Secreto #5

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Los días anteriores al juicio de Líam mi madre colapso y aunque no me lo dijera sabía que me culpaba, su mirada llena de ira hacia mí la delataba y sabía que se tragaba sus palabras por mi padre, pero aquella noche el día antes de ir al juicio explotó, había comenzado a romper todos los platos de la cocina y gritaba improperios cosa que nunca antes había hecho, mi madre se encontraba rota, estaba desecha y me sentí como la mierda porque amaba aquella mujer con mi vida, pero nunca me detuve a pensar en cómo la destruiría si un día descubría lo que pasaba entre Liam y yo, la muestra de aquello era devastador.

—Por favor Sonya, deja de hacer eso—decía mi padre tratando de calmarla — Nada se va arreglar con que destruyas toda la casa —Mi madre lo miro enfurecida y le lanzó un plato, yo miraba todo aquello sentada en el último escalón con lágrimas en los ojos.

—Perdí a mis hijos Ronner, los perdí a los dos y ahora Líam irá a la cárcel y perderá todas las oportunidades que tenía en su vida y Litzy—un silencio acompaño la mención de mi nombre y las palabras siguientes de mi madre nunca las espere —Litzy no tiene sueños ¿Qué crees que hará con su vida? — mi madre se dejó consolar por mi padre y se sostuvo de él para no derrumbarse—Ella es tan culpable como él Ronner, me quito a mi Liam — Me puse de pie y camine a mi habitación no tenía las fuerzas para seguir escuchando, pero mucho menos para seguir respirando.

Me quedé de pie mirando por la ventana, preguntándome ¿Por qué había nacido? ¿Por qué había llegado a este mundo si iba hacer tan infeliz a mis padres?, si acabaría con el futuro tan brillante de mi hermano, si nunca podría enamorarme o permitir que alguien se enamorara de mí, si era asquerosa y repugnante para todos, si acabaría siendo una prostituta sin sueños y desalmada, entonces con el rostro bañado en mis lágrimas saladas y sin pensarlo dos veces me lancé por la ventana.

La sensación de vacío no se hizo esperar y los segundos antes de impactar contra el frío pasto del patio trasero, me arrepentí de haberlo hecho pero ya era demasiado tarde, entonces el golpe llegó y con ello la oscuridad que me acompañaría por los siguientes años de mi vida, una oscuridad que llegaría para instalarse dentro de mi robándome la felicidad, la alegría, la niña que un día fui y que nunca más volvería a ser.

Desperté días después en el hospital cubierta de aparatos y sintiendo como si un tren me hubiese pasado por encima, hubiese preferido estar muerta, porque cuando vi el rostro de mi padres supe que lo único que había hecho era empeorar las cosas, pero ya no podía deshacerlo, ya había acabado con su vida de todas las maneras posibles, así que intente dejar de luchar para que la muerte me llevará.

Los Secretos De Litzy (Chicas Gordas #4) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora