SIN EDITAR
Litzy Brown no creía que el amor existiera, había vivido en carne propia el dolor de saber que la persona que más amas, es la que te puede herir más profundamente. Su infancia fue turbulenta y por el alcoholismo de su madre su vida se con...
El viernes por la mañana, en el silencio antes de que los rayos del sol salieran por el este, decidí salir a correr, las hojas secas del otoño adornaban toda la parte frontal de la casa fraternidad y Eric el jardinero ya se afanaba por dejar todo limpio antes de que los chicos despertarán, lo salude con un gesto de la cabeza, me coloque los auriculares y comencé a trotar sin destino alguno, hace mucho que había perdido el rumbo, desde que mire por primera vez aquellos ojos marrones.
No me había dado tiempo a pensar en mi conversación con Litzy, el entrenamiento había sido tan extremo en esta semana, que no me había dado tiempo a pensar en nada en realidad, pero la espina llamada Litzy Brown estaba ahí clavada dentro de mí y no podía sacarla aunque ya lo había intentado y sentía como se hundía un poco más cada día, esperaba no terminar muriendo desangrando al final.
— ¿Cassidy?—dije mientras detenía el paso la vibración de mi teléfono me había sacado de mis patéticos pensamientos.
—Hay un tipo afuera de nuestra residencia, no sé quién es pero Litzy parece si saber de quién se trata y está bastante alterada —Me quedé en silencio sopesando sus palabras y no encontrando el sentido a las mismas.
— ¿Qué quieres que haga? —pregunte y luego un golpe seco más una maldición por parte de Cassidy fue lo que escuchó y pretendía colgar pero antes escuche su voz.
—No vengas— dijo con la voz quebrada—Quédate donde sea que estés—La voz de Litzy se escuchaba rasposa como si hubiese estado llorando y luego el pitido de la llamada termino aquella rara conversación.
Marque el número de Jack, mientras dirigía mis pasos a la residencia donde vivían las chicas, porque presentía que aquella persona tenía que ver con el pasado oscuro de Litzy, es más me atrevía apostar que esa persona era el porqué de la formar de ser de aquella chica y no estaba dispuesto a permitir que nadie quien fuese hiciese de su vida una mierda, las cosas entre nosotros eran demasiada tensas para agregar algo más.
Me detuve a unos cuantos metros de la entrada y justamente allí había un chico de pie mirando fijamente las puertas dobles. Su cuerpo era fornido y tenía la cabeza rapada, tenía la mano en los bolsillos de su abrigo y cada dos por tres miraba al suelo, camine de manera sigilosa hacia a él y luego vi la camioneta de Jack acercarse, no puedo negar que me sentí respaldado, era la primera vez que se podía decir que tenía un amigo al cual acudir.
—Tú no eres de por aquí —dijo Jack de manera intimidante, el chico lo miro y luego clavó su mirada inyectada en sangre en mi.
—Sabes que no es correcto pararte frente a una residencia sin más—dije caminando un poco más a él—Y más una solo de mujeres.
—Sólo quiero ver a mi hermana—dijo con voz queda—Litzy Brown, soy Líam Brown —los dos lo miramos cuestionante porque el tipo frente a nosotros parecía todo menos el hermano de Litzy—Nuestros padres eran una pareja interracial—Aun estábamos incrédulos ante su declaración.
Hurgo en sus bolsillos y luego saco una fotografía, en ella se encontraba Litzy a su lado, una señora de color en medio y un señor de tez blanca a su lado muy parecido al chico frente a nosotros, Jack y yo nos miramos con complicidad aun desconfiando, pero nos había mostrado una prueba contundente o eso era lo que nuestra mente nos quería hacer creer, en estos tiempos existían varias técnicas para hacer foto montaje, aunque aquella fotografía parecía tener varios años.
—Yo iré hablar con ella —Jack asintió y me dispuse a llevar mis pasos al interior del edificio pero la mano de Líam me detuvo.
— ¿Por qué irás hablar con ella? ¿Porque no solo la llamas? —quizás estaba loco o paranoico pero vi algo de molestia en los ojos del chico, una molestia que no era la de un hermano por su hermana, era algo así como cuando me molestaba por las cosas que hacia Litzy. Quite su mano de mi brazo con poca sutileza y me acerqué a él de manera amenazante.
—Porque ella es mi chica y si no ha salido verte alguna razón habrá—Sus manos se apretaron sobre mi abrigo con más fuerza de lo normal y vi en su mirada la palabra con C que me negaba a mencionar, entonces me asuste porque el pensamiento que paso por mi cabeza fue demasiado retorcido.
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