Capítulo 20
Mi Castigo
Litzy
El olor a jazmín me recordaba mi adolescencia, era las misma fragancia que use por años y era el olor que usaba también en las velas aromáticas para ambientar mi habitación, Líam cerraba los ojos cuando inhalaba aquel aroma y durante aquel tiempo hacerlo feliz con aquel mínimo detalle me derretiría el corazón, años después me daría cuenta del error que estaba cometiendo con aquella acción, con permitir que él se colara todas las noches en mi habitación, ahora estaba pagando muy caro las consecuencias.
Mire a mi alrededor y el lugar me parecía muy familiar aunque me encontraba aturdida, lo último que recuerdo es haber salido del trabajo, Ruth y yo tomamos caminos distintos y luego todo es confuso, entonces el rostro de Líam apareció en mi cabeza, me erguí repentinamente y sentí un dolor punzante en la parte de atrás por encima del cuello, lleve mi mano allí y cuando me vi los dedos quedé presa del pánico. Estaban empapados en sangre.
—Veo que has despertado —Dijo una voz, dejándome totalmente fría.
— ¿Dónde estoy? —Pregunté, aunque mi voz ya no se sentía como mi voz y no pude evitar poner las manos sobre mi garganta.
—Estabas gritando mucho, seguro te has desgarrado alguna cuerda —Estaba aterrada, porque con la tranquilidad con la que Líam había pronunciado aquellas palabras era desconcertante.
— ¿Dónde estoy? —Repetí tratando de sonar menos asustada.
—No recuerdas este lugar —Dijo con algo de asombro. —Si te esfuerzas un poco más sé que lo reconocerás —Volví a tocar mi nuca y me erguí un poco más, entonces lo supe.
Los recuerdos más retorcidos de mi vida, los momentos más asquerosos de mi adolescencia los había pasado en este lugar, no podía creer que me encontraba de nuevo aquí, en la casa familiar, donde todo este asunto con Líam comenzó, donde toda esta enferma relación entre mi hermano y yo creció Pero ¿ cómo era posible? ¿Cómo podía estar todo intacto? Mi habitación era la misma de aquel entonces, esto no tenía sentido.
—Te noto confundida —Dijo acercándose a mí y me moví a la defensiva.
—No te acerques a mí —Dije con malestar — ¿Cómo es posible que exista esta casa? —Pregunté desorientada.
—Papá quería hacerlo, pero no se lo permití —Lo mire con desconfianza y contraje el rostro cuando otro dolor punzante pasó por mi cabeza —No podía permitir que otras personas vivieran aquí—Continuo —nadie podía dormir en esta habitación que no fueses tu Litzy.
—Estas enfermo Líam —Dije mientras este se ponía de pie de manera repentina y acercaba a mi amenazante.
Sus ojos estaban inyectados en sangre y su corbata colgaba sobre su cuello, se había quitado la chaqueta y llevo las mangas de su camisa blanca más arriba de sus codos, su cabello estaba desaliñado y cualquier otra mujer pudiese haberse rendido ante la belleza de mi hermano, pero yo no era ya esa niña, lo amaba, pero no de la manera enferma en que él quería que lo hiciera y si hubiese tenido la oportunidad, hubiese luchado para recuperar a mi hermano, pero entre nosotros no existían las segundas oportunidades, entonces mire las gotas de sangre en su camisa y me di cuenta de que él estaba dispuesto a todo.
—Sé que amas al tal Ethan —Dijo con los dientes apretados—Y sabes porque lo sé —Me miró fijamente y acercó su rostro al mío —Porque nunca me miraste a mí, como lo miras a él, nunca lloraste por mí, como lo has hecho por él.
—Líam, por favor déjame ir nadie tiene que saber esto.
— ¡No! —Grito enfurecido —Quieres engañarme como siempre y sé que sigue siendo la misma, porque aunque hayas cambiado tu apariencia, eres la misma, me traicionaste Litzy —Sentí dolor al escuchar sus palabras, pero no le demostré que me habían afectado.
—Soy tu hermana Liam, ¿qué parte de que tenemos la misma sangre aún no entiendes? —Le pregunté —Porque yo lo comprendí hace mucho tiempo, comprendí que esto estaba mal, que lo que estábamos haciendo era enfermo y asqueroso —Entonces se rompió, vi como la mirada en sus ojos cambiaba, mire como sus hombros cayeron derrotados, pero también sabía que no saldría viva de allí. Yo lo había traicionado una vez y él me había traído hasta aquí para hacerme pagar.
—Mereces ser castigada —Dijo y entonces saco un arma.
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Los Secretos De Litzy (Chicas Gordas #4) BORRADOR
Genç KurguSIN EDITAR Litzy Brown no creía que el amor existiera, había vivido en carne propia el dolor de saber que la persona que más amas, es la que te puede herir más profundamente. Su infancia fue turbulenta y por el alcoholismo de su madre su vida se con...