás de ella. Darla me regaló una sonrisa forzada como siempre y pasó por mi lado para entrar en la casa embistiéndome con su brazo, era una puta de mierda, pero nunca decía aquello en voz alta aunque ganas no me faltaban, se creía la gran cosa por llevar aquella minifalda y la boca pintada de rojo carmesí, si ella supiera las maldiciones que echaba mamá cada vez que tenía que luchar para sacar aquel labial de las camisas de Liam.
Subió los escalones de dos en dos y me regaló una extraña sonrisa antes de desaparecer en la división del segundo nivel y después de unos minutos subí a mi habitación para taponarme los oídos, era la única forma de ahogar los gritos de la muy zorra, me deje caer sobre la cama y sin estarlo buscando me quedé dormida con California Dreaming de fondo.
***
Me desperté sobresaltada y algo aturdida y mire el reloj que descansaba en mi mesilla de noche sólo había transcurrido una hora y era probable que la zorra se hubiese ido. Lleve mis pasos al pasillo y camine con la cabeza baja hacia el baño, pero algo en particular llamo mi atención y era que la puerta de Líam estaba abierta, debía pasar frente a ella para llegar al baño y me debatí entre sí hacerlo o no, pero aquella era mi maldita casa también así que lo hice y fue un grave error.
Darla se encontraba completamente desnuda encima de Líam y gemía como si en eso se le fuese la vida y la Litzy de 13 años no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. Me quedé allí paralizada como una maldita pervertida viendo como aquella chica subía y bajaba sobre el pene de mi hermano, entonces algo ocurrió. Líam miró en mi dirección y en vez de pararse a cerrar la puerta y gritarme por estar fisgoneando me miró con diversión. Con una diversión perversa que no entendí en aquel momento y me eché a correr con el corazón desbocado para esconderme en mi habitación.
Cerré la puerta detrás de mí y me lleve la mano al pecho, escuche unos pasos bajar las escaleras y luego otros acercarse de manera sigilosa a mi habitación, me sobresalte cuando aquel golpe seco llego a mi puerta y me aleje de ella como si el simple hecho de estar allí me quemara la piel, entonces la manilla comenzó a girar y cuando se abrió por completo divise a Liam allí de pie completamente desnudo, comencé a dar pasos a ciegas hacia atrás pero sabía que mi cama los interrumpiría y en menos de un segundo el cuerpo fornido de mi hermano se encontra frente al mío, muy cerca, demasiado cerca.
Baje la mirada no podía sostenérsela, pero este puso su dedo en mi barbilla y me obligo a mirarle de nuevo, tomo mi mano en la suya y la deslizo por su abdomen y algo en mi bajo vientre se apretó tan malditamente fuerte que sentí que me desmayaría allí mismo. Y aunque suene asqueroso me gusto y aquella no fue solo la primera vez que Liam entro en mi habitación.
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Los Secretos De Litzy (Chicas Gordas #4) BORRADOR
Teen FictionSIN EDITAR Litzy Brown no creía que el amor existiera, había vivido en carne propia el dolor de saber que la persona que más amas, es la que te puede herir más profundamente. Su infancia fue turbulenta y por el alcoholismo de su madre su vida se con...