Epílogo

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Había vendado los ojos de Litzy y la guiaba por el camino de entrada de aquella casa. Nuestra casa. Después de los hechos ocurridos el otoño anterior, al fin nos estábamos mudando juntos, Litzy tenía sus pequeñas resistencias al principio, pero había dicho que si, en el momento exacto en que tuvo aquel retraso en su periodo, no quiso hacerse una prueba de embarazo casera, sino que fuimos directo por una prueba de sangre, me desmaye al leer los resultados, fue demasiado impactante, terrorífico y hermoso a la vez, un subidón increíble.

Deje caer la venda de sus ojos y ella se quedó en silencio, no quería ver su rostro, me quedé detrás de ella, porque me aterraba el hecho de ver decepción en su mirada, había pensado un millón de veces en si era buena idea comprar aquella casa, tenía un jardín frontal hermoso, un patio trasero impresionante y el interior era de ensueño, pero no sabía si a ella le gustaría.

— ¿Entonces? —Pregunte, porque me sentía ansioso por saber su respuesta.

Se giró y sus ojos se encontraban llenos de lágrimas, me sorprendió verla así y acune su rostro en mis manos con urgencia, no quería verla llorar, me prometí a mí mismo que ella nunca lloraría de tristeza, aunque sabía que no podía evitar todos los momentos de tensión en nuestras vidas, aun así en este momento no quería verla llorar.

—No te gusta, puedo comprar otra, por favor no llores amor —Dije con urgencia, negó con la cabeza y pasó la mano por su vientre que ya empezaba a notarse.

—Es que —Dijo con la voz cortada, me abrazo y descanso su cabeza sobre mi pecho —Me gusta demasiado Ethan, es hermosa, Dios, lamentó estar tan sensible —Deje un beso sobre su cabeza y me sentí aliviado, quería hacerla feliz y que le gustará, era algo tan simple, pero me llenaba de una inmensa felicidad.

Un claxon llamo nuestra atención en aquel momento y con una sonrisa enorme Cassie se bajó de la camioneta y se acercó a nosotros, Litzy y ella se estrecharon en un abrazo, las dos tenían un vínculo irrompible y ahora se convertían en vecinas, eso era una bomba de tiempo, pero Jack y yo teníamos que tener los pantalones bien puestos.

—Bueno, dejaré que se ubiquen y luego vendré para ponernos al día —Volvieron abrazarse y luego Cassie camino a su casa, ponerse al día significaba un día completo para ellas dos, pero eso era algo inevitable.

Tome su mano y la guíe al interior de nuestro hogar, donde emprenderíamos este caótico camino de ser padres, donde descubriríamos juntos las rosas y espinas de la vida en pareja, aunque sé que juntos somos un buen equipo, juntos todo encajaba. Mire con devoción a la mujer a mi lado, había aumentado un poco más de peso y aun así se veía demasiado hermosa, amaba sus curvas, amaba la forma de sus pechos que encajaban perfecto en mis manos y el olor a canela de su cabello. Y amaba más que nada el hecho de saberla mía sólo mía.

Los Secretos De Litzy (Chicas Gordas #4) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora