Capítulo 11. Estupefacto

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Capítulo 11

Estupefacto

Ethan

Todo el estadio se había puesto de pie y yo corría con el balón las últimas yardas para poner fin al partido, este touchdown quedaría para la historia en el fútbol americano universitario. Esquive uno, después el otro y sólo quedaban unos pocos centímetros, el estadio completo se había silenciado y cuando llegue a línea de anotación todos estallaron en gritos de júbilo y alegría, Jack me cargo sobre su hombre y aunque él era el quarterback éramos un equipo y habíamos dejado todo lo que somos y cuanto somos en el partido de esta noche por el campeonato estatal.

—Buena jugada Ethan—Dijo Jack mientras me dejaba sobre mis pies y nos dimos un apretón de manos seguido de un abrazo.

Todo el estadio se había aglomerado en el campus y busque entre la multitud la morena de ojos marrones por la cual me encontraba perdido, pero no la encontré, si vi como Cassie se colgaba de Jack y lo besaba con desenfreno y orgullo y detrás de ella Lía, Theresa y Maddie quien se acercó a mí con algo de vergüenza, la mire con extrañez pero ya uno de los chicos me había dicho que ella se había fijado en mí.

—Felicidades Ethan—Se encogió de hombros y me pareció muy tierna. Maddie es de esas chicas bonitas, pero puritanas y realmente no encajaba en el grupo de las BG (Big Girls) pero se empeñaba en estar con ellas.

—Muchas gracias— le regale una corta sonrisa —Oye, ¿has visto a Litzy?—pregunte, su rostro se arrugo con molestia.

—Salió mucho antes de que el partido comenzara—dijo dándole poca importancia.

—Preguntas por tu chica— vocifero Theresa sentí un cosquilleo en el estómago por la afirmación de que Litzy era mi chica y asentí—Le puso un texto a Cassidy, al parecer se sentía mal y se fue a la residencia —Asentí nuevamente y le regale otra sonrisa a Maddie, quien me la devolvió con algo de tristeza, pero lo sentía mucho por ella había llegado tarde a mi vida.

—Sr. Rogers —El entrenador Callaham se interpuso en mi camino con otro señor que no había visto antes.

—Si entrenador—dije con los dientes apretados, pero tratando de sonar respetuoso.

—Él es el entrenador Douglas de las Panteras de Carolina del Norte y deseaba conocerte para hablar de una futura propuesta—Callaham miró a Douglas y luego a mí de manera estúpida como siempre, pero aquello eran maravillosas noticias para mí.

—Buen partido chico y me pondré de acuerdo con el señor Callaham para pautar una reunión contigo y el otro compañero tuyo—Se quedó pensativo por un momento—Howard—Puntualizó, asentí y por primera vez desde hace 10 minutos regale una genuina sonrisa, no podría quitarme a Jack de encima aunque quisiera.

Callaham y Douglas tomaron la dirección contraria a la mía y yo lleve mis pasos al estacionamiento hacia mi jeep, no perdería el tiempo buscando mis cosas en los vestidores, así que con todo y uniforme emprendí el camino hacia la residencia, sabía que Litzy quizás dormía, con todo lo que había pasado este día debía encontrarse más que agotada, pero no ocuparía mucho su tiempo, sólo quería ver su rostro y besar sus labios para saber que todo seguía bien entre nosotros, aunque aún no se definía ese "Nosotros"

Una neblina ligera cubría toda el área verde y las luces exteriores y algunas interiores se encontraba encendidas, pero lo que más llamó mi atención fue la camioneta estacionada frente a la entrada principal y luego un poco más allá pude observar la presencia de dos personas que hablaban agitadamente. No me preocupe en aparcar el Jeep y me lancé del mismo cuando repare en el hecho de que Litzy era la que discutía con la otra persona.

— ¡Deja de pretender ser mi dueño!—dijo Litzy con enojo y algo exasperada.

— ¿Qué pasa aquí? —dije acercándome a Litzy quien me miró sorprendida.

—Ethan ¿qué haces tú aquí?—dijo con nerviosismo y eso me puso alerta, me acerqué más ella y acune su rostro en mis manos, pero su hermano encolerizado nos separó.

—No te atrevas a tocarla —Bravío y Litzy comenzó a llorar—No vuelvas a tocarla en tu vida.

—Por favor Líam, déjanos en paz, déjame vivir mi vida—Su voz era suplicante y podía sentir el dolor que escondía sus palabras.

—Nadie te amara como yo Litzy Brown —Me quedé estupefacto y no daba crédito a lo que acababa de escuchar, porque Líam Brown no había dicho aquellas palabras como hermano, sino como hombre.

Los Secretos De Litzy (Chicas Gordas #4) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora